Capítulo VIII

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Me desperté por los gritos de mi querida amiga a primera hora de la mañana.

-¿Qué ocurre? -pregunto saliendo de la habitación.

-¡No encuentro mi camiseta favorita! ¿La has visto?

-¿Te refieres al trapo que usé para limpiar las ventanas?

-¿¡Qué has hecho qué!? -se lleva las manos en la cabeza.

-Tranquila era broma, la encontré tirada en el suelo y la puse a lavar. -me río.

-Gracias al cielo, casi te asesino.

-Ahora muévete o llegaremos tarde.

Nada más llegar fui corriendo a clase de química, como tengo mala suerte ya habían empezado a hacer un proyecto en parejas y adivinad quién quedaba libre.

-Hola cosita. Te he reservado un sitio conmigo.

-No hacía falta Connor, podrías haberte puesto con otra persona.

-Sí, pero entonces tú andarías por ahí con un extraño. -sonríe.

-Tú también eres un extraño. -contesto observando las sustancias que tenemos que mezclar.

-Claro que no, somos casi familia.

-Como digas. -le ignoro y compruebo las cantidades.

-Oh vamos no seas aburrida. -me quita todo de las manos y empieza a mezclarlo todo.

-¿¡Pero que haces maldito simio descerebrado!?

La mezcla se pone verde, explota y se esparce por toda la mesa, luego se vuelve humo y cubre toda la clase.

-¡Todos corran al patio, esto podría ser peligroso! -grita el profesor abriendo la puerta.

A mitad de camino recordé que nuestra mascota de clase seguía allí y corrí de vuelta para sacarla. No iba a dejar que un pobre conejo se muera por culpa de un vampiro sin cerebro.

-¿¡Dónde estás bolita de nieve!? -grité tapándome la boca y tratando de ver algo.

Para cuándo lo encontré apenas podía mantener abiertos los ojos por el picor.

-¿Dónde mierda está la salida? -digo moviendo los brazos de un lado a otro tratando de encontrar el camino.

-¡Aquí estabas! ¿¡Por qué demonios has vuelto imbécil!? -grita Connor.

Antes de que pueda gritarle de vuelta me coge y me lleva al patio. Hace que me siente en algún lugar y noto que se agacha a mi altura.

-¡Abre los ojos!

-¡No puedo, me duele!

-¡Abre los ojos y mírame, maldita sea!

-¡Sabes que eso no funciona conmigo!

-¡Hay que intentarlo! -respira tratando de calmarse y me coge la cara. -McKenzie, mírame.

Intento abrirlos todo lo que puedo y me encuentro con unos ojos rojos, poco a poco el dolor desaparece y puedo abrirlos bien. Connor suspira aliviado.

-Menos mal, si llegas a quedarte ciega Derek me asesinaría. -sonríe.

-¡Vosotros dos! -grita el profesor. -¡Al despacho del director, ahora!

-Para empezar habéis creado una explosión en el laboratorio y luego habéis desobedecido a vuestro profesor volviendo al aula. -habla el director una vez nos sentamos. -Pero habéis salvado a la mascota. -señala al conejo aún en mis brazos.

¿¡Vampiros Y Hombres-Lobo!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora