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Bajaron a la estación de trenes una vez que estuvieron en la parada de Damyang-gu, un condado en la provincia de Jeolla del Sur, donde se encuentran los bosques de bambú más conocidos de Corea del Sur. O, en otras palabras, la pequeña ciudad en la que Ha Neul y Baek Hyeon habían nacido. Se trataba de la primera vez que alguien que no era de la familia se unía a las fiestas y se sentía especialmente nerviosa de que Yoon Gi fuese a pasar una noche tan especial junto a ellos. Aunque todo dependería de lo que sucedería después de que ella les explicase a sus padres sobre su embarazo. Por fortuna, su hermano estaba allí para apoyarla, a pesar de que todavía Yoon Gi y él mantuviesen una relación que se basaba en vistazos de soslayo y gruñidos malhumorados. Pero es mejor que nada, admitió para sus adentros al verlos discutir con miradas silenciosas sobre a dónde se dirigirían primero a comer. La muchacha soltó un suspiro de cansancio, colgó su bolso al hombro y pasó entremedio de ambos, sin importarle empujarlos en el trayecto, y les indicó que la siguieran con un movimiento de cabeza. Su casa no estaba muy lejos de allí y en el camino había un parque al que Baek Hyeon y ella solían ir de niños donde estaba un viejo carro de comida.

- Tendremos tres ddeokggochi, por favor – pidió la joven.

- Aquí tienes, Ha Neul-ah – le dijo el anciano, entregándole tres palillos largos de tortas de arroz fritas -. Es bueno volver a verte.

- Gamsahabnida, Yoon Jung-ssi.

Le entregó uno a cada uno, interrumpiendo con una segunda batalla de miradas, y los obligó a sentarse en el césped fresco de la mañana mientras comían, disfrutando del paisaje de las parejas y niños que se paseaban en el parque en ese día soleado y festivo. Aunque lo que más la asombró de todo ello fue el instante en que Yoon Gi se puso de pie, vistiendo su camiseta blanca con camisa cuadriculada, vaqueros negros y zapatillas del mismo color, y le alcanzó un balón de soccer a unos pequeños que jugaban a unos metros de distancia, para terminar siendo llamado por ellos para formar parte del partido por algunos minutos, en los cuales Ha Neul lo admiró correr y reír como un niño más, deslumbrándola con su radiante sonrisa. ¿Cuánto llevaba sin verlo con tantas energías? Desde que la quimioterapia se detuvo, cada vez parecía verse físicamente mejor, incluso a pesar de que los síntomas empeoraran. Como ya era usual, un miedo se apoderó de su interior al pensar en la posibilidad de que Yoon Gi no quisiese volver al tratamiento si creía que se sentía mejor sin él.

- Te ves preocupada – oyó decir a su hermano a su lado.

- ¿Por qué dices eso? – inquirió, fingiendo ignorancia y acomodando sus gafas.

Sintió la mano de Baek Hyeon tomar la suya y darle un cariñoso apretón.

- Sea lo que sea que estás pensando, estará bien – aseguró el joven con confianza.

Le habría gustado responder que lo sabía, que creía en sus palabras, pero lo único que fue capaz de hacer fue mostrar su mejor sonrisa, la cual terminó luciendo como una mueca incómoda, y regresar la vista al frente para atisbar con asombro el momento en que Yoon Gi daba un alto salto, riendo a carcajadas. Tal como un niño, admitió, rememorando los otros pocos recuerdos que tenía del muchacho actuando infantilmente. Lo dejaron divertirse por algunos minutos más y, una vez que Baek Hyeon recibió la primera llamada de su madre, tuvieron que volver a tomar los bolsos para ponerse en marcha, escuchando los refunfuños de parte del joven peliverde.

- ¿Qué estás haciendo? – inquirió Ha Neul al ver a éste detenerse en lugar de cruzar la calle.

- Esperando a la luz – contestó como si fuese evidente, apuntando al semáforo en rojo.

A diferencia de Seúl, las calles estaban casi por completo vacías a excepción de unos pocos coches individuales, por lo que ambos hermanos no pudieron evitar reír.

Because It's You  [Yoon Gi - BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora