Capítulo 7

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Steve y yo ya vamos por la segunda ronda y yo me siento cada vez más avispada. Y me gusta. No pensaba embriagarme esta noche, pero, el ambiente es increíble y además, está totalmente sobrio y a su lado nada malo me va a pasar. Le doy el último trago a mi tercera piña colada y lo dejo sobre la barra. De reojo veo que la bartender aún continúa sin quitarme los ojos de encima. ¿Cuál es su problema? Ok. Somos como dos gotas de agua, pero, como dice Steve, esto es simple coincidencia. Debería de concentrarse en sus otros clientes.

—Preciosa, creo que ya has bebido un poco. —Me reprende Steve cuando estoy a punto de alzar las manos para pedir otra bebida.

Lo miro con mala cara.

—Eso no es cierto. —Rezongo malcriada. —Además, aun no estoy ebria. —Me muerdo el labio inferior y llamo para que me traigan otra bebida. La mujer extraña casi viene corriendo hacia nosotros y me mira con el ceño ligeramente fruncido.

—¿Qué no ha bebido ya lo suficiente? —Le pregunta a Steve y me sorprendo. ¿Por qué le pregunta eso a él y no a mí? ¿Qué diablos le pasa?

—Bueno...

—Hola, estoy aquí.... —Los interrumpo ya un poco enfada levantado mis manos.

—Por favor tráiganos dos botellas de agua purificada por favor. —La bartender asiente complacida y se va así el bar.

¿Pero qué diablos?

—Yo no quiero agua Steve. ¡Quiero un maldito trago! —Protesto como nía malcriada. ¿Pero quién se cree que es?

—Preciosa, has bebido demasiado. —Estira su mano y me acaricia la mejilla. —Deja que el agua fría te despeje un poco la cabeza y luego saldremos a dar una vuelta.

¿Dar una vuelta? Se refiere a salir a caminar por la calles?

—Pensaba que nos quedaríamos aquí hasta que Peter nos viniera a buscar.

—Y nos vendrá a buscar. —Pone los ojos en blanco. —Pero pensé que podríamos dar una vuelta también.

—¿Dentro del coche? No. Olvídalo. —Sacudo la cabeza negativamente. —Si vamos a dar una vuelta, que sea a pie. —Me encojo de hombros. —Me gustaría caminar un poco.

—De acuerdo. Pero no lo haremos hasta que se te pase el efecto del alcohol. —Me pellizca le mejilla con ternura y pongo los ojos en blanco.

¡No estoy ebria!

—Como digas. —Refunfuño cruzándome de brazos. La bartender llega a nosotros y nos coloca dos botellas de agua frente a nosotros. Me lanza una miradita y arqueo las cejas para desafiarla a que me diga algo. Esta mujer ya me está poniendo de los nervios para ser franca. No es solo por su asombroso parecido a mi sino también porque en todo el rato que he estado aquí con Steve, no me ha quitado los ojos de encima. Steve me tiende la botella de agua

La tomo y le doy un rápido trago y me siento realmente aliviada. El agua fría realmente me despeja la mente y ya me siento mucho mejor. En cuanto dejo la botella de agua de nuevo en la barra, NSYNC suena a todo volumen inundando mis oídos cantando Bye Bye Bye. ¡OMG! Amo esta maldita canción.

Inmediatamente comienzo a dar saltitos en mi asiento meneándome todo lo que puedo y sacudiendo la cabeza como una loca. ¿Soy la única que se vuelve realmente loca al escuchar estar canción? No me importa si no se moverme, al escuchar esta canción me vuelvo loca. Al parar, veo que Steve tiene la mandíbula que le llega al suelo. Suelto una carcajada y me acomodo como puedo el pelo. No quiero imaginar el aspecto que tengo en estos momentos.

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