Allana
Athan depositó otro beso en mi cuello y contuve un suspiro, si era por su beso o por los reproches y reclamos de nuestros amigos era un misterio incluso para mí.
-No puedo creer que lo hicieran sin decírnoslo-Acusó Zeth por lo que creía era la novena vez.
Athan suspiró y escondió su rostro en la curva de mi cuello desde atrás. Estábamos sentados en la sala de estar de mi casa, y dado que yo estaba sentada entre sus piernas había incluso más espacio del necesario.
-Ya dijimos que lo lamentamos-Repetí por no sé que-aba vez.
-¿Y de verdad lo lamentan?-Preguntó Selena con escepticismo.
-No, non proprio, no-Murmuró Athan lo bastante alto como para que los demás escucharan. [No, realmente no]
Le propiné un pequeño codazo a su estómago, pero él sólo emitió un gruñido bajo y me abrazó por la cintura con más fuerza. Por otro lado los otros cuatro volvieron a quejarse por otros (creo) quince minutos. Y yo que pensaba que el día de ayer había sido exhaustivo.
-Chicos, ¿pueden callarse de una vez, por favor?-Pedí.
Ellos no me escucharon (al menos no de verdad), por lo que volví a darle un codazo (un poco más suave) a Athan.
-Zitto-Ladró mi novio, a lo que Zeth y Kay obedecieron casi automáticamente. [Silencio]
Selena y Lynette cedieron después de una pequeña mirada de súplica.
Suspiré.
-No podía arriesgarme a que Athan se arrepintiera-Expliqué en voz baja.
Pero Athan era quien estaba más cerca, así que obviamente me escuchó y volvió a gruñir.
Me mordí la lengua para contenerme de recordarle que estaba, técnicamente, en tela de juicio después de lo de anoche (mi papá le había dicho, amablemente y desde el otro lado de la puerta gracias al cielo, que se fuera), pero realmente no necesitaba que cualquiera de ellos empezara a hacer preguntas.
Por otro lado todos los demás nos observaron de mal talante sin saber lo que estaba cruzando por mi mente.
Athan suspiró.
-Lo mejor será esperar a que se les pase-Susurró Athan en mi oído.
Contuve mi propio suspiro. Esta vez él probablemente tenía razón.
***
Luca
Miré el líquido ambarino en el vaso en mis manos y no pude contener el suspiro.
-Dimmi solo cosa c'è che non va, ok?-Pidió Héctor. [Ya sólo dime qué te pasa, ¿quieres?]
Suspiré nuevamente, ¿qué se suponía que debía decirle a eso?
Por una parte mi hija estaba considerando seriamente todo ese asunto de volverse una reina de las sirenas, lo que además de alterarme a mí tenía a Mariam convertida en toda una ostra encerrada herméticamente en un caparazón. Y por otro lado tenía a mi dulce y poco inocente sobrino colándose en mi casa de madrugada... lo peor era que técnicamente había sido yo quien le había enseñado como escaparse de la vigilancia de mi hermano.
En pocas palabras probablemente me tenía merecido un poco de todo esto.
Y Héctor aún estaba esperando una respuesta.
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Bajo las Olas
FantasyLa vida de una sirena adolescente nunca es sencilla, mucho menos la de Allana Girardi, siendo una sirena mestiza y sin haber conocido a su padre tiene muchas preguntas que aún no puede responder y su madre realmente no la ayuda con eso, pero ¿realme...