Capítulo 3

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Sobre las 3 de la tarde del día siguiente ya habíamos llegado al hotel Capitolio. Durante el viaje de ida nadie dijo nada: algunos dormían, otros leían, Haymitch bebía y yo miraba por la ventana.

-No te preocupes, todo saldrá bien- me repetía Peeta una y otra vez.

Me sentía mareada, como en los primeros meses de embarazo.

Una vez que estuvimos instalados en las habitaciones, Ermion apareció con noticias. Vestía unos pantalones militares y una camiseta blanca. Peeta y yo nos miramos.

-Veamos- se rascó el puente de la nariz- tenéis que dar una rueda de prensa a cielo abierto en la que calmareis al pueblo diciendo que el hecho de que haya una banda terrorista por ahí suelta no son más que habladurías.

-¿Y es eso cierto?- interrumpe Peeta- ¿Alguien viene a por nosotros?

-No lo sé, pero ten por seguro que en cuanto lo averigüe tu serás el primero en saberlo.

Se dio la vuelta y salió por la puerta, pero antes se giró de nuevo:

-No tenéis por qué preocuparos por nada, aquí estaréis a salvo. Por cierto, la rueda es a las 6 y media. En 10 minutos vienen a preterminar.

Los maquilladores tardaron más de dos horas en terminar. A mi me pusieron un traje negro de chaqueta-pantalón que me hacía parecer una persona demasiado mayor y a Peeta unos pantalones negros con una simple camisa blanca. Nada de peinados extravagantes, nada de maquillaje en exceso, nada de ropa ridícula.

Gale entró por la puerta justo cuando yo me calzaba los enormes tacones:

-¡Vaya!- dijo mirándonos a Peeta y a mi- ¡Si no os han vestido como payasos!

Puse los ojos en blanco. Ermion entró también, ambos iban con traje militar.

-Muy bien chicos, hay que irse.

-¿Tan pronto?- dijo Peeta- A Katniis apenas le ha dado tiempo a descansar. Os recuedo que está embarazada.

-Peeta- desafió Ermion-, te recuerdo que no soy yo la que pone las normas aquí.

La rueda de prensa era al aire libre. Habían acomodado un bonito jardín de las instalaciones para el evento. Estaba lleno de público de verdad y periodistas. Los flashes de disparaban como ametralladoras y yo me sentía aturdida.

Respondimos a miles de preguntas, y ya estábamos extasiados: ¿que tal la relación de la pareja? ¿Vais a tener niño o niña? ¿Como le vais a llamar? ¿Es difícil la vida en el 12? ¿Por qué os habéis mantenido al margen de las cámaras?

Hasta que llegó la esperada pregunta:

-¿Que tenéis que decir con respecto a esos rumores que corren sobre un posible grupo terrorista?

Tomé aire y trague el nudo que tenía en la garganta:

-Estamos seguros de que eso no son más que habladurías y de que nuestro equipo de gobier

Las heridas del pasado. COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora