Episodio catorce.

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Kate se levantó de su asiento para caminar hacia Peter, mirándolo con cierta indiferencia, pues nunca olvidaría el hecho de que Peter la había casi dejado fuera del plan sin siquiera decírselo. Kate no era una mujer tolerante, ni mucho menos lo era cuando se trataba de pelear, o de crear guerras, porque en su sangre ya corrían los instintos del caos.

– ¿Pero qué pasa Kate? – preguntó el lobo con tono burlón –. ¿No tenías ganas de verme?

– Tengo muchísimas ganas de golpearte – contestó con bastante coraje –. ¿Por qué carajos no me enviaste alguna respuesta a la última carta que te envié?

Jennifer se alejó un par de pasos de ambos por miedo a que iniciaran una discusión.

– No tienes idea de lo que sucedió en el reino – gruñó Peter –. Tengo mis razones.

– ¿Cuánto tiempo te tardas en escribir una carta? – lo miró con el ceño fruncido –. ¿Un minuto? ¿Dos? – se encogió de hombros –. ¿Estabas tan ocupado que no podías ni usar poco tiempo para escribir una maldita carta?

– Tenía que echar a andar el plan en cuanto antes, mi tiempo era limitado.

– Cállate ya – suspiró –. Joder, no puedo estar enojada contigo por mucho tiempo – murmuró, rozando sus dedos por la sien derecha –. Aunque pudiera matarte en este momento...

– Sin mí, no tendrías oportunidad de ganar – susurró, también molesto.

– La tengo – sonrió ligeramente –. Tengo tres dragones, que pronto serán cuatro.

– ¿Le darás vida a otro más? – negó –. Eres muy ambiciosa.

– Nunca dije que yo sería la que le daría vida – caminó a la puerta, y Jennifer la siguió.

Peter rió hipócritamente, yendo tras las mujeres.

– ¿Será Allison? ¿Qué tal va ella? Hace mucho tiempo que no nos vemos.

– Ella está bien – le restó importancia.

– Imagino que ya es toda una señorita, ¿Terca como su madre, o guerrera como su tía? – siguió Peter.

– Lo que importa es que la sangre Argent corre por sus venas.

– Tienes razón – sonrió –. Los Argent y su perfecta sangre...

Su frase retumbó en todas las esquinas del pasillo oscuro por el que caminaban.

***

Derek leía un par de cartas mientras Stiles dormía en su cama. No quería molestarlo, pues el humano realmente necesitaba energías. Estaba tan entretenido en la lectura, que no se percató de que Stiles despertaba, y le miraba en silencio.

– ¿Qué tanto lees? – se atrevió a preguntar luego de un rato, haciendo que Derek ignorara la lectura.

– Cartas – contestó, acercándose a Stiles –. ¿Cómo te sientes?

Stiles se movió un poco de lugar para que Derek pudiera sentarse junto a él en la cama.

– Mucho mejor, gracias – sonrió –. Aunque no creo que la apuñalada en la espalda sane tan rápido.

Derek rió bajo.

– Por cierto...– mencionó el rey –. Ya sé quién es el que te hizo esto. Cora me lo ha dicho.

El humano tragó saliva, sintiéndose nervioso de pronto al recordar lo que había pasado.

– ¿En dónde está Peter?

The winter is coming...(Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora