Capítulo XXVIII

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-Enana sube al coche. -abre la puerta.

-No la vamos a llevar. -Derek se acerca y la cierra.

-Claro que sí, la necesitamos. -vuelve a abrirla.

-¿Estás loco?

-¿Qué pasa? -pregunto.

-He atrapado a un rebelde, te necesitamos para que le pongas las cadenas de plata.

-¿Y dónde está?

-Lo llevé al almacén y le puse algunas cosas para mantenerlo en la silla. Sube, acabará escapando si no nos damos prisa.

Hago caso y entro.

-¡McKenzie!

-¡Quiero ayudar Derek!

-¡Tú no lo entiendes!

-¡Eh! ¡Está tan metida en esto como nosotros, es lo que hay!

-Bien, le pones las cadenas y te vas.

-No, se quedará hasta el final.

-¡No puedes hacer eso!

-¿Qué vais a hacerle?

-Interrogarle.

-Pues no es... -me interrumpe.

-Y matarle.

-¿¡Matarle!?

-Es un rebelde, hay que hacelo.

Me quedo en silencio el resto del camino. Llegamos y bajamos lo más rápido posible, antes de entrar en la habitación Derek me pone detrás de él. Alek abre la puerta.

-Ahh, me encanta el olor a sangre buena por las mañanas. -suelta el sujeto mirándome.

Derek me esconde más aún.

-Muy bien, empecemos con esto. -dice Connor.

Todos se acercan para sujetarle y me miran.

Ah claro, las cadenas.

Voy rápidamente a cogerlas, camino con ellas hasta el rebelde y nos miramos por un momento. Entonces me doy cuenta de algo, doy un paso hacia atrás provocándole una sonrisa.

-¿Qué pasa? -pregunta Jacob.

-¡Él es el rebelde del bosque!

-Encantado pequeño ángel, soy Isaac.

-¡Las cadenas Mc! -grita Alek.

Fue el peor momento de mi vida, hasta creo que sufrí yo más que él, no dejaba de gritar e insultarme con toda clase de amenazas hasta que al fin terminé de amarrarle y unos minutos después se calló.

Le hicieron varias preguntas ganándose golpes de Collin por no contestar ninguna limitándose simplemente a observarme, yo que hasta ahora no había hablado salgo de allí bajo la vista de todos cansada de no conseguir nada. Volví con mi arma y la puse en su cuello sorprendiendo a todos.

-¿Quieres contestar de una maldita vez a las putas preguntas vampiro asqueroso? ¿¡Para qué me queréis y quién es vuestro jefe!?

-Vaya, vaya, la gatita se enfadó. -ríe fuerte.

-¿¡Qué tiene tanta gracia imbécil!?

-Una guadaña, qué típico de un ángel. Sé que no serás capaz de hacerme nada.

Apreté el agarre, tenía razón, no mataría a nadie.

-Responde a las preguntas.

-Vosotros no podéis matarme.

¿¡Vampiros Y Hombres-Lobo!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora