Capítulo 25

385 30 0
                                    

Peter le ofrece una buena propina al ballet parquin y nos abre la puerta del coche. Rose y yo nos acomodamos en el asiento trasero mientras que Steve se sienta al frente junto a Peter echando humo por la nariz. Miro por la ventana y veo a Dylan hablando por teléfono observándonos con atención.

Mierda. Esto es un muy mal augurio. Lo sé por la forma en la que se me hiela la sangre.

—Debemos largarnos de aquí, ahora mismo. —Mi voz está llena de pánico. —Dylan está hablando con mi padre justo ahora. —No tengo que ser adivina para esto.

—¡Que! —Rose se asoma por la ventana sobre mí y mira a Dylan con los ojos como platos. —¡Mierda!

—Arranca el maldito coche Peter, ¡ahora! —Le grita Steve y pego un brinco más nerviosa todavía.

Peter arranca el coche y salimos a la calle a toda velocidad con Steve maldiciendo y golpeando el volante del coche con los puños. Rose se quita encima de mí y se cómoda en su lugar. Me paso una mano por el pelo. Esto es una jodida mierda. En poco tiempo tendremos a mi padre aquí y no se de lo que sea capaz de hacer con tal de llevarme con el de regreso. O mejor dicho, si lo sé. Pero me da miedo admitirlo porque se perfectamente que no será nada bueno.

Paranoicamente miro a través de la ventana y logro ver que los coches de los otros guardaespaldas nos están siguiendo custodiándonos. Claro. Steve no saldría sin su custodia. Aun me sorprende que Peter no maneje otro coche aparte en lugar del de Steve. Supongo que este detalle es estúpidamente irrelevante en estos momentos.

—Tu padre estará aquí en pocas horas. —La voz de Rose me saca de mi ensoñación y la miro.

—Lo sé. —Mi voz es un hilo y respiro hondo tratando de calmarme.

No me lo tiene que decir dos veces. Esto lo sé perfectamente. De ahora en adelante Steve y yo tendremos que cuidarnos las espaldas.

—¿Y qué piensas hacer? –Me toma de la mano apretándola ligeramente.

—Largarnos de aquí. –Interviene Steve muy enojado antes de que pueda contestar y lo miro con los ojos abiertos como platos.

¿Irnos? ¿huir otra vez de mi padre a quien sabe qué lugar como si fuéramos unos vulgares delincuentes? No. No pienso seguir huyendo de mi padre como si hubiéramos hecho algo muy malo. Como si hubiéramos cometido algún delito. Sé que la diferencia de edad entre Steve y yo es algo en lo pensar, pero, no soy la primera ni al ultima adolescente en estar en una relación con un hombre mayor en este país.

Es extremadamente estúpido y no pienso pasar por eso otra vez. Nueva York ahora es mi hogar le guste a quien le guste. No pienso huir de mi padre. Esta vez no. Ya es hora de enfrentarlo de una vez por todas. No puedo y no pienso seguir viviendo ocultando mi relación con Steve solo porque él no lo aprueba. No es justo para Steve y no es justo para mí.

—¿!Que!? —Grita Rose distrayéndome de mis pensamientos. —¿Adonde? —Exclama mirándome con horror. —Pero si te acabo de recuperar.

—A ninguna parte. —Le contesto con toda la seguridad de la que soy capaz y le aprieto la mano para tranquilizarla.

—Por supuesto que sí. —Interviene Steve enojado. —Te llevare lejos de aquí.

—No Steve. —Niego con la cabeza rotundamente. —No podemos seguir en esta absurda situación huyendo de mi padre jugando al gato y al ratón una y otra vez. Ya no más. Si nos quiere encontrar, que nos encuentre. —suspiro. Ya estoy francamente harta de esta mierda. Ya es hora de que lo encaremos.

A través del retrovisor, veo a Steve considerando mi idea.

—¿Y si intenta hacernos daño otra vez? —La voz de Steve esta ahora llena de angustia y lo miro a los ojos a través de retrovisor.

Destino InseguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora