Episodio veinticinco.

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Stiles permanecía dentro de su habitación; estando de pie en el balcón, mirando hacia el horizonte con la única compañía del silencio.

Había pasado esas dos semanas encerrado en su aposento tras el sepulcro de Stella. Tan sólo Derek entraba a dejarle un tazón de comida durante todos esos días sin fallar, y luego de eso, le daba un abrazo para intentar alegrarlo. Stiles adoraba aquel gesto de aprecio por parte del rey, y se sentía tranquilo ante su presencia, pero Stiles debía entender también, que Derek tenía muchísimas cosas qué atender, y no podía brindarle todo el tiempo que él quisiera.

Iba de pensamiento tras pensamiento, y las horas pasaban a su alrededor. Tanto era su distracción en mirar a la nada que ni siquiera escuchó cuando Derek entraba a la habitación y se ponía a su lado en el balcón.

– ¿Cómo te sientes? – preguntó el lobo, ganando la atención de Stiles inmediatamente.

– Bien, yo...he mejorado bastante, gracias.

Stiles sonrió de alegría inconscientemente, pues el sólo hecho de tener a Derek cerca de él le hacía bastante feliz y cómodo.

– ¿Lograste conseguir tiempo libre? – volvió a hablar el castaño.

– No, de hecho, me escapé del despacho – soltó una risa –. Ya ha oscurecido, y quería venir a desearte buenas noches.

Las mejillas de Stiles se tornaron de un rosa pálido, y el chico no hizo más que mirar hacia el horizonte, en un intento porque Derek no lo viera.

– Me has hecho mucha falta estos últimos días – añadió el rey, tomando la mano de Stiles con delicadeza –. Tal vez suene exagerado, e incluso ridículo pero...en verdad me hace demasiada falta el que estés junto a mí en todo momento.

– Eso no es ridículo, Derek – contestó Stiles, mirando de nuevo al lobo –. No es ridículo porque a mí también me hace falta estar junto a ti todo el tiempo – sostuvo la otra mano de Derek –. Te prometo que desde mañana todo volverá a la normalidad...¿Está bien?

– No te pido que te esfuerces en olvidar la parte más cruel de tu duelo...– susurró –. Puedo esperar el tiempo que desees, sólo quería que supieras que yo...– tragó saliva.

– ¿Que tú...? – el castaño alzó una ceja.

– Te extraño – soltó Derek de pronto, y Stiles tan sólo se quedó en silencio por la sopresa –. Es ilógico, estás en el mismo lugar que yo, y de todas formas siento que no te tengo. Todos estos días han sido la peor tortura para mí, y no quiero que te sientas culpable por eso, al contrario, yo...– aclaró su garganta –. Yo ya no sé qué coños estoy diciendo...

Se quedó en silencio al sentir que Stiles tocaba su mejilla con bastante suavidad. ¿Acaso había llorado? ¿Cómo era eso posible?

El humano bajó su mano para reposarla sobre el hombro de Derek, mientras que su otra mano seguía entrelazada con la del lobo en un fuerte agarre, como si ambos tuvieran miedo de separarse siquiera un poco.

– Quiero que sepas que estoy aquí – dijo Stiles en un murmuro –. Y que jamás dejaré de estar a tu lado por más muros que nos alejen – recargó su frente en el pecho de Derek, respirando su aroma con tranquilidad.

Y sin decir algo más, Derek apoyó sus dedos en el mentón del rostro de Stiles para mirarlo a los ojos directamente. Estuvieron en silencio durante un par de segundos, tan sólo aprovechando la cercanía del otro y dejando que el mundo rodara sin ellos.

– Te quiero muchísimo, joder...– dijo Derek, rodeando a Stiles con sus brazos gentilmente, antes de darle un casto beso en la frente para demostrar que hablaba en serio.

The winter is coming...(Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora