Capítulo 1:
-Estoy preocupado.
-¿Por qué?
- No es por qué, es por quién: Ermion. Tengo miedo de que no rehaga su vida, que se estanque. Para mí ella ha sido como una hermana y no puedo soportar verla así.
- Te entiendo, pero tienes que dejarla, todo depende de ella.
-Lo se.
Peeta llevaba un par de noches sin dormir y eso le hace estar un poco paranoico. Ha pasado un año desde que él y Ermion vinieron y las cosas han cambiado bastante. Ermion está cumpliendo casi todas sus promesas. Cuida a Peeta como si fuese su hijo: le hace una dieta específica traída desde el Capitolio, le da masajes en el muñón para que la prótesis se fije mejor, se bañan en el estanque para que sus articulaciones no pierdan movilidad de nuevo y hacen terapias de choque para reducir las pesadillas y las recaídas, aún sabiendo que Peeta se pone agresivo y puede llegar a atacar. Creo que si en vez de ella fuese otra persona, no lo haria.
A Haymitch también le ha cambiado la vida. Aunque sigue bebiendo algo ya no se emborracha y parece mucho más sano. Con el también hace deporte y le ha convencido para que cuando se acabe el alcohol en el distrito, en vez de parecer un enfermo mental que va rompiendo cosas sin ninguna causa ni fundamento, se dedique a cuidar gansos. Menos mal que los gansos saben cuidarse bastante bien solos.
A mí no me ha ayudado tanto como a ellos, dice que no se puede. Caza conmigo, me da consejos y somos buenas amigas pero nunca me llegó a explicar por qué yo soy distinta a ellos.
Pasaron los meses y todos nos sentíamos mejor, hasta que por fin llegó el esperado día.
-¿Que hacemos aquí?- preguntó Peeta un poco triste.
-Ya se que no te gusta estar cerca de la panadería pero quiero que te pongas esta venda en los ojos y vamos a entrar.
-¿Esto es otra terapia de choque?
-No, esto es una sorpresa.
Entramos todos dentro y ahí estaba, la vieja panadería, ahora reconstruida.
-Quítate la venda Peeta- su cara cambio de tal forma en ese momento que retrocedería mil veces en el tiempo solo para poder verla otra vez. No pudo evitar emocionarse.
-A partir de ahora este será tu trabajo Peeta, y a partir de hoy todos y cada uno de vosotros tres tenéis oficialmente el alta médica junto con el permiso para moveros por los distritos- dijo Ermion mientras me guiñaba un ojo, por fin podría ver a mi madre- dentro de un tiempo, no se cuanto deberemos viajar al Capitolio a que os hagan una revisión detallada para ver si de verdad estáis bien o me lo he inventado, pero por el momento lo daremos por cierto.
Los cuatro cerramos el círculo que habíamos hecho para abrazarnos durante un buen rato.
-Por fin, por fin...-susurraba Haymitch. La verdad es que lo habíamos pasado bastante mal, sobretodo él con el alcohol. Peeta y yo también seguíamos pasándolo mal: las pesadillas no cesaban y de vez en cuando Peeta se tenía que agarrar a una silla mientras gritaba y se retorcía de dolor recordando lo que le pasó. Incluso a mí todavía me pasan cosas extrañas, como cuando tiro con el arco y en vez de ver un animal al otro lado veo a un tributo caído o a una persona; aunque como decía Gale, no hay tanta diferencia.
-Las cosas no cambiarán mucho, lo único es que ya no vendréis a comer a mi casa ni os haré de criada personal-dijo entre risitas.
-¿Y por qué no?
-Porque no me puedo pasar la vida cocinando para vosotros- todos reímos, no podíamos parar- también quiero que sepáis que aunque ya no esté todo el día encima de vosotros no os voy a abandonar y que bajo ninguna condición podéis dejar de hacer deporte, ni deprimidos, ni beber...¡Ah y hay otra sorpresa! Segunda sorpresa, pero no menos importante, por favor...
Y allí apareció ella, radiante. Rubia,con los ojos azules y sin la cara pintada como un payaso.
-Effie...
-Hola chicos. He vuelto.
Effie nos explicó que había decidido quedarse en el 12 porque ya no soportaba la vida en el Capitolio, no podía mirar a la gente de allí como antes, no después de todo lo que había pasado. Ahora ella era una mujer nueva, se había dado cuenta de que aquella moda del Capitolio no le favorecía nada y que creería que sería más feliz con nosotros. Quería ser ella misma, quería enamorarse...
-Vaya Effie, estás muy guapa.
-Tú tampoco estás mal Haymitch, te veo genial.
Sin duda había habido algo entre ello durante los juegos, una chispa, una chispa que ahora podría arder.
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Las heridas del pasado. COMPLETADA
Fiksi PenggemarKatniss vuelve a casa después de recuperarse, no del todo, de sus heridas. Vivirá una serie de nuevas aventuras y romances en los que la vida la dará varias vueltas y jugará con sus sentimientos.