Capítulo 3

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Después de una larga negociación hasta llegar a casa conseguí que Ermion quedase por la noche con Tom. Le solté una serie de patrañas y mentiras que ni yo misma creía, como que tenía que salir con él porque ella estaba muy mayor y se le iba a pasar el tren, o que estaba un poco paranoica y loca....creo que ella aceptó ir sólo para que la dejase en paz.

La dejé a la hora de la comida en la puerta de su casa y quedamos en que al final de la tarde me pasaría por su casa para ayudarla a prepararse y tomar un té.

-¿Estás nerviosa?

-Un poco, hace tiempo que no tengo una cita.

-Bueno, esta tarde quedamos antes de la cena para ayudarte a elegir la ropa y charlar.

-De acuerdo, hasta la tarde-  me respondió ella sonriente. Tenía otro color en la cara, se la veía feliz.

Entre en casa y Peeta ya había llegado. Estaba sentado en la mesa esperándome para comer, con la cabeza apoyada sobre la mano y una cara pensativa.

-¿Que te pasa?

-¡Oh! Hola Katniss, no te había oído llegar- el intentó cambiar de tema pero mi cara lo decía todo, quería una confesión- no, no me pasa nada, lo único es que estoy un poco cansado y a veces, cuando estoy en la panadería me acuerdo mucho de mis padres y mis hermanos, y eso me hace estar triste.

Caminé hacia él y me senté a su lado. Le abracé llevando su cuerpo hacia el mío y le dije:

-Te entiendo, a mí también me ocurre cuando estoy en casa- aunque Peeta y yo durmiesemos juntos no significaba que el resto del día tambien lo pasasemos juntos. La mayoría de los días comíamos cada uno en su casa y alguna noche me he ido a dormir a mi casa porque habíamos discutido, estábamos malos o simplemente no nos apetecía dormir juntos.- Pero tienes que aprender a vivir con ello, superarlo poco a poco y algún día, en vez de mirar la situación con pena la mirarás con orgullo. Dirás: aquí mis padres, que para mí eran las mejores personas del mundo me enseñaron todo lo que se, me cuidaron,me criaron...

-Bueno no exageres tanto que ya sabes que pasaban un poco de mí- ambos nos reímos.

-¿Estas mejor?

-Si.

-¿Comemos?

-Vale.

Nos pasamos toda la comida hablando de lo que sentíamos en ese momento, de nuestro dolor. Tras varias confesiones y unas cuantas lágrimas los dos nos sentíamos mejor. Como yo le veía triste le hice una propuesta de la que no esperaba un rechazo:

-¿Y si vamos esta tarde al bosque los dos?

-¿Al bosque?

-Si, los dos solos. Venga, seguro que te gustará.

-Es que no se Katniss, tengo que abrir la panadería...

-Ermion te dijo que no la abrieses todavía por la tarde, solo por la mañana.

-Ya, pero...

-Pero nada, esta tarde vamos los dos al bosque.

-Está bien-me dijo con una pequeña sonrisa.

Cogí una vieja cesta de mimbre que era de mi hermana y la llené de comida y agua. Dulces, bollos, pasteles... Nos pusimos las botas y tomamos el camino de la pradera. Íbamos despacio porque no había prisa pero yo no pude evitarlo y empecé a correr mientras me reía.

-Vamos, corre y disfruta.

Pasamos la valla y Peeta empezó a correr detrás de mí. Yo me lo tomé con calma pero sin darme cuenta el me alcanzó. Había mejorado mucho y estaba en forma. Se abalanzó sobre mí y me tiró al suelo. Empezó a hacerme cosquillas y nos echamos a reír. El empezó a besarme fuertemente mientras rozaba su cuerpo contra el mío. Peeta estaba creciendo, se estaba haciendo mayor. Había dejado de ser ese chico dulce e inocente y se estaba convirtiendo en todo un hombre. También estaba cambiando su sexualidad, lo notaba, y eso era una cosa que me asustaba porque creo que yo todavía no la había alcanzado. Podía verlo en su forma apasionada de besarme, en su forma de abrazarme, en su forma de mirarme...y por las cosas que hacía, como llevarme cogida a la cama o tirarme contra ella, subirse y empezar a besarme, no solo la boca sino también el cuello. Yo sin duda alguna no estaba aún preparada para ello.

Las heridas del pasado. COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora