Episodio diecisiete.

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El señor Yukimura salió de su castillo al amanecer para tomar camino hacia el reino de las banshees.
Cabalgaba junto con otros dos hombres, sus mejores guardias, para estar más seguro durante todo su trayecto, pues atravesarían bosques, y campos para así poder llegar a su destino.

Mientras que los tres hombres galopaban por medio de una extensa pradera, tuvieron que obligar a sus caballos a detenerse pues notaron que seis jinetes se acercaban a ellos por una lateral del camino.

– Caballeros – exclamó el señor Yukimura, jalando las riendas de su caballo para que permaneciera quieto.

– ¿Qué hace un lord tan lejos de su castillo? – preguntó el que parecía ser el comandante de los jinetes.

– Bueno, los lords también tienen asuntos qué tratar...– Yukimura miró el símbolo que llevaban los caballeros en su armadura, notando que eran hombres de Iron Islands, sirvientes de Theo Reaken –. ¿Qué hacen seis caballeros de Iron Islands tan lejos de su reino? – devolvió la pregunta.

– Patrullando – contestó uno de ellos, encogiéndose de hombros y ganándose una mirada fría del líder.

– ¿Hacia dónde se dirige, Sir.? – volvió a hablar el líder.

– Vamos al Oeste, justo de donde ustedes vienen – alzó las cejas.

Aunque Yukimura parecía estar sereno, sus dos guardias estaban listos para cualquier movimiento que hicieran los seis caballeros de Iron Islands. No podían confiar en ellos.

– Para allá no hay nada, ¿A qué van? – insistió el hombre con intensión de conseguir información.

– Asuntos privados – Yukimura achicó los ojos –. ¿Porqué siento que nos estás interrogando, Sir.?

– Porque tal vez eso estoy haciendo.

Un aire helado sacudió los pastizales que tenían a su alrededor. Los nueve hombres presentes se miraron entre sí, esperando a que el otro hiciera la primera señal para comenzar a hacer algo. Sólo tenían dos opciones: huir o luchar.

– ¿En serio, señores? – agregó Yukimura, levantando sus manos en señal de paz –. Déjennos seguir con nuestros asuntos, y todos saldremos ilesos.

El otro hombre soltó una risa, seguido por los otros cinco que le acompañaban.

– No "mi lord", esto no es así de sencillo – decretó el caballero –. Díganos a qué va al Oeste, y entonces todos salimos ilesos.

– Bien – aceptó el señor, echándoles un vistazo a sus guardias para hacerles saber que no pasaría nada malo –. Iré a visitar a las banshees, necesitamos ayuda de ellas.

– ¿Ayuda para qué? ¿Para que los dejen sordos? – el hombre volvió a reír –. Esas zorras no sirven más que para gritar, y andar por allí de locas.

– Tal vez – dijo Yukimura para evitar más conflicto. Si les daba la razón lo más probable sería que los dejaran seguir con su camino.

– Esa no es una respuesta – gritó el hombre que estaba al último de la fila de caballos.

– Es cierto – admitió el líder –. ¿Para qué necesita a las banshees, Sir.?

– Para saber si es cierto que una guerra se aproxima.

Todo se quedó en silencio durante unos minutos, sólo había miradas confundidas y entrecejos fruncidos.

– En caso de que eso sea verdad, ¿Usted para quién peleará? – el caballero cambió el tema drásticamente.

The winter is coming...(Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora