Capítulo 5

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A la mañana siguiente me levanté temprano, quería ir a casa de Ernmion para que me  contase qué tal le fue en la cita. Desayuné, me vestí y dejé a Peeta camino de la panadería.

-Luego me lo cuentas.

-Vale.

Llegué a la puerta y antes de que pudiese llamar ella me abrió la puerta.

-Anda, entra, que estabas tardando mucho en llegar.

Yo me reí y entré dentro. En la mesa de la cocina estaba sentada Effie.

-Buenos días Katniss.

-Hola Effie.

-¿Tu también estas a ver si suelta palabra de su cita?- me dijo señalando con la cabeza a Ermion.

-Si.

-¿Quieres algo Katniss? -me preguntó Ermion.

-No gracias, ya he desayunado. Lo que quiero es que nos cuentes ya de una vez.

-Esta bien, esta bien, impacientes- nos sentamos todas alrededor de la mesa y comenzó la charla- pues salimos a dar un paseo y tomamos el camino de la pradera. Yo llevaba zapatos abiertos y me estaba haciendo daño con el pasto, así que el me cogió hasta que llegamos a la valla y empezó el tramo de hierba fresca...

-¿Estuvisteis en el bosque por la noche?

-No nos adentramos mucho, solo en la explanada que hay al lado.

-¡Continua!- insistió Effie.

-Él tenía preparado un picnic ligero con velas de colores encendidas, era muy romántico- todas nos fundimos en un "oh" cuando nos dijo aquello- comimos algo y estuvimos mirando las estrellas durante un buen rato mientras hablábamos.

-¿Y no te besó?

-No me besó hasta llegar a casa. Fue algo muy especial. Se acercó a mí, me sujeto por la cintura y me levantó del suelo girando sobre sí mismo mientras me besaba.

-Peeta y yo les vimos desde la ventana. Se os veía tan felices.

Fue decir aquello y la bocina de un coche sonó fuera.

-¿Quien es?

-¡Oh dios mío! No puedo creerme que ya esté aquí.

Salimos fuera y vimos un enorme camión de mudanzas. Un hombre fuerte y robusto saludó a Ermion.

-Aquí te lo traigo.

-Vaya,que rápido....

-Espero que lo disfrutes- dijo sonriente.

El hombre, junto con otros dos, cargaron un gran mueble pesado tapado con una tela y lo llevaron al salón. Lo dejaron en un hueco que Ermion había hecho recientemente y permaneció tapado.

-Bueno chicas os presento: a mi nuevo piano- dijo mientras tiraba de la tela dejando al descubierto un hermoso piano negro, tenía que ser muy caro.

-Es precioso...

Se sentó en el taburete y abrió la tapa. Deslizó los dedos sobre las teclas y empezó a tocar una melodía casi perfecta, parecía una profesional.

-¿Como sabes...?

-En la biblioteca siempre había un piano que era de mi abuela y mi madre me enseñó.

Entonces empezó a tocar una melodía, me resultaba familiar. No sabia que era y cuando caí ella había empezado a cantarla, ¿como la conocía?

                   ¿Vas, vas a volver

                     al árbol con un collar de cuerda

                     para conmigo pender?

                    Cosas extrañas pasaron en él,

                    no más extraño sería

                   en el árbol del ahorcado reunirnos al anochecer.

-¿Por qué conoces esa canción?

-Mi padre la cantaba en casa cuando llegaba de trabajar, es una canción de la mina.

-Yo también la conozco, y la de la pradera.

-Si...

Ermion nos tocó unas piezas más. No sólo tocaba bien, sino que también cantaba genial. Yo la acompañaba a veces. Ella me decía que yo cantaba mucho mejor que ella pero yo pienso que estábamos muy igualadas.

A Peeta y a Haymitch también les encantó. Pasamos una tarde genial en casa de Ermion mientras ella nos deleitaba con su música.

Las heridas del pasado. COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora