Epílogo.

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King's Landing logró reconstruirse luego de 3 años enteros de trabajo y dedicación. El castillo poco a poco fue levantándose junto al reino, dando ese aspecto de fortaleza, elegancia y orgullo. Cientas de banderas con el emblema de todas las casas sobrevivientes a la guerra se extendieron por los muros que rodeaban King's Landing, dando a entender que el reino ya era libre, y que no se necesitaba de una sola casa para representarlo, sino la de todos.

Los sucesos de la guerra dejaron enormes huecos en los corazones de los que lucharon, huecos que no sanarían con el paso de los años, huecos que seguirían abiertos hasta sus últimos días, huecos que sólo eran ignorados por etapas de felicidad como la que se estaba viviendo en el castillo en esos precisos instantes.

El salón del trono estaba decorado con mantas blancas, doradas y plateadas. Candelabros enormes colgaban de los techos, encendidos con velas blancas para darle un aspecto pacífico al vestíbulo. El trono, sin nadie sentado en él, se veía reluciente ante la armonía del lugar, como si antes no hubiese sido testigo de tanta destrucción por su culpa. El pasillo del salón estaba cubierto por una alfombra blanca, la cual tenía pétalos de rosa encima, dándole un aspecto mucho más natural a toda la decoración.

Y mientras que el salón y los patios del castillo eran decorados, Stiles se miraba al espejo en su aposento, sudando frío gracias a los nervios, y acomodando su vestimenta con ayuda de Lydia, quien se encontraba a su lado.

– Vamos, Stiles, no puedes ponerte tan nervioso – alegó la banshee, cerrando los botones de la camiseta del castaño –. Respira hondo, y exhala.

– Respiro hondo y exhalo – repitió Stiles, haciendo lo que le decía ella.

– Bien, así, hazlo – insistió la chica, riéndose al notar que Stiles comenzaba a respirar con exageración –. ¿Listo?

Él asintió, riéndose nervioso y viéndose al espejo una última vez, así como Derek lo hacía de la misma forma, pero en su habitación, acompañado de Cora.

– Qué asco, hueles a nervios – se quejó la loba, mirando el reflejo de su hermano.

– Cállate y ayúdame a acomodarme esto – señaló el cuello de la camiseta.

– No creo que sea fácil para mí si sólo tengo una mano – bramó ella, parándose detrás de Derek para ayudarlo –. Estás más alto, ¿O acaso yo también estoy nerviosa e imagino cosas? – balbuceó, oyendo a Derek reír.

– Estás nerviosa – afirmó Derek, dándose la vuelta cuando su camiseta estuvo en orden, y pudiendo entonces encarar a su hermana –. Anda, no puedes ponerte nerviosa sólo porque tu hermano está triunfando en el amor – dijo él, a lo que Cora rió.

– Juré que ibas a ser un fracasado, y que nadie te querría porque eres un tonto – declaró la chica, suspirando –. Pero mírate ahora, sigues siendo un tonto, a diferencia de que estás a punto de casarte.

– Tomaré eso como un cumplido – apoyó Derek, riéndose junto con ella.

Justo antes de que ella dijera algo, un par de toques en la puerta los obligó a quedarse callados, con las manos tomadas y una sonrisa aún en sus labios.

– Pasa – demandó Derek, y Lydia se hizo presente al abrir la puerta.

– Emm...te necesito en el salón del trono – susurró la banshee, sonriendo –. Bueno, yo no.

– Sí, lo entendimos – bramó Cora, echándole una mirada a su hermano para asegurarse de que todo iba perfecto –. Andando, bobo – caminó hacia Lydia y suspiró –. Y tú, Lydia, vuelve a con Stiles, anda – la empujó hacia el pasillo mientras ambas reían.

The winter is coming...(Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora