Capitulo 2

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Allana

Cuando desperté tardé un poco en darme cuenta donde estaba. Solté un suave suspiro antes de sentarme en la cama blanda y estirar mis brazos, dirigí mis ojos hacia la ventana que había dejado abierta y fijé mis ojos en las olas que corrían sobre el mar.

Dios, en serio estaba en una isla, la isla donde había crecido mi madre...¿podría ser que había algo aquí que podía responder a alguna de mis respuestas?, mi madre siempre me había dicho que ya no tenía familia a excepción de mí, sin embargo había pasado dieciocho años de su vida en este lugar, debería quedar alguien que la hubiera conocido cuando era joven ¿cierto?

Con energía que no tenía ni idea de donde salían (era realmente mala en las mañanas) me levanté y me dirigí hacia el baño junto a una toalla, y en el trayecto hacia el baño pude escuchar como mi madre cantaba desde la cocina donde suponía (y mi estómago de verdad esperaba) estaba haciendo el desayuno. 

Dentro del baño abrí el grifo de la ducha y me desnudé, tomé una respiración profunda y me concentré antes de colocarme bajo el chorro de agua. 

Había dos tipos de sirena, primero las sirenas sangre pura (como mi madre), las cuales nacían por la unión entre una sirena y un tritón; y luego las sirenas mestizas (como yo), las cuales éramos el resultado de la unión entre una sirena o tritón con un humano, y aunque no había una gran diferencia entre ambas, las sirenas mestizas éramos capaces de aguantar un poco más lo que denominábamos como "cambio", que era básicamente cuando pasábamos de la forma humana a forma de sirena, ya que las sirenas puras sólo podían aguantar alrededor de diez segundos antes de transformarse por el contacto del agua, el resto, en cambio podíamos esperar un poco más de tiempo. En mi caso era capaz de aguantar treinta minutos antes de transformarme, lo que me daba el tiempo suficiente para poder bañarme y vestirme.

Bajé a desayunar luego de colocarme un par de pantalones cortos y una camiseta de tirantes junto a unas sandalias.

-Buenos días-Dije en un tono cantarín apenas entre al comedor.

-Buenos días, piccola, ¿qué tal dormiste?

-Muy bien, ¿tú?

-También, el desayuno está casi listo.

-¿Te ayudo en algo?

-No, descuida, toma asiento de momento.

Asentí antes de obedecerla, la mesa estaba puesta, con un par de vasos, una jarra de jugo, mermelada, mantequilla, jamón y queso, mi madre llegó de la cocina junto a un platillo gigante con tostadas.

-Bien, ahora sí-Dijo mientras tomaba asiento y dejaba el platillo sobre la mesa-, a comer.

Desayunamos en paz mientras hablábamos de temas sin importancia. Siempre me había gustado mi relación con mi madre, y no sabía si era porque siempre habíamos sido ella y yo, pero le tenía la suficiente confianza como para hablar de cualquier cosa con ella...y era por esa misma confianza que iba a tocar un tema que sabía que la incomodaba.

-Mamá, ¿puedo hacerte una pregunta?...aparte de esta, por supuesto-Aclaré cuando la vi abrir la boca.

-Claro-Dijo ella ahogando una risa.

-¿Tienes algún amigo en esta isla?

Ella calló un momento antes de responderme.

-No.

-¿Segura?

-¿A qué se debe el interés, Allana?

Me encogí de hombros.

-Sólo siento un poco de curiosidad, esta es la primera vez que estoy tan cerca de algo de tu pasado antes de que yo naciera.

Ella parpadeó, sus ojos grises se veían un poco tormentosos, pero intenté no preocuparme por eso.

Bajo las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora