¿¡Vampiros Y Hombres-Lobo!?

Capítulo XXXIII

-¿Qué pasa aquí? -pregunta Connor llegando al lugar.

-Mc ha tratado de torturar a Alek. -responde Collin.

-¡Muy bien! ¡Estoy orgulloso de ti! -me abraza.

-¡Pero no le animes!

-¿Por qué no me quieren decir su edad?

-Principalmente porque queremos que pienses en nosotros como gente de tu edad.

-¿Y secundariamente?

-Decirlo me hace sentir viejo.

-Por cierto creo que las animadoras te buscaban.

-Esto aún no ha terminado. -les digo antes de ir a por las chicas.

No las encontré pero vi a Máx y Jake y me acerqué con una pregunta en mente.

-¡Chicos!

-¡Ah mierda! ¡No aparezcas así de repente! -exclama Jake llevándose las manos al corazón.

-Tengo una pregunta importante.

-Suelta.

-¿Nuestra edad real es la que tenemos no? -pregunto a mi hermano.

-Sí.

-¿Y tú qué? -hablo ahora mirando a mi primo.

-Soy un poco más mayor.

-¿Como cuánto?

-No te lo diré. -sonríe.

-¡Mc! ¡Al fin, aquí estás! -Ash me interrumpe antes de poder tirarme sobre él y me arrastra. -¡Vamos, vamos!

-¿A dónde?

-¡Muy bien chicas, agarren a sus parejas antes de que escapen que pondré una canción lenta! -anuncia el Dj haciendo que toda una avalancha me arrastre hasta la pista.

Un cuerpo me atrae hacia él.

-¿¡Es enserio!? ¡Me tienes que estar jodiendo! ¿Es mucho pedir vivir un solo día normal?

-Hola a ti también pequeño ángel.

-Gritaré.

-Antes tengo que hablar contigo, así que disimula. -responde cogiendo mi mano y empezando a bailar.

-Esto es muy fuerte.

-El ritual no funcionó.

-Me lo imaginaba. -digo buscando por todos lados a alguien que me ayude.

-Tu padre quiere volver a por ti.

-Lo sé.

-Esta vez te matará.

-También lo sé.

-Vaya, que chica más lista.

-¿Y qué? ¿Estás aquí para secuestrarme? Te advierto que ir primero a por mi amiga no te servirá esta vez.

-Cálmate gatita, solo vine a avisarte.

-¿Y por qué harías eso?

-Porque me caes bien.

-Dijo el chico que me acuchilló dos veces, me mordió y me torturó hasta dejarme en coma.

-Bueno, no vivas en el pasado, supéralo. -choco mi rodilla con su amiguito. -¡Ow! ¡Me dejaste sin hijos!

-Oh vamos, no vivas en el pasado, supéralo. -repito con sarcasmo.

-Entendido, me odias mucho.

-Hasta que te das cuenta.