Capitulo 28

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Allana 

Me removí incómoda en la cama mientras el dolor de cabeza me hacía gemir. Abrí lentamente mis ojos y por un largo momento odié la sensación de la luz entrando por la ventana. Gruñí y me enderecé en la cama con cuidado de los mareos, demonios, creo que había dormido demasiado.

-Buenos días, piccola-Saludó mi mamá.

Parpadeé desorientada antes de encontrarla sentada en una silla a uno de los lados de mi cama, salté asustada, demonios, ni siquiera me había dado cuenta de que alguien más estaba en la habitación.

-Lo lamento-Se disculpó cuando se dio cuenta de mi sorpresa.

-No, descuida, estoy un poco atontada.

Mi mamá suspiró antes de dejar la silla y sentarse junto a mi en la cama, sus ojos grises me miraban preocupados a pesar de que era realmente obvio que intentaba aparentar que se encontraba tranquila.

-¿Cuanto dormí?-Pregunté en un intento de ignorar el enorme elefante rosa en medio de la habitación.

-Casi doce horas.

Gemí y cerré los ojos con fuerza antes de volver a abrirlos con una mueca de dolor, diablos, juraba por lo más sagrado de que esta era la última vez que dormía tanto, y si lo que se sentía después de una borrachera se parecía a esto también iba a eliminar el alcohol de mi lista, estaba segura de que eso haría feliz a mi madre.

 -¿Tienes hambre?-Preguntó.

-No...no tengo hambre.

-¿Algo para tomar?

Lo pensé durante un momento, realmente no quería nada, pero quería aún menos dejar a mi mamá con el amargo sabor en su boca que seguramente tenía ahora, iba a pedir algo de agua o jugo antes de que Luca entrara en la habitación con una bandeja en las manos.

-Estás despierta-Dijo cuando me vio sentada en la cama-, ¿cómo dormiste?

-Dormí demasiado-Dije intentando no mirar la comida en sus manos.

-Es tu desayuno, Allana, y vas a comerlo.

-Pero realmente no tengo...

-Comerás-Me interrumpió-, y tu madre también.

-Yo ya...

-Una taza de café no es desayuno-Dijo él.

No dijo nada más antes de sentarse en el lado que quedaba libre junto a mí y colocar la bandeja sobre mi regazo, había un bol con ensalada de frutas, un par de pastelillos, una taza de café y un vaso lleno de jugo.

-Me quedo con la fruta y el café-Suspiré.

-Lo que te deja con los pastelillos y el jugo-Dijo Luca a mi madre.

Ella hizo una mueca pero de todas maneras tomó el vaso para darle un sorbo al jugo. Tomé el tenedor que había en la bandeja y enterré un pequeño trozo de piña antes de llevarlo a mi boca, y aunque primero pensaba que iba a vomitar después me di cuenta de que mi estómago realmente agradecía la comida. 

-Meglio, eh?-Preguntó Luca.    [mejor, ¿no?]

Intenté no sonreír, pero no pude evitarlo cuando coloqué una fresa dulce en mi boca. Okay, creo que empezaba a comprender porque mi mamá era tan débil cuando se trataba de él.

***

Contuve la respiración mientras me bajaba del auto de Luca y veía el camino de tierra que dirigía a la cabaña de la vieja bruja de Canidia. Realmente no quería estar aquí, mucho menos gracias a la no muy agradable impresión que dejó esa anciana la única vez que la había visto. 

Bajo las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora