Capitulo 27

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Allana

Insomnio. Realmente nunca había sufrido de ese mal muy a menudo; ¿pesadillas? recurrentes; ¿sueños de los que no me acordaba a la mañana siguiente? muy, muy, a menudo; era por esta razón que realmente no sabía que hacer ahora cuando eran casi las tres de la mañana y no conseguía dormir. 

Realmente no podía culpar de esto a todo el ajetreo de hoy por la tarde (bueno, el día gracias a mi madre, Dafne y los demás tampoco había sido muy tranquilo), al fin y al cabo todo se había reducido básicamente a Athan y los demás mirándonos como si fuéramos extraterrestres. 

Solté un suspiro bajo y me levanté de la cama, realmente no podía quejarme, Luca había armado una casa básicamente perfecta, incluso el cuarto en el que ahora me estaba quedando era agradable con sus paredes con papel mural de pequeñas y delicadas figuras similares a enredaderas y los muebles en tonos blancos, pero eso no implicaba que una parte de mí no se sintiera nerviosa por estar viviendo con un casi desconocido (aunque técnicamente creo que había estado viviendo con una toda mi vida).

Negué con la cabeza y caminé hacia el pasillo, ¿otro lado bueno de esta casa? el enorme refrigerador lleno de cosas que harían llorar a un diabético.

Me moví a oscuras por la casa, y estaba tan segura de que Luca estaba arriba asegurándose de que mi madre no se escapara mientras dormía que no pude evitar ni esconder el susto cuando se voz me sorprendió desde un rincón oscuro mientras buscaba en el refrigerador.

-Mi dispiace-Dijo después de tragar el helado que tenía en la boca.

-No, descuida, es sólo que pensé que estarías durmiendo.

-Me dio antojo de algo dulce-Explicó.

-¿Te sucede muy a menudo?

-Un pochino-Admitió.     [un poco]

-Okay.

-¿Quieres helado?-Preguntó después de un breve silencio.

Parpadeé.

-No se le dice "no" al helado-Dije mientras me sentaba en el taburete que había al otro lado de la isla de la cocina, frente a él.

Luca sonrió levemente mientras se levantaba para buscar otra cuchara, treinta segundos después ambos estábamos comiendo helado de chocolate desde un enorme pote.

-A tú mamá debió darle una crisis de nervios cuando se dio cuenta de ese amor por los dulces-Dijo divertido-, siempre me regañaba cuando comía demasiada azúcar.

Me encogí de hombros.

-Creo que como madre es más suave que como novia-Informé.

-Sí, madre...aún es un poco raro.

-Sí, lo es.

Y aquí estábamos, el tema que ninguno de los dos había querido mencionar, o mejor dicho el tema del cual no sabíamos cómo hablar, quiero decir, es raro de un día para otro tener un padre o una hija, yo al menos sabía que no había llegado a este mundo gracias a una col o una cigüeña, Luca en cambio tenía toda esta información de sopetón.

-Tenemos que hablar de esto, ¿no es así?-Pregunté.

-¿Segura?, planeaba darte un poco más de tiempo, hasta que estuvieras...cómoda.

-Estamos viviendo juntos, sería incómodo si no hablamos de esto...además mamá se está mordiendo las cutículas por el sentimiento de culpa.

-Sí, extraño el tiempo en el que creía que no tenía esa emoción en particular en su sistema.

Bajo las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora