La reinserción

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Capítulo 1

Peeta volvió hace algo más de un mes. Sigue viviendo en la casa de la aldea de los vencedores, como era de esperar. No le veo desde que llegó, aunque todas las noches le oigo gritar de dolor por esos flashbacks y las pesadillas que tiene desde los primeros juegos. En cierto modo le hecho de menos: sus abrazos, sus caricias, sus palabras.... Aunque también pienso en que no le traté bien, le traté fatal, y él no se lo merecía.

Todas las mañanas me levanto, me lavo la cara y voy al bosque: una rutina sencilla para una persona sencilla. De vez en cuando acudo al remodelado "Quemador" a vender lo que cazo. Ahora es un lugar nuevo y medianamente legal donde casi todos los del distrito venden algo para sacarse unos ahorros extras.

En cuanto a Gale: no he vuelto a sabe nada de él. Supongo que seguirá en el Distrito 2, barriendo cadáveres, viviendo su vida y besando otros labios. A veces me acuerdo de él, de sus besos, y siento impotencia. Me abandonó, a mi, a la que siempre ha estado con él, a la que ha escuchado todas sus quejas y batalllas... Y aún así, le quiero. Le hecho de menos.

De mi madre no sé nada. No la veo desde la muerte de Prim, y no creó que la vuelva a ver nunca, ya que no quieren darme el permiso para moverme por los distritos y ella no vendrá al 12, le trae demasiados recuerdos. Aún mantengo la carta que Plutarch me dio de su parte en el transportador el día que volví.

Ahora Panem es diferente: hay igualdad. Se han reconstruido todos los distritos bombardeados, incluyendo el 13; las casas son como las del Capitolio: con comodidades como agua caliente, calefacción, nevera... ¡Y la sanidad ha avanzado muchísimo! Hay hospitales en todos los distritos, vacunas y más médicos. Seguro que ha Prim le habría encantado el nuevo mundo: las calles están asfaltadas, hay coches y nuevos negocios, pero lo mejor sin duda es que ya no existen Los Juegos Del Hambre; aunque los recuerdos, sí. No somos Peeta y yo los únicos que sufrimos las heridas del pasado. La gente sigue estando gris y triste, llora y se lamenta por sus pérdidas. Bueno gente, la gente que queda. Aunque nuestra calidad de vida ha mejorado la natalidad es extremadamente baja y la atmósfera está muy débil, se va acabando el tiempo.

Las heridas del pasado. COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora