Episodio treinta.

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Michael veía cómo Cora se empeñaba en mantener limpia la herida que Scott tenía en el brazo mientras que Deaton creaba una extraña bebida púrpura de medicamentos. Michael no decía absolutamente ni una palabra, pues sentía que no tenía el derecho de hacerlo, ya que él no estaba involucrado de ninguna forma con Scott.

– ¿Está seguro de que despertará con eso? – preguntó la chica, señalando el frasco que llevaba Deaton entre sus manos.

– Segurísimo, Majestad.

– Él sabe lo que hace, dale un poco de espacio – opinó Michael, tomando la mano de la reina para alejarla un poco de Scott –. Necesitas descansar, ya ha pasado un día entero desde que Scott se encuentra inconsciente.

– Un día entero en el cual no hemos hecho algo para ayudar – Cora miró a su caballero –. No sabemos si Theo fue hacia su castillo o hacia otro lado, y no sabemos si Scott va a sobrevivir. Tengo que quedarme aquí, él es el único testigo de la huida de Theo – señaló a Scott, quien ya estaba siendo tratado por Deaton.

– O el único culpable – interrumpió Stiles, llamando la atención de todos los presentes en la habitación.

– ¿Estás culpando a Scott? ¿Con qué razón lo haces? – contradijo la reina, poniéndose de pie frente a Stiles de una manera intimidante.

– Con la única razón de la verdad – se excusó el castaño, viendo cómo Cora retrocedía un par de pasos tras notar la presencia de su hermano –. Deaton ya nos dijo que él mismo encontró a Scott inconsciente en la bahía durante la madrugada de ayer.

– Ese no es un testimonio tan concreto como para culpar a Scott.

– Porque no he terminado de hablar – Stiles suspiró –. Un par de guardias vinieron a hablar con Derek durante el almuerzo, no podían con la culpa, así que admitieron que un bote desapareció de la bahía esa misma noche.

– Theo robó ese barco...– susurró Michael, juntando todas las partes del suceso.

– Eso creemos – añadió Derek –. Para llegar a Iron Islands se necesita un barco, o un bote...así que es obvio que Theo usó ese bote, pues nuestros corceles siguen completos.

– Ajá, ¿Y esto en qué involucra a Scott? – insistió la reina –. Derek, no puedo creer que estés culpando al chico que más confianza nos ha dado.

– Tal vez ella tiene razón – apoyó Michael –. Aunque admito que también sospecho un tanto de Scott – en cuanto dijo aquellas palabras recibió una fría mirada por parte de la reina –. Como sea, no han dicho por qué dudan de Scott.

– ¿No se les hace demasiado extraño que Theo escape e inmediatamente después este chico salga herido por una mordida del mismo Theo? – dijo Stiles, asegurando aquello como si realmente tuviera la razón.

– El señor Stiles tiene mucha verdad en su hipótesis – opinó Deaton mientras seguía curando al humano –. Cuando Scott despertó en mi laboratorio parecía estar muy nervioso, como si quisiera ocultar la mordida.

– Si Theo hubiese mordido a Scott como defensa, Scott no tendría la necesidad de ocultarlo – murmuró Stiles, asintiendo ligeramente.

Ambos lobos pasaron su atención hacia la puerta del aposento tras percatarse de un aroma bastante familiar cerca de ellos.

Era Lydia.

– Yo quiero confesar algo – dijo la banshee, entrando a la habitación con todas las miradas encima.

– Habla – exigió Derek con un tono serio.

– Hace un par de días, tuve una visión – admitió ella, viendo sus manos con nerviosismo –. Vi cómo Scott era mordido por Theo...

The winter is coming...(Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora