Capitulo 13

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Allana

Me apoyé en el marco de la puerta de la habitación de mi madre y la observé un momento leer el libro que tenía en sus manos.

-¿Sucede algo, piccola?-Preguntó sin despegar los ojos del libro.

-¿Puedo dormir contigo hoy?

Mi mamá cerró el libro y levantó la mirada hasta fijar sus ojos en los míos. Entonces sonrió.

-Ven acá, dolcezza.   [dulzura]

Sonreí antes de caminar rápidamente hasta ella y cubrirme con las sábanas.

-¿Pasó algo?

Negué con la cabeza.

-Sólo quiero dormir contigo hoy.

Ella arqueó una ceja. Maldición, mi madre me conocía demasiado bien.

-¿Sigues con ganas de responder preguntas?-Dije con voz la voz pequeña y dulce que usaba cuando quería conseguir lo que quería.

Normalmente no funcionaba con este tema, pero dado que hoy había querido estar con toda esa cosa de ser un poco sincera...

-¿Qué quieres saber, Allana Cordelia Girardi?

-¿Cómo era mi papá?

Mi progenitora suspiró y acomodó su cabeza en la almohada antes de mirarme.

-Ya te he dicho que...

-No te estoy preguntando quien es, te estoy preguntando como era.

Ella pareció sopesarlo algunos momentos antes de hacer un gesto para que me recostara, así que lo hice.

-¿Honestamente?

Asentí con la cabeza.

-Es el hombre más encantador y exasperante que he conocido en mi vida. 

Arqueé mis cejas y esperé a que continuara, definitivamente no me iba a quedar sólo con eso.

-Tenía esos ojos azules, tus ojos, que con sólo verme lograban que me temblaran las piernas, y Dios, una sonrisa que me daba ganas de golpearlo. Le encantaba discutir, y sobretodo ganar las discusiones; también era un glotón en lo que se refería a postres, así que eso definitivamente lo heredaste de él, al igual que esa mala costumbre que tienes de dejar las zanahorias a la orilla del plato disimuladamente como si yo no supiera que no te las vas a comer.

Rodé los ojos. 

-Eso también es suyo-Informó-. Dio, siendo honesta eres casi igual a él.

Tragué saliva, ¿cómo se suponía que tenía que sentirme acerca de parecerme a un hombre que nunca había visto?

-¿Eso es malo?

-No, no lo es. Él podía ser un idiota el cincuenta por ciento del tiempo, pero era uno de las mejores personas que he conocido. Era dulce, amable, leal, divertido, tolerante y el verdadero infierno cuando estaba molesto...¿satisfecha?

-¿Lo amabas?

-Más de lo que creí que una adolescente podía amar a alguien; sí, Allana, si estás aquí es porque tu papá y yo nos amábamos más de lo que nos convenía a cualquiera de los dos.

-¿Más de lo que les convenía?¿qué quieres decir con eso?

-Lo que dije.

-¿Aún lo amas?

-Me reservo esa respuesta.

Entrecerré mis ojos a lo que ella me respondió con una pequeña sonrisa, de acuerdo, no iba a decir nada más de eso. Cambio de pregunta.

Bajo las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora