Se detuvo frente a una de las antorchas del pasillo, mirando la cálida llama con detenimiento, perdiéndose en el color rojo de la flama, parecía que el fuego le llamaba, como si fuese parte de él.
Dirigió su mano con lentitud hacia el fuego, tan hipnotizado por la luz que se reflejaba en sus ojos castaños, que ni siquiera se percató de que sus dedos ya estaban tocando el fuego ardiente. No sentía dolor, ni ardor en la piel, sus dedos no se estaban quemando, al contrario, seguían intactos aunque la lumbre los cubriera por completo. Poco a poco, toda su mano estaba envuelta por las flamas de la antorcha, y seguían intactas, como si el fuego no estuviera allí.De pronto, salió del trance, retirando su mano enseguida para revisar que no estuviera herido, ahogando un jadeo al notar la piel completamente sana, sin rastro de nada.
No tenía una explicación para eso.
***
Scott despertó en una habitación muy peculiar. Junto a él, un hombre de piel morena leía un par de libros, parecía estar buscando miles de respuestas en esos escritos. Scott miró su propio cuerpo, que yacía sobre una camilla, notando que su ropa estaba manchada de sangre y que uno de sus brazos se encontraba vendado.
– Has despertado, hombre – habló el moreno, dejando los libros a un lado para acercarse a Scott.
– ¿Deaton? – logró articular.
– Así me llaman – tomó el brazo del chico con delicadeza –. Si te preguntas porqué estás aquí, es porque anoche hiciste una tontería, y casi mueres de no ser por mí.
Esas palabras lograron hacer un 'clic' en el cerebro de Scott, haciéndole recordar todo lo que le sucedió antes de quedar extrañamente inconsciente en la bahía.
– Debo irme – balbuceó, levantándose de la camilla torpemente –. Si ellos saben...si...– sus piernas se debilitaron en cuanto estuvo de pie, por lo que Deaton le ayudó a sentarse de nuevo.
– Ellos aún no saben que estás aquí. He pasado parte de la madrugada tratando de curarte – informó el hombre –. Y a juzgar por lo que veo, no quieres que nadie sepa que te mordió...una quimera.
– Suélteme, déjeme ir – insistió Scott, deshaciéndose del agarre de Deaton antes de caer al suelo –. ¡Joder! ¿Porqué me está pasando esto? ¿Qué es lo que no funciona?
– La mordida está luchando contra tu organismo – aseguró Deaton –. He leído un par de escritos que aseguran que no todos estamos hechos para obtener esos poderes.
La mente de Scott dio vueltas ante tal información, y gracias a eso tuvo que acostarse de nuevo sobre la camilla.
– ¿Qué va a pasarme? – preguntó bastante preocupado, quejándose del ardor que sentía en su brazo mordido.
– A este paso...– Deaton suspiró –. Creo que vas a morir.
Justo en ese instante, alguien llamó a la puerta con bastante prisa.
Scott sintió perfectamente cómo su cuerpo empezaba a sudar frío debido a los nervios y la preocupación del momento. Creía que lo habían descubierto, que lo matarían, o peor, que lo encerrarían para siempre en un hoyo oscuro.
– Tranquilízate – pidió Deaton, abriendo la puerta enseguida.
Y para su sopresa, su visitante era nada más y nada menos que Stiles.
– Señor Stilinski – dijo Deaton al ver al castaño –. ¿En qué puedo ayudarle?
Stiles suspiró, entrando al vestíbulo con la mirada del moreno encima, y ganándose la mirada de Scott de inmediato.
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The winter is coming...(Sterek)
DiversosUbicados en un mundo dividido por siete reinos, donde el verano es capaz de durar décadas y el invierno toda una eternidad, donde rastros de una extraña magia surge de los rincones más sombríos. La tierra del Norte, Invernalia, está resguardada por...