Capítulo 7

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-¿Pero como ha podido pasar?

-Porque son cosas que pasa

Ermion empezó a explicarles que es lo que había pasado y que es lo que podía pasar, ya que el niño debía ser un aborto lo antes posibles, y se estaba acabando el tiempo.

-¿De cuanto estás?

-De seis meses.

-Vaya, quien lo diría- contestó Haymitch.

-¿Tu lo sabías Katniss?

-Me enteré hace dos meses- había que reconocer que este bebé no llegaba en el mejor momento pero hay que intentar apoyar a Ermion en esto.

-Hay más: el médico me ha dicho que ya no se puede hacer nada, es demasiado tarde así que tendré que tenerlo con todas las consecuencias que incluye, y después de que nazca morirá él solo si no muere en el parto.

-Pero, ¿como que no se puede hacer nada?- pregunté nerviosa- pero, pero si si que se podía, te dijo que abortarías de forma natural.

-Ermion podrías morir...

-Lo se Peeta. Y lo que más me duele es que, si el niño sobrevive, morirá al poco de nacer y no podré criarlo, ni cuidarlo, ni mimarle...- Ermion se estaba poniendo cada vez más triste y en su interior se que quería llorar, pero no dejó derramar ni una sola lágrima-Solo le dan un año de vida como mucho después del parto. Pero la verdad es que es mejor.

-Pues sí- contestó Haymitch con la copa ya en la mano.

-¿Donde voy yo tan joven con un niño?

-Ermion no hables así...-dijo Peeta con toda su buena voluntad.

-¡Peeta solo me joderia la vida!

-Ermion...-le toqué la mano para que se tranquilizara pero ella temblaba.

Esa noche no se habló nada mas. Cada uno se fue a su casa y Ermion se quedó en la suya, sola. Cuando salimos a la calle Peeta se quedó esperándome, quería decirme algo:

-Katniss había pensado, que si tu quieres, podíamos dormir juntos, como en los viejos tiempos. Es que últimamente tengo muchas pesadillas y quería tenerte a mi lado.

Me lo pensé durante unos segundos pero no tarde mucho en contestar:

-Esta bien, dejame subir a por unas cosas y ahora voy.

Desde entonces no hay una sola noche que durmamos separados. Aquella noche no pasó nada entre nosotros pero yo tenía la corazonada de que pronto pasaría. Cada vez me sentía más segura, más preparada. Pero no sabía que hacer, seguía hecha un lío: mi corazón seguía sintiendo algo por Gale, aunque ya sabía que nunca pasaría nada entre él y yo porque delante mío estaba Ermion, ella se lo merecía más que yo y era Peeta el que me merecía a mí, no Gale. Era el quien me consolaba por las noches, quien me hacía reir, quien me llevaba de paseo por la pradera porque sabía lo que me gustaba el bosque, quien me cocinaba los mejores bollos todas las mañanas, era el quien verdaderamente me quería sin pedir nada a cambio... Me di cuenta de que no era justo todo lo que él hacía por mí, así que una noche me arriesgué y lo hice mientras paseabamos:

-¿No te parecen bonitas? Las estrellas me refiero.

-Si...

-Son casi perfectas...

-Peeta- le corté sin dejarle terminar porque no podía esperar más, no sabia ni si quiera si me iban a salir las palabras- yo, yo...

-Si Katniss...

No pude contestar así que le besé, le besé como nunca le había besado. Era como en esos libros de amor en los que la pareja se besa y caen pétalos de rosas sobre ellos. Fue algo mágico, algo inolvidable.

-Creo que ya estoy preparada.

Después de aquella noche las cosas entre Peeta y yo empezaron a mejorar. El tiempo a su lado pasaba volando y vivíamos como en una especie de cuento y pesadilla al mismo tiempo. La tripa de Ermion crecía y crecía más. Sin darnos cuenta se acercaba el día del parto. Ella seguía ayudándonos pero no tenía la misma habilidad. Cada mañana después de desayunar cada uno se iba a su casa pero yo solía volver mucho antes de comer porque me daba miedo quedarla sola. La otra mañana llegué y no la encontraba. Me puse a gritar para ver si contestaba "Ermion, Ermion". Subí arriba corriendo y la vi  tirada en la cama.

-Katniss...

-Ermion, ¡Ermion! ¿Que te pasa?

-El bebé, corre, llama al médico.

-Vale, vale, esta bien. Voy a avisar a Peeta. No te agobies.

Después de siete largas y angustiosas horas en el hospital Ermion dio a luz a una hermosa niña de ojos grises, pero murió. Estuvo cuatro días hospitalizada y cuando la llevamos a casa nadie se atrevió a decir nada, todos estábamos destrozados.

-Bueno chicos, mañana a la misma hora de siempre para desayunar, ¿vale?

-Ermion pero no puedes....

-No digas nada, tranquilo, no me pasara nada Peeta.

-¿Estas segura?

-Si chicos, no os preocupéis, mañana nos vemos.

Ermion nunca volvió a ser la misma y no volvimos a mencionar el tema. La rutina siguió su paso y ella empezó a rehacer su vida, pero no contó a nadie de quien era la niña.

Las heridas del pasado. COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora