Capitulo 22

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Allana

Escuché como mi madre tarareaba en la cocina mientras guardaba los platos y me hundí en el sillón donde estaba sentada.

Mi mamá no había dicho todo, eso lo tenía bastante claro, pero no creía que enfrentarla por ello un día después de que había destapado una parte de su pasado fuera buena idea, especialmente si considerábamos lo susceptible que estaba desde el día anterior, por mucho que hubiera querido aparentar lo contrario.

Escuché el timbre sonar y dirigí una mirada a la puerta de la cocina, sin embargo mi mamá pareció no darse cuenta porque siguió con lo que estaba tranquilamente. Contuve un suspiro antes de levantarme de mi cómoda posición y caminar hacia la puerta, esa era su forma de decir que me tocaba a mí atender.

Al otro lado estaba un hombre alto de cabello negro y un par de helados ojos celestes...al menos helados hasta que fijó sus ojos en mí y su rostro se volvió tan pálido como un papel. 

Contuve un gruñido, supongo que debía asumir que esta persona también conocía a mi mamá dada la reacción, creo que iba a tener que acostumbrarme a esto aunque a estas alturas ya empezara a ponerme de los nervios. Hice una plegaria mental antes de preguntar que era lo que necesita. Tuve que repetir la pregunta dos veces más para que él saliera del asombro.

-Yo, eh, estoy buscando a Mariam-Dijo con voz ronca.

Parpadeé y ladeé mi cabeza ligeramente, había algo en la forma que torcía la boca que me resultaba vagamente familiar, ¿pero de dónde...?

-Piccola, ¿quien...?-Mi mamá se detuvo apenas vio al hombre que aún mantenía en el umbral de la puerta.

El lugar se quedó en completo silencio mientras los dos adultos se estudiaban entre sí.

Okay, ¿de qué me estaba perdiendo ahora?

-Allana, sube a tu habitación-Pidió mi madre con voz plana, pero algo en su expresión hizo que me alarmara.

-¿Mamá?

-Caricare-Repitió.     [sube]

El tono en su voz me indicó que discutir con ella no iba a resultar en nada bueno, por lo que con una última mirada al hombre que había causado esta reacción en mi madre subí las escaleras sabiendo que era un grave error.

Me encerré en mi cuarto e intenté escuchar que era lo que estaba ocurriendo en el piso de abajo pero no escuchaba ni un ruido, lo que significaba que o seguían en ese silencio sepulcral o estaba murmurando entre ellos.

Ninguna de las dos opciones me gustaba particularmente.

Aguanté casi cinco minutos completos antes de empezar a sentirme asfixiada entre las cuatro paredes, por lo que caminé hasta la ventana de la habitación y asomé mi cabeza por ella, llevaba ahí menos de treinta segundos cuando un auto familiar apareció en mi campo de visión.

Parpadeé confundida mientras intentaba entender que hacía Luca D'Altrui aquí. Su relación con mi madre no parecía ser particularmente pacífica.

Permanecí con el ceño fruncido mientras veía como él bajaba del auto, y aunque estaba un poco lejos estaba completamente segura de que la expresión de furia en su rostro no había sido mi imaginación.

Okay, Allana, piensa, dejar a tu madre con dos hombres que parecían significativamente peligrosos (en este momento al menos) o atenerte al castigo que ella podía darte (aunque sólo me había castigado una vez en toda mi vida, técnicamente) y bajar para ver como estaba. 

La opción dos iba a mantener mi consciencia en paz así que con una pequeña oración mental caminé hasta la puerta y me dirigí a las escaleras. Estaba en la mitad de ella cuando escuché el primer grito.

Bajo las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora