Capitulo 43

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Luca

Acaricié suavemente el cabello de Allana una vez más y contuve un pequeño suspiro; hoy casi había muerto y para empeorar las cosas había hecho que mi hija llorara, de ser honesto todavía no me podía creer que me había salvado de esta, pero aquí estaba, observando a mi hija dormir a salvo en nuestra casa... y sabía perfectamente a quienes debía agradecérselo, y aún no terminaba de creérmelo. Ed io che aveva pensato che le cose non potevano diventare più rare.                                [Y yo que había pensado que las cosas no podían volverse más raras]

Allana se removió ligeramente junto a mí y una pequeña sonrisa nació en mi rostro, la niña era igual de adorable que su madre... y hablando de su madre, Mariam estaba en algún lugar de la casa y demasiado callada para mi gusto. Presentía que con ella iba a ser más complicado que con Allana o incluso que con Héctor, pero era la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida así que tendría que aprender a lidiar con esto, por esa misma razón subí las sábanas hasta los hombros de Allana y deposité un pequeño beso en su cabello antes de levantarme de la cama y dirigirle una pequeña mirada a Alger que estaba recostado a los pies de su nueva dueña.

-Curala, di accordo?                                              [Cuídala, ¿de acuerdo?]

Él hizo un sonido que tomé por un sí y salí de la habitación. 

Ahora, bien, ¿dónde estaría mi hermosa y dulce mujer?

Dejé escapar un suspiro, supongo que la opción más segura era nuestra habitación, donde posiblemente estaría caminando de un lado a otro con el suficiente ahínco como para hacer un agujero en el piso.

Dio, dammi forzi.                                      [Dios, dame fuerzas]

Hice una última oración en mi mente antes de entrar en el cuarto. Mariam sí estaba en el lugar, pero no estaba caminando histérica, en cambio estaba de pie junto a una de las ventanas de la habitación, con expresión seria y mirada perdida. Oh, Dio, era peggiore di quello che aveva creduto.                                                  [Oh, Dios, era peor de lo que había creído]

Tragué saliva disimuladamente al tiempo que cerraba lenta y silenciosamente la puerta tras de mí.

-Cara, ¿estás bien?-Pregunté con delicadeza.

Ella fijó sus ojos tormentosos en mí y la ansiedad creció en mi estómago. Si avvicinava l'uragano.                                     [Se aproximaba el huracán]

-Che cosa vuoi che ti dica?-Preguntó con una voz demasiado calmada para mi gusto.                                    [¿Qué quieres que te diga?]

Pasé una mano (la de mi hombro sano) por mi cabello y contuve un gemido.

-Cara...

-Togliti la camicia-Ordenó.                                  [Quítate la camisa]

Parpadeé, podía intentar bromear con eso, pero seriamente dudaba que eso fuera a ayudarme en este momento, así que lo mejor era tratar de no ser un idiota.

-Non è grave-Señalé-, non in realtà.                                                     [No es grave, no en realidad]

-La camicia, Luca-Insistió.                                                     [La camisa]

Suspiré, llevarle la contraria sólo iba a enfurecerla más, especialmente porque Mariam iba a conseguir lo que quería de todas formas, en pocas palabras obedecerla era el menor de los dos males, por esa misma razón empecé a desabrochar los botones y arrojé la prenda sobre la cama.

Bajo las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora