Capitulo 4

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Subimos a Peeta a una de las habitaciones. Permaneció dormido durante la hora de la comida. Comimos algo y Ermion llamó a un hospital del Capitolio para contar lo que había pasado. El doctor Aurelius le dijo que podía haber sido provocado por cualquier cosa, y que si volvía a ocurrir debería ser trasladado al Capitolio. No nos quedamos tranquilos con la respuesta pero en el caso de que volviese a pasar Ermion estaba preparada. Haymitch se tomó una copa y Ermion sacó un fino cigarrillo y lo encendió.

-¿Fumas?-preguntó Haymitch.

-Solo en situaciones de estrés- contestó ella mientras exhalaba un denso humo blanco- en mi casa siempre se ha bebido y se ha fumado, aunque no hubiese dinero ni para comer; así que, supongo que me viene de herencia. Bueno, subiré a ver como está Peeta.

-¡Te acompaño! - grité yo. Estaba tremendamente nerviosa.

Subimos al piso de arriba. Peeta seguía dormido y estaba sudando.

-Le ha subido la fiebre- dijo Ermion con el cigarro en la boca-le daré algo para que le baje y le pondremos unos trapos de agua fría. Katniss baja a por un  cubo pequeño que hay en la cocina y llenarlo de agua bien fría.

-Vale, ¿y los trapos?

-Están aquí arriba.

Últimamente estaba muy entusiasta y cooperativa, cosa que me extrañaba porque yo nunca he sido así, nunca me ha gustado recibir órdenes. Bajé y subí deprisa sin derramar el agua y le puse los trapos húmedos a Peeta. Al entrar en contacto con el agua tan fría se despertó.

-¿Que ha pasado? Me duele mucho la cabeza-antes de que pudiese decir nada Ermion contestó.

-Has tenido una recaída como las del hospital, solo que esta vez no sabemos que es. Puede ser una reacción a la medicación o incluso algo que has visto, una tontería. Te recuperarás pronto.

-No recuerdo nada, pero, ¿pero que ha pasado?- estaba muy confuso y eso le ponía nervioso.

-No te preocupes Peeta, no ha pasado nada importante, solo te has desmayado.

Le dimos un caldo para que comiese algo y al instante se quedó dormido. Ella bajó al piso de abajo con Haymitch y yo me quedé arriba con Peeta. Mientras bajaba oí como Ermion se encendía otro cigarro. Yo me metí en la cama con Peeta y me acurruqué a su lado. Aún dormido el levantó un brazo y me abrazó, como en los viejos tiempos. Enseguida se despertó y me sonrió.

-¡Como echaba de menos esto!

-Y yo- ambos sonreímos pero no pude evitar sentirme un poco incómoda.

-No pasaba desde los últimos Juegos del Hambre.

-Yo lo necesitaba. A veces te oigo por las noches, desde mi casa.

- Y yo a ti. Aunque los juegos ya hayan terminado las pesadillas no.

-Esas nunca terminaran- él me abrazó a un más fuertes y nuestros cuerpos se pegaron mucho. Acercó su cara a la mía y antes de que me diese cuenta me estaba besando. El mismo hambre que se apoderó de mí en la playa había vuelto. No se por qué, no se cómo, pero aparte su cara al instante. El miró hacía otro lado con cara de vergüenza. ¿Que habíamos hecho? ¿Que había hecho yo? ¿Por qué le aparté? Estaba hecha un lío. ¿Antes casi me mata y ahora me besa? Al instante llegó Ermion y al vernos tan juntos sonrió.

-Vaya, ya veo que te has despertado como en un sueño- le dijo a Peeta.

-Bueno, podía haber sido mejor- la respuesta fue un poco cortante y Ermion se quedó un poco extrañada.

Comenzó a tomarle la temperatura y a tocarle la tripa. De repente Peeta puso una cara espantosa de dolor y empezó a sudar.

-A ver...-Ermion le inspeccionó y vio que no era nada bueno- le ha subido la fiebre...

No terminó de decir la frase y Peeta empezó a vomitar. Paró rápido pero se le veía muy cansado. Pasamos la tarde entera en casa de Ermion cuidando a Peeta mientras Haymitch acababa con el alcohol de toda la casa. Al llegar la noche, Ermion nos dijo que nos fuéramos a nuestras casa.

-Iros a dormir, es tarde y se os ve cansados. Y borrachos.

-Ni hablar, yo no me muevo de aquí. Tengo que cuidarle- no se porque dije eso si en ese momento no podía quedarme a solas con él después de lo que había pasado.

-Katniss es muy tarde y no quiero discutir, vete a casa y mañana vuelves pronto si quieres- lo dijo con un tono enfadado, se notaba que ella también estaba cansada. No quise cabrearla más así que obedecí y nos fuimos.

Al llegar a casa me di un largo baño de agua caliente para intentar aclararme. Pasé toda la noche en vela ordenando mis sentimientos, pero era imposible. Un par de veces oí a Peeta gritar desde su casa y eso me ponía los pelos de punta. Empecé a pensar en Gale: ¿Que sentía por él? Sobretodo dolor y odio por lo que me había hecho. Dándole vueltas llegue a la conclusión de que a mí me había hecho daño diciéndome que me quería  pero, ¿y a Ermion que le había dicho? Todo estaba en las cartas y tenía que leerlas para averiguarlo.

Las heridas del pasado. COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora