Capítulo 31

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Un fuerte y constante zumbido me despierta de golpe y gruño malhumorada. ¿Quién carajos me llama a esta hora? Abro los ojos poco y la fuerte luz de la mañana casi me deja ciega. ¡carajo! Me froto los ojos y busco con la mano mi maldito teléfono hasta que lo siento entre mis manos y lo tomo. Abro los ojos otra vez y casi y casi grito al ver que el maldito zumbido que me despertó se trata de un texto de Penélope. ¡Mierda! Esto no puede ser nada bueno. Miro a mi lado y veo a Steve profundamente dormido con la cara enterrada entre las almohadas. Me muerdo el labio inferior y abro el mensaje.

Penélope: Hola cariño, sé que es un poco temprano, pero quería saber si esta noche podrías venir a El cielo y charlar un poco.

¿Un poco temprano?

Miro al pequeño reloj negro que está en la mesita de noche a mi lado y veo que son solo las ocho de la mañana. Sí, es algo temprano... Frunzo el ceño. ¿Qué demonios hace Steve dormido en la cama? A esta hora ya debería estar en su oficina como lo hace todos los días. Estiro mi mano y la entierro en su suave melena negra pero no se despierta.

Lo zarandeo un poco por los hombros, pero tampoco se despierta. Pongo los ojos en blanco. Esto es lo que pasa cuando no duermes y tienes mucho sexo en la noche. Le quito las sabanas de encima y le doy un fuerte azote en su desnudo trasero. El pega un ligero brinco y suelto una carcajada.

-Así que estamos con esa, ¿eh?. -Se arrastra por la cama como una pantera y en menos de un segundo, se abalanza sobre mi aprisionando mi cuerpo contra el colchón y me toma de las manos con fuerza coleándomelas a cada lado de mi cabeza. -Que buena manera de empezar el día, ¿no lo crees? -Menea sus caderas contra las mías y suelto un gemido al sentir su firme erección mañanera. -¿Tan ansiosa esta mi consentida? -Se inclina sobre mí y pega sus labios a los míos.

Le devuelvo el beso con ganas, pero aparata sus labios de los míos demasiado rápido y protesto como niña de cinco años. El suelta una carcajada a centímetros de mis labio y empieza a besarme ese exquisito puntito sensible en el cuello que me vuelve loca y suelto otro gemido. Me retuerzo bajo su cuerpo, pero no me deja moverme. Me tiene atrapada. Cierro los ojos y siento como su reguero de beso baja a través de mi clavícula hasta llegar a mis pechos. Au mierda... me abro los ojos y veo una sonrisa maligna que me hiela la sangre. se lo que se avecina y será una deliciosa tortura.

Sin pensarlo dos veces, se me mete mi pezón en la boca y lo chupa y mordisquea como si se tratara de un caramelo ocasionándome un delicioso escalofrío por todo el cuerpo y arqueo la espalda sobre la cama para mis pechos más a su boca y crear más fricción entre nosotros. Gimo desesperada por tenerlo dentro de mi retorciéndome bajo su cuerpo y gimoteo porque no sé cuánto tiempo podre soportar así con el chupando, lamiendo y mordisqueándome los pezones. Menos cuando siento que una fuerte presión se me forma en el vientre.

-Steve. -Lloriqueo como bebe y el suelta una carcajada meneando las malditas caderas contra mi sexo. Sabía que esto sería una tortura carnal.

-¿Qué deseas, cielo? -Me muerde el lóbulo y continua con sus regueros de besos hasta llegar a mi clavícula. -Solo tienes que pedirlo. -Baja lentamente por todo mi cuerpo dejando un reguero de beso y mordiscos liberando mis manos hasta llegar a mi ombligo.

Me arqueo de espaldas y enredo mis manos en su pelo y se lo jalo mordiéndome el labio inferior. Lo escucho soltar una ligera sonrisita sobre mi ombligo y le empujo la cabeza hacia abajo y abro mis piernas para darle mayor acceso a mi entrepierna. Es ahí donde lo quiero. El capta la indirecta tomándome de las caderas y me empuja hacia abajo hasta que siento su cálida lengua trazando pequeños círculos en mi sexo y pongo los ojos en blanco por el placer.

Esto es una delicia...

-¿Tienes idea de lo increíblemente deliciosa que sabes? -Me da un ligero beso en mi entrepierna y alza la mirada hacia mi completamente embelesado.

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