Capitulo 10

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Allana  

Había un bote. Un bote y una voz en mitad de la noche. La voz de un hombre cantando una canción.

Ladeé mi cabeza antes de mirar a unas de mis hermanas, ella asintió con la cabeza y subimos a la superficie. Un bote pequeño lleno de hombres cantando una canción sobre la mujer que querían encontrar, ninguno se había dado cuenta de nuestra presencia.

Nos sumergimos una vez más y nadamos hasta llegar a la orilla del bote, cuando volvimos a salir apoyé mis brazos sobre la orilla del bote y esperé a que alguno de ellos se fijara en mí. No tardó mucho y luego las voces cesaron.

El hombre era joven y de rasgos fuertes con un par de ojos oscuros que me miraban sorprendidos, como si pensara que fuera a desaparecer de un momento a otro.

Se acercó y sonreí mientras el resto de mis hermanas me imitaban. Humanos. Eran tan fáciles de engañar.

-¿Puedes hablar?-Me preguntó.

-Sí. 

El hombre abrió la boca para hablar pero uno de los hombres que había tras él lo alejó de mí de forma abrupta. Bueno, al parecer había uno que no era tan tonto.

-Aléjate de ella-Ladró mientras sostenía un cuchillo con la mano que no sujetaba al marinero.

-Idiota, la vas a asustar-Dijo el otro librándose del agarre.

Él no tenía razón del todo, pero sus palabras me dieron la confianza suficiente para no alejarme, a los pocos segundos estaba una vez más frente a mí. 

-Eres muy linda-Dijo.

-¿Tú eres el que canta?

-Sí.

-¿Qué es lo que deseas, marino?

-Una...una sirena.

-¿Cómo yo?

Él asintió con la cabeza y me acerqué hasta que su rostro estaba a algunos centímetros al tiempo que sentía el agua a mi alrededor moviéndose. Ya estaban aquí.

-¿Y qué quieres de una sirena?-Pregunté en un susurro mientras acercaba su rostro al mío.

Sus ojos no se apartaban de los míos, estaba tan absorto que no pareció darse cuenta del primer grito de dolor, ni el segundo o el tercero, pero si notó cuando fue arrastrado hasta el agua teñida de rojo. 

Me senté en la cama bruscamente mientras luchaba por conseguir aire y las lágrimas caían por mis mejillas. No quería convertirme en un monstruo como el de mi sueño, no quería.

***

-De acuerdo, explícame una vez más las razones por las que tu madre nunca te dejó probar antes el helado italiano-Preguntó Athan mientras enterraba una galleta en su helado de limón.

Me encogí de hombros mientras tomaba un poco más de mi helado, la ciencia y los doctores podían decir lo que quisieran, pero aún me costaba creer que mucho de esto pudiera hacerme daño, ¡era una de las cosas más deliciosas del mundo!

-No sé, creo que ya quedó claro que mi madre no es la mujer más sencilla de entender.

-Como si hubiera alguna-Murmuró Athan.

-Te escuché-Acusé con los ojos entrecerrados.

Él me sacó la lengua con burla antes de tomar más de su propio helado.

-En serio te gustó ese sabor, ¿no?-Preguntó cuando, asumo, se dio cuenta de lo ridículamente feliz que me veía con mi postre.

-El chocolate con avellanas es el mejor sabor del mundo-Expliqué antes de fruncir el ceño-. Aún no me creo que aquí le digan "bacio".     [beso]

Bajo las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora