A la mañana siguiente fui pronto a casa de Ermion. Cuando llegué me sorprendió ver que el desayuno estaba servido tal y como el día anterior. Ella tenía cara de no haber dormido en toda la noche y se la veía agotada.
-¿Como está Peeta?
-Mejor, pero ha pasado una noche muy mala.- podía imaginarmelo teniendo en cuenta lo que oía desde mi casa- Come algo y después súbele algo a él para desayunar, yo voy a despertar a Haymitch y a limpiar su casa y la tuya.
-¿Mi casa? ¿Para qué?
-Para que esté limpia-Ermion no estaba de muy buen humor que digamos- recuerda que una cláusula de mi contrato se especificaba que tenía que regular vuestra higiene, y eso implica limpiar.
-Bueno, yo cuidaré a Peeta.
-Esta bien, me voy. Volveré a eso de la una.
Desayuné algo y luego le subí a Peeta un vaso de leche con galletas. Seguía dormido así que aproveché para ir a la habitación de Ermion y buscar las cartas de Gale. Cuando abrí la caja ahí estaban todas, ardientes. Las había de todas las fechas. Algunas eran de antes de la guerra pero yo cogí una de cuando estábamos en el campo de batalla, cuando hubo verdaderamente algo entre Gale y yo.
Para Ermion:
Cada día te recuerdo más. A ti, a tus besos, a tu pelo rubio ondeado por
en viento, a tu forma de acariciarme...
Solo sueño en un periodo sin guerra: viviendo contigo en nuestra casa
de la pradera, con un montón de niños correteando...Quiero abrazarte,
hacerte mía, tenerte sobre mis brazos. Desde el frente A se ve todo muy
fácil y se que vosotros lo estáis pasando peor, siento haberte abandonado
a la hora de la verdad. Te prometo que cuando todo acabe pasaremos todo
el tiempo que no hemos podido pasar juntos.
Siempre tuyo...
Gale
Me quedé sin palabras. Nunca supe que Gale tuviese un lado sensible ni tampoco que sintiese tantas cosas por Ermion. Pero lo que si sentía yo en ese momento era rabia, dolor. Le odiaba. ¿Como me había podido hacer eso? Era cruel.
Encontré otra carta, esta era de hacía un par de días. Me disponía a leerla cuando oí un ruido en la habitación de Peeta. Me guardé la carta en el bolsillo de la chaqueta y fui a ver que pasaba. Cuando llegué Peeta estaba despierto y había tirado el vaso de leche al beber. Le miré y el me miró, pero con una cara distinta, como si sintiese vergüenza.
-Lo siento mucho- dijo al instante.
-No te preocupes, le podía haber pasado a cualquiera.
-Me refería al beso- no respondí, no podía, no sabía que decir...
-Te has mojado entero, dejame que te seque- cogí un trapo y empecé a secarle. Yo sabía que con secarle no bastaba pero no quería volver a pasar lo que pasé en los primeros Juegos del Hambre cuando tuve que desnudarle.
-Katniss, yo...
-Dejalo Peeta, da igual.
-No, ¡no da igual! Lo que pasó ayer...
-No estoy preparada Peeta, no se por qué pero no. Te quiero, pero algo me ha pasado... Cuando pensaba que tenía las cosas claras resulta ser que no.
-Katniss, Katniss- me cortó al instante- no me importa, por ti esperaré lo que sea.
Sin duda era lo más bonito que me habían dicho nunca;así que, sin pensármelo una vez más le besé. Le besé, larga y dulcemente pero de nuevo me aparté sin saber por qué.
-Lo siento, no,no puedo. Me voy.
En ese instante entró Haymitch por la puerta. ¡Salvada! Bajé corriendo a ver a Haymitch con un entusiasmo anormal y le preparé el desayuno. Después los dos subimos a ver a Peeta y le llevamos otro vaso de leche. La mañana se pasó volando y cuando nos dimos cuenta era la hora de comer. Ermion llegó agotada y con sus últimas gotas de energía preparó la comida y se echó a dormir. Yo aproveché las siestas de Peeta y Ermion y la borrachera de Haymitch para leer la carta de Gale. Sentía nervios porque después de ver lo que Gale decía en la otra carta no sabía que me encontraría en esta.
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Las heridas del pasado. COMPLETADA
Fiksi PenggemarKatniss vuelve a casa después de recuperarse, no del todo, de sus heridas. Vivirá una serie de nuevas aventuras y romances en los que la vida la dará varias vueltas y jugará con sus sentimientos.