Brooke

028

-Ahora te han visto conmigo y ya te han relacionado con ello, no se quienes son estos hombres pero son peligrosos- la miró seria.

Y en ese preciso momento se oyeron unos pasos correr hacia nosotras.

Miro a Amy y le doy una señal, que a la de 3 empiece a correr sin mirar atrás, aunque vea que a mí me atrapan o algo, que no se detenga, que corra y me deje atrás sin importar nada.

-1,2,3 -digo moviendo los labios y veo cómo Amy empieza a correr.

Uno de los hombres va detrás de Amy y otro se acerca a mi, miro al hombre y miro hacia los lados para ver si tengo algún lugar por donde poder escaparme, pero no encuentro ningún sitio. Aparece otro hombre y me rodean entre ambos.

Se acercan a mi y uno me tapa la boca, mientras el otro pasa por detrás de mi y me coge fuerte, miro al hombre que tiene mi boca tapada a los ojos, son claros y destacan en su piel morena por el sol.

Muerdo su mano para que deje de taparme la boca y cuando está quejándose por el dolor le pego una patada y luego le pego otra patada al hombre que me tiene sujeta por detrás, cuando me suelta huyo de allí y miro hacia los lados buscando a Amy, decido ir hacia la izquierda y empiezo a mirar por todos lados buscándola.

-¡Amy!- chillo

No obtengo respuesta alguna por su parte, sigo buscando por toda la calle desesperadamente, donde puede estar Amy, tampoco he estado tanto tiempo escapando de esos dos hombres.

-¡Amy! -chillo aún más fuerte.

Sigo sin obtener respuesta alguna, esta situación ya me desespera, donde se ha podido meter Amy, donde está mi hermana, habrá conseguido escapar de aquel hombre.

Cuando voy corriendo por la calle me tropiezo con una mochila, miro la mochila y veo que es de Amy, la cojo y corro al final de la calle, miro hacia ambos lados.

-Amy, sal de ahí soy yo, Brooke- digo con voz suave.

No oigo ningún paso, mi voz, ni quejido ni nada, miro a la carretera y me encuentro con unas rodadas de coche recientes y una pequeña orquilla que brilla, es de Amy.

-¿Donde estás Amy?- digo en voz alta.

Me giro y miro hacia el otro lado de la calle, para encontrarme con una flamante coche deportivo,cuyo conductor es la última persona que querría ver en este preciso instante.