ESQUIZOFRENIA 46

139 14 0
                                    

... Orihime ...
—Sora, ¿pasa algo? —Le pregunte a mi hermano que estaba quieto frente al teléfono.
—Hime... —Me llamó colgando el teléfono con la mano temblorosa —Nuestros padres... no... no lo lograron.
—¿Qué dices? —Pregunte asustada retrocediendo unos pasos.
—Ellos... ya no volverán —Dijo y corrió a abrazarme sollozando —Lo siento... Lo siento tanto.
Solo pude llorar hasta dormirme en sus brazos en el frío piso, mis papis estaban dormidos, en un sueño eterno, del que ya no regresarían, como los abuelos y mi tía Cristal.
.
.
.
—Amén... —Finalizo la misa el padre, mis papis ahora estaban juntos en esa caja café.
Vi cómo iban bajando la caja hasta que toco el fondo del agujero y lanzaban tierra encima, ahora sabia porque ya no regresarían, estaban encerrándolos en la tierra.
—Sora, ¿por qué los encierran? Es obvio que así no puedan regresar —Le pregunto, tranquila, ahora sabía que mis papas podían regresar, pero los demás lo impedían al encerrarlos.
—Porque ahora ellos ya no pueden regresar a este mundo, se irán a otro mundo, donde solo podemos entrar tu y yo en muchos, muchos años —Me explico con dolor en su rostro.
—¿Es decir que no los podré ver en tanto tiempo? —Pregunte alarmado, yo quería ver a mis papis para siempre.
—Así es —Dijo con pena, agachándose a mi altura.
—¡No! ¡Sora! ¡Yo quiero verlos! quiero que me abrasen! ¡Que me den comida! ¡Que nos lleven a jugar! ¡Que me lean cuentos! Sora... quiero a mis papas aquí conmigo... ¡Conmigo y contigo! —Dije llorando con histeria.
—Escucha Hime... —Me detuvo de los brazos haciendo que le pusiera atención —Todos llegamos a una etapa en que morimos, la muerte solo es el inició de una nueva vida, una vida que solo a ellos les pertenece ahora, pero en esa vida no podremos estar aquí con los vivos, allá donde quiera que vayamos, tenemos que pasar por muchas cosas que aquí en el mundo de los vivos no pasaremos, es por eso que descansaremos en paz, las cosas serán más fáciles, ya no habrá dolor, ni sufrimiento, solo felicidad y amor, lo único triste es que no veremos a nuestros seres queridos que aún viven, solo hasta que ellos mueran y se junten con nosotros —Dijo tomándome de las manos y haciendo que lo mirara a la cara.
—Entonces quiero morir —Dije segura, secando mis lágrimas.
Quería ver a mis papas, ¡YA!
—No Orihime, cuando llegue el momento de morir, será porque hemos cumplido con nuestra misión, como lo han hechos nuestros padres, después de eso, iremos a vivir a un mundo pacifico, solo dejaremos de existir y dejaremos este mundo.
—Eso suena tan feo —Dije soltando otras dos lágrimas.
—Pero es el ciclo de la vida, naces, creces, tienes hijos, y mueres, no todo es eterno, como las paletas esas que querías, ¿recuerdas que al final se acababan? —Asentí —Es por eso por lo que nuestro tiempo en este mundo es limitado, pero, no pensemos más en eso, vayamos a casa, hay que buscar una forma para vivir —Dijo levantándose y sacudiéndose las rodillas.
—¿Para vivir?
—No creas que es fácil para un chico de 12 años encontrar un empleo.
—¿Y para qué es eso?
—Para ganar dinero y comprar comida.
—¡Entonces yo quiero uno! —Dije un poco más animada.
—Hime, ¿crees que si a mí no me dan trabajo teniendo 12 a ti te darán uno teniendo 7?
—No creo que sea tan difícil conseguir uno —Le dije segura de mí misma.
—Es más difícil de lo que crees, papá trabajaba... ¿recuerdas? Siempre llegaba cansado a casa, mamá también lo hacía en casa, pero la diferencia es que ella no ganaba dinero, pero su trabajo era cuidarnos, ahora que ellos no están, mi trabajo es cuidarte.
—Pero ¿para que necesitas uno? Si mamá siempre dijo que nuestro trabajo era estudiar.
—Claro que lo es, pero que bueno fuera que el trabajo que yo quiero conseguir fuera tan fácil como estudiar.
—¡No es para nada fácil! —Dije frunciendo el ceño.
—A comparación, ganar dinero es mucho más difícil.
—¿Tan terrible es? —Pregunte y el negó.
—Ahora sí, pero cuando crezcas tendrás la obligación de conseguir uno, pero será mucho más fácil ya que tendrás tus estudios terminados.
—Pero si tu no los has terminado aún.
—Lo sé, pero no puedo dejar que tu dejes tus estudios, prefiero arriesgarme a eso.
—Sora, yo quiero ayudarte.
—Ayúdame sacando las mejores notas y cuando crezcas conseguirás el mejor trabajo, al menos el mejor para ti.
—¡Si!
—Así me gusta.
—Sora... Tengo hambre.
El me miro con tristeza, en casa ya no había comida...
.
.
.
—¡Miren! Ahí está esa niña sin padres.
—Es igual al niño tanto sin madre.
—Son unos bichos raros.
—Con esos pelos de zanahoria, ¡ja! ¡Nadie los quiere!
—¡Cállense tontos! ¡Dejen a mis amigos en paz!
—¡Ahí viene Tatsuki! ¡Corran amigos! ¡Machorra!
—¡Dímelo en la cara cobarde!
Siempre era lo mismo, los mismos insultos desde que mis padres y la madre de Ichigo murieron.
Nadie nos quería por ser huérfanos, ni tampoco por nuestro color de pelo, para todos éramos alienigenas, excepto para Tatsuki, nuestra mejor amia, era la única que nos protegía, a mí y a Ichigo.
—Esos niños tontos son unos cobardes. ¿Estás bien Orihime?
—Ellos cortaron mi pelo.
—¡Malditos! ¡Me las van a pagar!
—¡No Tatsuki! Ya no te metas en problemas, estaré bien, crecerá.
—¿Y qué harás?
—Mi vecina lo puede emparejar, sin que le diga nada a Sora.
—Perdóname por no llegar a tiempo.
—Me has ayudado demasiado, con eso basta, mejor ve con Ichigo, lo han golpeado y llorando en el lago.
.
.
.
—¡REGRESA AQUÍ LADRÓN! —Grito un hombre haciendo que me entrara pánico, hace apenas dos meses que mis papas ya no estaban y no sé porque Sora dijo que lo esperara aquí.
—¡SORA! —Grité feliz cuando lo vi corriendo hacia mí con muchas cosas en los brazos.
—¡ABRE LA MOCHILA! —Me dijo a unos metros de mí.
Obedecí, abrí la gran mochila que cargaba en la espalda, en ella había pocos productos, como papel, jabón, y pasta de dientes.
—Qué bueno que llegas, empezaba a preocuparme —Le dije mientras el vaciaba algunas cosas en la mochila: sopa instantánea, agua embotellada, un poco de carne, sal, aceite y leche.
—Vete a casa, pero corre lo más rápido que puedas ¿de acuerdo? Te alcanzare después, tratare de conseguir un poco de dinero —Me dijo poco alegre.
—¡TE ENCONTRÉ MALDITO NIÑO! —Gritó el hombre.
—¡Vete Hime! ¡Vete! —Asentí asustada mientras me iba corriendo, agradecía ser buena corredora, si no, Sora me regañaría, revise tras mi hombro y Sora trotaba atrás de mi cuidándome.
—¡No mires atrás! ¡Y corre! —Asentí y corrí lo más que pude hasta ni me di cuenta cuando lo deje atrás, llegue a mi casa sin parar de correr en ningún momento, estaba tan silenciosa, no era una casa muy grande, solo lo suficiente para una familia, dos pisos, abajo una sala y una cocina con comedor, un patio trasero donde tender la ropa, arriba tres habitaciones, la de mis papas, la de Sora y la mía.
Antes, cuando éramos más pequeños, compartíamos habitación Sora y yo, ya que la abuela vivía con nosotros cuando dejo de existir el abuelo, pero eso duro hasta los 5 años, se fue la abuela y Sora se fue a ese cuarto, aunque a veces cuando tenía miedo iba a dormir con él, y por supuesto que el aceptaba, le complacía más cuidarme como pudiera, y ahora era lo mismo, en estos dos meses no había momento en que me dejara sola para dormir, y era un gran alivio, me sentía vulnerable lejos de él.
Escuche un ruido abajo, Sora habría llegado, baje a recibirlo, pero grande fue la sorpresa que me lleve cuando a quien vi fue a un hombre muy mayor, como de 25 años o menos, o tal vez más, no sabía, pero me daba miedo, era alto y moreno, y me miraba muy feo.
—Pensé que esta casa no estaba habitada, dime niña, ¿estás sola?
—Si, pero mi hermano no tardara en venir.
''si alguien entra, toma el teléfono, enciérrate con algo para defenderte, ya sea un cuchillo o algo así, y llama a la policía'' esas eran las palabras de Sora, tenía miedo de que me pasara algo y me advirtió, al menos ya sabía cómo poder defenderme de él si me hacía algo, en mi cuarto tenía cúteres y pequeñas navajas, era cuestión de tomar el teléfono e ir a encerrarme.
—A sí que... ¿tu hermano? ¿Y cuántos años tiene? —Dijo sentándose en el sillón.
—Tiene... 12.
—¿12? ¡Apenas es un niño! ¿Y tus padres?
—Ellos... ellos ya no vendrán —Dije con la mirada en el piso.
—Así que están muertos, supongo que tienen problemas con el dinero, hagamos un trato, tú haces que me divierta y yo te doy el dinero suficiente para que sobrevivan 5 días.
—¿Qué tengo que hacer? —Dije esperanzada, dijo que quería divertirse, así que nada malo sucedería.
—Solo obedecer y ya, eso es todo lo que tienes que hacer.
—¡De acuerdo! —Dije con felicidad y él sonrió de lado.
—¿Quieres que te dé el dinero de una vez?
—Si tú quieres —Dije con timidez, no me gustaba pedir dinero, pero preferiría que me lo diera para que cuando Sora llegara, pudiera sorprenderlo por lo que logre conseguir.
—De acuerdo, ven siéntate —Dijo sentándose nuevamente en el sofá y dándose palmadas en la pierna, diciendo donde sentarme.
Corrí a sentarme donde me dijo y él me sonrió, yo le devolví la sonrisa, y contó su dinero.
—Aquí tienes, 15,000 yenes —Dijo extendiéndose varios billetes y me sorprendí por la cantidad.
—¿Tanto dinero? —Dije sorprendida.
—Claro, me divertiré mucho, y por supuesto que te lo merecerás.
—¡Gracias! —Le dije y corrí a mi habitación a guardar el dinero, en una cajita donde nadie se diera cuenta de donde estaba.
—Qué bonita niña —Dijo entrando a mi habitación.
No supe en qué momento me siguió.
—Gracias —Le Sonreí —¿Qué quieres que haga? —Le pregunte con total seguridad, feliz de poder ayudar a Sora.
—Mmm veamos... ¡oh si! ¡Ya se! Quítate la chaqueta —Dijo sentándose en mi cama.
—La chaqueta, ¿para qué? —Pregunte desabrochándola.
—Para lo que jugaremos... no la necesitaras.
—¡Oh! De acuerdo —Dije sonriendo y jalando las puntas de mi chaqueta para que todos los botones se abrieran.
—¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! Tranquila... hazlo despacio —Dijo deteniéndome a la mitad de los botones.
Después se paró frente a mí y se agacho a mi altura y volvió a abrochar los botones.
—¿Así? —Dije desabrochando el primero con lentitud y él sonrió con diversión.
—Si... así —Dijo recostándose sobre sus brazos sin quitarme la vista de encima.
—Listo —Dije cuando hube desabrochado todos los botones.
—Ven acércate linda —Dijo sentándose correctamente, obedecí y me acerqué.
el me quito la chaqueta con lentitud y rozando mis brazos aun por encima de mi camisa de manga larga.
—¿Y ahora qué? —Pregunte sin ánimos, a pesar de que este era un juego me estaba aburriendo demasiado.
—¿Por qué esa cara?
—Porque este juego es muy aburrido.
—¡Oh! Ya veo... pero descuida, apenas va empezando, falta lo más emocionante.
—¡De acuerdo! —Dije más animada.
—Ves, así te ves más linda, ahora quítate la blusa.
—¿La blusa? —Dije alejándome un poco.
—Exacto, recuerda que te dije que no haría falta en este juego.
—Está bien.
—Pero hazlo también con lentitud.
—Claro —Me desprendí de mi camisa y debajo tenía un pequeño corpiño de Rosita Fresita.
—Si, eres una niña muy hermosa... quítate la falda lentamente.
—S.... si —Dije no muy convencida, hacía frío y yo casi ya no tenía ropa, solo mi corpiño, las medias y la falda que pronto me quitaría.
—¿Qué pasa? Te veo desanimada, te dije que pronto empezaría lo divertido.
—Es... es que tengo frío —Dije dejando que mi falda bajara por mis piernas hasta el suelo.
—Tranquila, pronto te daré calor.
—De... de acuerdo —Dije abrazándome a mí misma algo nerviosa, ya no me daba confianza este juego.
—Ven acércate a mi —Dijo volviendo a incorporarse en la orilla de mi cama.
asentí y camine con cuidado hacia él, el me tomo con delicadeza y me abrazo de la cintura con sus grandes manos, prácticamente una de sus manos abarcaba más de la mitad de mi cintura, me acomodo entre sus piernas y llevo su cara a mi cuello, acariciando mi cabello con una mano y mi espalda con otra.
—Tienes una piel muy suave —Dijo susurrando en mi oído.
—Gra... gracias —No podía decir lo mismo de su piel ya que era algo áspera y su barba me picaba el cuello y los hombros.
De la nada me lanzo a la cama girando su cuerpo y subiéndose de mi haciendo que me asustara y me pusiera alerta: ¡ME HARÍA COSQUILLAS! Esa idea me aterraba, yo con la panza descubierta eso me hacía vulnerable.
—¡AAH! ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! —Me reí con agitación al sentir sus manos en mis costillas.
—¿Ves? Te dije que iba a ser divertido —Dijo jalando mi corpiño para tratar de quitármelo.
Eso me puso en alerta.
''nunca dejes que alguien te quite la ropa, lo que va a querer hacer es violarte, me refiero a lastimar tu cuerpo a poseerlo, créeme que no lo desearías por nada del mundo, al menos no por alguien que no quieras'' fue lo que me dijo Sora.
Recordándolo, caí en cuenta de que esto no era un juego, era una violación, se aprovecharía de mi cuerpo tal como dijo Sora
—¡BASTA! —Le grite parando de reír.
—¿Que pasa princesa? ¿Acaso ya no te divierte? ¿Ya quieres que pase a la siguiente fase? —Dijo sujetando mis manos por encima de mi cabeza con una sola mano y con la otra separando mis piernas.
—¡No! Tú quieres aprovecharte de mi cuerpo —Dije zafando una de mis manos y golpeándolo en la cara.
—Pensé que ya lo sabias princesita —Dijo abofeteándome.
—¡Suéltame ya! —Dije dándole un rodillazo en el abdomen.
—Lo siento, ya te di mi dinero y no pienso quedarme con las ganas —Dijo dándome otra bofetada.
—Pues te daré tu dinero, y vete.
—No, así no es este juego princesa.
—¡Suéltame! —Dije pateándolo un poco entre las piernas y abriendo un cajón de la base de mi cama sin que se diera cuenta.
—Lo siento princesa, te metiste en la boca del lobo y no saldrás, al menos no ilesa —Dijo dándome un puñetazo en la mejilla.
Al mismo tiempo saqué el cúter y le di un navajazo en la mejilla, al final lo lancé al suelo de una patada.
Sora siempre me dijo que a pesar de mi edad y mi tamaño tenía una fuerza bastante descomunal y ahora lo comprobaba, ¿quién hubiera podido quitarse de encima a un hombre así de grande?
—¡ORIHIME! ¿ESTAS BIEN? ¿QUE FUE ESE RUIDO?
—Sora —Susurré levantándome de un salto —¡SORA! ¡AYUDAME! —Dije corriendo a la puerta
—¿Crees que ese mocoso me va a detener? —Dijo el hombre levantándose y limpiando su mejilla de la sangre acumulada por el navajazo.
—¡Claro que sí! ¡Él es más fuerte de lo que crees!
—¿Orihime que pasa...? —Pregunto al entrar a mi habitación —¿Quién es él?
—Así que tú eres el hermano súper fuerte... no eres más que un niño estúpido.
—¿Que le hiciste a mi hermana?
—No pude hacerle nada, de no haber sido que la tonta se puso rebelde, pero créeme la hubiera pasado muy bien.
—Largo de mi casa, llamare a la policía.
—¿Y qué crees que puedan decir unos niños como ustedes? Fácilmente podría decir que esta es mi casa y ustedes entraron a atacarme.
—Entonces pelea.
—¿Con un niño como tú? ¡Bah! Ni siquiera aguantarías 5 minutos.
—Compruébalo por ti mismo.
—Si es lo que quieres, adelante no me contendré solo porque seas un niño.
—Orihime vete a mi cuarto y no salgas hasta que te diga.
—Pero Sora...
—Vete y no salgas —Dijo interrumpiéndome con decisión —Asentí y fui a su cuarto, solo espere y recé a mis padres para que todo saliera bien, que mi hermano regresara pronto sano y salvo, tenía miedo de lo que le pudiera pasar, hay tanta gente mala en el mundo que sin él, yo no sobreviviría, pero tenía que ser fuerte, se lo prometí a mis padres en el hospital, antes de que se fueran...
''mamá...''
''Hime, ¿estás bien?''
''Solo fueron unos pequeños rasguños, no es nada grave, ¿y tú estás bien?''
''No lo sé, no siento mis piernas y me cuesta respirar, pero no pongas esa cara, pase lo que pase, estaré ahí para cuidarte, a ti y a Sora''
''Mamá... tienes que recuperarte y regresemos a casa, estoy segura que papá lo querría''
''Te seré sincera Hime, papá y yo estamos muy débiles, y no creo que podamos regresar, pero eso no importa, Sora y tu están bien, y podrán continuar con su vida, prométeme que serás fuerte, y que saldrás adelante, tendrás un trabajo bonito, y encontraras a un chico guapo que te quiera y de todo por ti, te casarás, tendrás hijos y los veras crecer, envejecerás a lado de tu esposo, y verán a sus nietos, y morirán en paz, felices de todo lo que lograron, pero quita esa cara, todo estará bien''
''Pero yo no quiero que tú y papá se vayan''
''Recuerda que siempre estaremos aquí... en tu corazón, algún día nos tendremos que ir, no importa si es hoy o en muchos, muchos años, pero siempre estaremos con ustedes''
—¿Estás bien? —La voz de Sora me llamo la atención.
—Si, ¿Y tú? —Le pregunte... tenía varias heridas y unos pocos moretones.
—Solo... un rasguño, todo bien, se fue y no volverá.
—Pero estas herido.
—No es nada grave, se curará con el tiempo, ¿pero a ti no te hizo nada?
—Nada de nada, pero me dio dinero, creo que olvido llevárselo.
—¿Dinero? ¿Por qué?
—Dijo que quería jugar.
—Orihime, esos juegos no son sanos, no vuelvas a aceptar nada así.
—Lo siento, solo quería ayudarte.
—Ya lo haces, no pido nada más.
—Perdóname Sora.
—No pasa nada, todo estará bien, pero sabes, le quite a ese sujeto su billetera, y al carnicero también.
—Que bien, esta vez no pasaremos hambre.
—Esta vez no, te dije que todo estaría bien.
.
.
.
—Solo es una oferta, te daré suficiente dinero —Le dijo un hombre a Sora.
—Lo escucho —Le contesto Sora con indiferencia.
—Una sola noche con ella y te daré todo el dinero que quieras —Dijo el hombre señalándome.
—No —Contesto Sora en escasos segundos.
—Pero... ¿por qué? —Pregunto exaltado el hombre.
—Ella apenas es una niña, tiene solo 11 años.
—Pero está bien proporcionada, ¿qué le podría afectar? Es linda, te aseguro que nadie podría ofrecerte lo que yo te ofrezco, no se arrepentirán, ninguno de los dos.
—He dicho que no, vamos a casa Orihime.
—Si —Le conteste levantándome de la silla.
—¡Ah! ¡Te arrepentirás! ¡Vayan tras ellos y no los dejen escapar! —Grito y varios tipos salieron.
—¡Orihime corre y no te detengas! —Me dijo Sora y me tomo de la mano y echo a correr.
—¡No escaparan!
—¡Corre! —Todo paso demasiado rápido, solo sé que llegamos a casa con la respiración agitada, y Sora me dijo que llenara una mochila de víveres, sabía que y que llevar, no era la primeras vez que teníamos que huir de casa por las mismas ofertas, en donde tenía que acostarme con hombres viejos, tal vez antes no sabía que era el sexo, pero ahora sí, y más que nada en esta época tenía que cuidarme de más, mi cuerpo se desarrolla más rápido que el de otras niñas, y sabía lo que eso provocaba en los hombres, es incómodo, pero aun así todavía tengo a mi hermano que me cuida.
—¡Abran esa puerta! —Llamo el hombre golpeando la puerta con fuerza.
—Hay que salir por la ventana —Me dijo Sora cargando con su mochila con tranquilidad.
—Lo sé —Dije haciendo lo mismo que él.
—Tu primero Orihime —Abrí la ventana del segundo piso y salí con cuidado para evitar caer mal, después me sujete de un tuvo que había ahí —Sora lo puso para salir con mayor facilidad— y me abrace a él, y me deslice por él tuvo hasta llegar al suelo, espere a Sora que el hizo exactamente lo mismo, y corrimos adentrándonos en los callejones y llegando a un local abandonado, lo habíamos encontrado desde hace unos años, nos refugiamos y esperamos hasta que nuestras respiraciones se tranquilizarán.
—¡Estás herido! —Dije con exaltación al ver como un costado de Sora sangraba.
—Me lanzaron un cuchillo cuando salí por la ventana —Dijo con tranquilidad.
—Pero, está sangrando mucho.
—No es algo grave, se cerrará en unos minutos.
—Déjame que te cure.
—Esta bien, yo lo hago, tu descansa.
—No, yo lo haré, tú eres demasiado torpe para curar heridas.
—Gracias por el apoyo —Me dijo con sarcasmo.
—De nada hermano.
Cure su herida con trabajo, no dejaba de sangrar y era demasiado grande, además no ayudaba el que Sora estaba débil y con el pulso demasiad acelerado, estaba pálido y sudaba frio, temía que se enfermara o que fuera demasiado el sangrado o que se infectara, tenía que actuar rápido.
Con trabajo logre que dejara de sangrar y sanar la herida, pero Sora tenía que descansar para evitar que se volviera a abrir, no podríamos regresará a casa en una semana, hasta que esos hombres se dieran por vencidos de encontrarnos.
No era la primera vez que pedían que me acostara con ellos por dinero, desde que cumplí 9 años y mi cuerpo se empezó a desarrollar con más rapidez, Sora y una maestra me dijo que era por el ejercicio, siempre estábamos haciendo cosas, ya sea robando o escapando, pero era necesario, teníamos que sobrevivir, y nadie se apiadaba de unos niños huérfanos.
Siempre desde que empezamos a vivir Sora resultaba herido por defenderme, me sentía un estorbo, pero e siempre me animaba, fuera como fuera, siempre me subía el ánimo... te quiero Sora.
.
.
.
—¿Quiénes son ustedes? —Hablo una voz femenina haciendo que me desorientara.
—¿Quién eres? —Le pregunte a la mujer que estaba en este local abandonado.
—Pregunte yo primero, pero te responderé, soy la dueña de este establecimiento, ahora responde tu niña.
—¿Dueña? Imposible, este lugar está abandonado desde hace años.
—Acabo de comprarlo, abriré una pastelería y panadería —Dijo con orgullo.
—¿Pastelería? ¿Panadería?
—Así es, te pido que despiertes a ese chico y se vayan a casa, hoy empieza la remodelación y no quiero que salgan heridos.
—No podemos regresar.
—¿Por qué?
—Anoche unos hombres nos siguieron hasta nuestra casa, y si volvemos nos lastimaran.
—Entonces, pueden ir con algún familiar, o con sus padres, aquí no estarán seguros —Tuve ganas de decirle que no teníamos a nadie en este mundo, pero de que serviría, solo diría ''oh, pobres niños'' pero no haría nada.
—Sora, despierta, tenemos que irnos.
—¿O.... ri... hi... me...? —Balbuceo con trabajo, estaba más pálido que anoche y sudaba a mas no poder, tenía la respiración agitada y estaba temblando, su piel estaba helada.
—¿Estás bien? ¿Te sientes muy muy mal? —Pregunte un poco asustada, no era la primera vez en que escapábamos y se ponía mal, pero esta vez estaba más grave.
—No... no tengo fuerza... vete... y escóndete...
—Vamos juntos... —Le anime a que se levantará, pero no hacia el amago de moverse, como si de verdad le costará una vida en mover un musculo.
—Tengo frío... vete... O... ri... hi... me...
—¿Qué le pasa a tu amigo? ¿Por qué no se levanta? —Dijo la mujer acercándose.
—La herida... —Susurré, su herida debió haberse infectado.
—¿Herida? —Preguntó arqueando una ceja.
Levante la camisa de Sora y su herida estaba rojiza y con sangre coagulada, se veía hinchada, y muy mal, estaba infectada, tenía que llevarlo a un hospital ahora mismo.
—Sora, ¡resiste!
—Su herida está muy infectada, llama a tus padres y que lo lleven a un hospital.
—Mis padres murieron.
—O algún familiar...
—No tenemos a nadie en el mundo —Le interrumpí.
—Dios... pobres, levántate, lo llevare al hospital.
—¿En serio? —Dije secando una lágrima que se escapó.
—Tengo que hacerlo, si lo dejo aquí, morirá.
—Oh Dios, muchas gracias, gracias.
—No agradezcas nada pequeña.
La mujer cargo a Sora y dijo que estaba muy delgado y lo subió a su auto, me dejo ir con ellos y llego muy rápido al hospital, se llevaron a Sora a emergencias, y limpiaron su herida, dijeron que por poco y no sobrevive, que tuve que traerlo desde la madrugada, por poco y no la cuenta.
—¿Dime porque está herido tu amigo? —Me dijo la mujer, estaba acompañándome en la sala de espera.
—Sora es mi hermano, eso no importa ahora, anoche un hombre le ofreció a Sora dinero por acostarse conmigo, y él no acepto, el hombre se enojó y nos persiguió hasta llegar a casa, salimos pero le lanzaron un cuchillo a Sora, pero no me di cuenta, cuando llegamos al local abandonado, le cure la herida, pero él ya estaba mal.
—Que cruel, ¿cómo puede haber gente que atente contra unos niños?
—Gracias por la ayuda.
—No es nada pequeña, es lo menos que puedo hacer, pero, dijiste que tus padres murieron, y no tienen ningún familiar, ¿hace cuánto que están solos?
—Hace 5 años.
—Tanto, ¿cómo es que han podido sobrevivir?
—Hemos robado comida y dinero, es lo único que podemos hacer, al menos hasta que Sora sea mayor de edad y pueda trabajar.
—Pobres, como han sufrido, sabes, hace una semana que me mude a Karakura, y abriré una pastelería, tal vez pueda darle un trabajo a tu hermano, para que dejen de robar, y esté más tranquilo.
—¿Usted haría eso?
—Claro, necesito personal, y además no puedo estar tranquila si los dejo solos.
—Oh muchas ¡Muchas gracias señora!
—Llámame Ritsuko —Dijo sonriéndome.
—Muchas gracias Ritsuko —Dije sonriéndole.
.
.
.
—¡Hime! ¡Tu almuerzo! —Me llamo Ritsuko desde la cocina, hace casi 10 años que la conocí, y como prometió, le dio un trabajo a Sora y el retomo sus estudios, como pudo se puso al corriente y entro en la universidad, aunque tuvo que dejar el puesto de panadero en la pastelería de Ritsuko, para trabajar con el señor Barragán, aunque eso no impide que Ritsuko nos siga cuidando como sus hijos biológicos.
—Perdóname mamá, es solo que tengo prisa, Tatsuki vendrá por mí y...
—¿Y qué? Eso no impide que tienes que llevarte tu almuerzo y desayunar.
—Buenos días, mamá Ritsuko —Dijo Sora bajando las escaleras aun con pijama.
—¿Aun estas en pijama? ¿Que no trabajas hoy?
—Si, es solo que me quede dormido.
—Lo note —Dijimos Ritsuko y yo al mismo tiempo.
—¿Ustedes que se traen contra mí? —Pregunto Sora sentándose.
—Eres un flojo hermano.
—Gracias hermana
—Ya llego Tatsuki —Dijo Ritsuko al escuchar el timbre.
—Ya voy —Dije levantándome de la silla.
—Espera, iré yo, tu desayuna —Me interrumpió Ritsuko.
—¡Ritsuko! ¡Hola! —Dijo Tatsuki al verla.
—Hola Tatsuki, ¡adelante pasa!
—¡Muchas gracias! ¡Orihime! ¡Sora! ¡Hola! ¡Provecho!
—Gracias Tatsuki —Dijimos Sora y yo al unísono.
—Adelante Tatsuki, toma lo que gustes comer —Le dijo Ritsuko extendiéndole una charola con panes de la pastelería y una taza de chocolate caliente.
—No, muchas gracias, desayunen ustedes.
—Vamos Tatsuki, estas muy delgada, come lo que gustes —Le insistió.
—Bueno, muchas gracias, ¡buen provecho! —Dijo sentándose a mi lado y mordiendo un muffin.
—Que bonitas niñas —Dijo sonriendo con ternura, así siempre era nuestra vecina, que se quedó con nuestra custodia, solo que ella vivía en su casa con su hermana, pero siempre nos venía a cocinar, ya sea el desayuno, la comida o la cena, nos protegía, y nos daba lo mejor, gracias a ella, tenemos una vida feliz, mis padres debieron mandarla con nosotros para protegernos, es nuestro ángel guardián.
—¿Y yo que? —Dijo Sora quejándose.
—Tu ya no eres un niño Sora —Le dijo sacudiéndole el cabello.
—Solo por eso te perdono mamá.
—Vamos Tatsuki, se hace tarde, y hoy llega un alumno nuevo —Dije levantándome de mi silla.
—¿Y eso que tiene Hime? —Me pregunto Ritsuko, a ella no le gustaba que me fuera sin acabar mi desayuno.
—Es que soy jefa de grupo, y me piden que ayude a poner al corriente a los alumnos nuevos —Dije rascándome la sien.
—Orihime es muy estudiosa y es la segunda mejor de la clase, tiene muchos deberes.
—Estoy orgullosa de ti Hime —Me dijo Ritsuko.
—Gra... gracias, mamá —Dije sonrojada.
—Mi hermana es muy popular en la escuela, es por ser tan bella —Dijo Sora como siempre exagerando las cosas.
—¿Que dices Sora? Hay chicas mucho más lindas que yo, no soy popular.
—¿Que dices? Si muchos chicos están tras de ti, pero bueno, los ignoras, eres muy linda Orihime, no lo niegues.
—Tatsuki y Sora tienen razón, eres muy bella, no me sorprende que muchos chicos te quieran.
—Gra... gracias a todos.
—Váyanse que se les hace tarde niñas, con mucho cuidado —Nos dijo Ritsuko encaminándonos a la puerta.
—¡Si! Bonito día mamá, suerte en el trabajo.
—Hasta pronto Ritsuko.
—Adiós niñas.
—¡Ah! Esa Ritsuko, ¡Que amable es! ¿No lo crees Orihime?
—¡Por supuesto! Gracias a ella hemos salido adelante.
—Que suerte que encontraron a quien los pueda ayudar con sus problemas, cuando me entere de la muerte de tus padres, trate de hacer todo lo posible por ayudarte, pero, mis padres no lo veían de la misma manera, hubiera querido hacer más por ti —Dijo con un poco de tristeza.
—Vamos Tatsuki, hiciste mucho por mí, me llevabas de comer para mí y para Sora, también me comprabas cosas que me faltaran en la escuela, y me compartías material, pero, sobre todo, lo más importante, es que siempre estuviste ahí para mí, por eso eres mi mejor amiga —Dije tomando sus manos y dándole ánimos.
—Pero...
—Si lo sé, te hubiera gustado hacer más, pero te aseguro que todo lo que hiciste fue más que suficiente.
—Gracias Orihime.
—Gracias a ti Tatsuki, y a Ichigo, él también me ayudo demasiado.
—Es porque eres nuestra mejor amiga, pero dejemos la nostalgia para después, ¡vayamos rápido que es tarde!
—Si... —Dije y empecé a correr.
—Pero... ¡Orihime no corras!
—Vamos Tatsuki, hace mucho que no hacemos carreras... ¡AH! —Grite cuando choque con alguien, y caí con fuerza al suelo, muerta de vergüenza por mi imprudencia... ¡Orihime! ¿Cuándo va a ser el día que hagas algo midiendo los riesgos?
—¡Orihime! ¡Ten más cuidado! ¡Ya atropellaste a alguien! —Me dijo Tatsuki burlándose de mí y acercándose.
—¡Lo siento tanto joven! Venia corriendo y no me fije que venía, ¿se encuentra bien? —Dije levantándome con la poca vergüenza que me quedaba para disculparme, con el chico de ojos verdes que pareciera que no choco más que con una pluma, estaba de pie recto, sin ningún símbolo de sorpresa o dolor por el contacto, mientras yo... bueno yo tenía el trasero adolorido.
—Estoy bien, tan solo... ten más cuidado —Dijo con tanta frialdad que me dio miedo, cerro los ojos y paso a lado de mi con las manos en los bolsillos del pantalón, tenía el mismo uniforme que yo, entonces lo podría ver en la escuela y disculparme, que, por obvias razones, estaba molesto de mi imprudencia, ¡muy bien hecho Orihime! Que buena forma de empezar el día, ya has hecho enojar a alguien.
—¡Jajaja! ¡Debiste haber visto tu cara, fue lo más gracioso del mundo!
—Tat... Tatsuki... gracias por el apoyo... —Dije aun sonrojada e intimidada por la indiferencia del joven.
—Es que... ¡Dios! ¡Jajajaja! Tenías una cara de susto a mas no poder.
—Es solo que me sorprendió la forma en que reacciono.
—¿La forma en que reacciono? ¿A qué te refieres?
—Pues fue demasiado cortante, muchos en su lugar se hubieran reído y pedido disculpas, pero él...
—Déjame adivinar... ¿te gusta?
—¿Eh? ¡No! ¡No! ¡Claro que no!
—¿Por qué? Es apuesto, a ti te gustan los guapos.
—Pe... pero lo acabo de ver en mi vida y...
—¿Sabías que existe el amor a primera vista? ¡Me ha pasado!
—¡Si! ¡Con Uryu!
—Ca... cállate.
—¡No! Ahora sabes lo que yo siento cuando te burlas de mí.
—No aguantas nada.
—Tu tampoco.
—¡Hay que irnos de una vez!
—¡Pues te estoy esperando!
—¡Ah! ¡Que flojera tengo! No me gusta venir a la escuela —Dijo cuando llegamos.
—¿Hum? Es por eso por lo que repruebas.
—Díselo a Kurosaki y no a mí.
—¿Que me van a decir? —Pregunto Ichigo tras de nosotras.
—Orihime dice que reprobaras si no estudias.
—Lo sé, lo sé, pero el estudio no es para mí.
—Ichigo, nadie nació dispuesto a estudiar, es cuestión de empeño —Le dije sonriendo, un poco sonrojada, a pesar de que quedamos solo como amigos, cuando me declare, eso no quietaba el hecho de que me seguía gustando un poco, pero no creo que eso dure demasiado, ya que tengo asimilado que Ichigo no es para mí.
—Tienes razón Orihime, pero eso no quita el hecho de que no me gusta.
—Si sigues así, Byakuya ya no te dejara ser novio de su hermana.
—Que graciosa eres Tatsuki, claro que me dejara, si es que no la hago llorar, por lo demás no me preocupo.
—¡Qué relación tan más intensa! Pero imagino que eso es divertido —Dije, pero en el fondo, quería una relación como la de ellos.
—Es divertido, lo sabrás cuando encuentres a alguien que te haga reír y te ame.
—Sobre eso, Orihime está enamorada de un chico muy guapo, que por cierto está ahí parado como tonto —Dijo Tatsuki señalando al chico con el que choque.
—¿Ese tipo? Qué raro, nunca lo había visto.
—Supongo que es nuevo —Dije mirándolo, él estaba observando un pequeño croquis de la escuela, o por lo menos eso supuse, ya que miraba el papel y después miraba a su alrededor.
—Parece que está perdido, ¿por qué no lo ayudas Orihime? ¡Sirve que lo conquistas!
—¿Yo? ¡No! Eso no Tatsuki, no me gusta ni nada por el estilo.
—La forma en la que lo miras me dice otra cosa.
—Es solo que tengo curiosidad.
—¿De saber si tiene nova?
—Si... ¡Digo! ¡No! ¡No es eso! ¡Solo quiero saber si es nuevo!
—Pues pregúntale.
—Iré, nos vemos en clase chicos.
—¡Ánimos Julieta! —Dijo Tatsuki y casi caigo por su comentario, a veces Tatsuki exageraba las cosas.
—Diablos... esto será difícil —Susurro volviendo a ver la hoja. Reí de manera inaudible para él, pero no lo logre, ya que volteo a verme en cuanto me escucho.
—Vaya, no pensé encontrarte aquí —Dije de manera amena, pero el parece que no reacciono de la misma manera —Eres nuevo, ¿Verdad? —Le pregunte directamente, tal vez así quitaría esa cara de disgusto... y el solo asintió sin emoción alguna, haciendo que me pusiera nerviosa —Bueno es grande esta escuela, jeje que bueno que te encontré, te hubieras perdido, muy bien te diré tu salón, dime en que grupo te asignaron.
—164 —Contestó de manera automática.
Así que está en mi grupo, él era el alumno nuevo... Sonreí con mucha alegría y él pareció asustarse o por lo menos su cara de sorpresa lo demostraba.
—OH, estas en mí mismo grupo—Lo tomé de la mano y empecé a correr —Ven vamos, corre.
Corrí junto a él ignorando las miradas indiscretas de algunos de mis compañeros, bueno era obvio, no todos los días se ve a Orihime Inoue corriendo de la mano de un extraño.
—Aah me cansé, me hubieras dicho que no corriera —Dije cuando llegamos al salón.
—Te lo dije muchas veces —Dijo apenas con la respiración agitada, mientras yo moría sudando y con mucho calor.
—Mmm... cierto, bueno este es el salón acomódate donde quieras ya todos llegaron, solo que están afuera, te veo al rato —Dije saliendo para encontrar a mis amigos y dejar que el chico se acomodara.
Estuve unos minutos en el patio con todos mis amigos y después sonó el timbre, corrimos al salón ya que a la maestra no le agrada que lleguemos tarde a su clase, y por suerte entramos unos segundos antes de que ella entrara.
El chico nuevo se sentó delante de mí, pero ni siquiera me miro cuando fui a tomar asiento detrás de él.
—Buenos días jóvenes, como ya se habrán dado cuenta, tenemos un alumno nuevo —Pausó y todos lo voltearon a ver... ¡Que incomodo! —Venga joven a presentarse.
Se levanto de mala gana y por fin se dio cuenta de mi presencia, pero no tuvo reacción alguna
—Muy bien, bienvenido, ¿Por qué no nos hablas de ti? —Trato de cambiar sus típicas preguntas.
—No tengo nada que decir de mi —Dijo con paciencia y los ojos cerrados
—Vamos, ¿cuál es tu nombre? —Por fin empezó a preguntar sus típicas preguntas.
—Ulquiorra... Ulquiorra Cifer —Bonito nombre.
—¿Tu edad? ¿Y porque decidiste venir acá?
—Ulquiorra Cifer —Volvió a recalcar —23 años y llegué acá porque no pude regresar a mi vieja escuela.
—¿Y qué pasa con tu padre? —Bueno eso era demás.
—Está preso —Dijo como si nada, sorprendiendo a varios.
—Oh, lo siento tanto.
—Yo no, ¿algo más?
—¿Uh? Ah no, puedes sentarte... ¿Ah Orihime?
—¿Sí? —Respondí un tanto sorprendida... aun.
—Por favor trata de poner al corriente a Ulquiorra cuando tengan tiempo libre.
—Si maestra —Me esperaba un gran trabajo, solo espero que Ulquiorra sea bastante atento, eso lo demuestra, solo falta que sea cierto, tal vez pueda dejarme ser su amiga, pobre, debe estar sufriendo, y yo puedo tratar de animarlo...
.
.
.
Y fin.... ustedes ya saben que paso después 7u7r

La triste historia de Orihime 7n7 esperó que haya sido algo melodramático, me esforcé demasiado, y me gusto el resultado 😅 esperó que a ustedes también.

¡¡Hasta la próxima!!

Este capítulo fue editado el 25/04/2020

Esquizofrenia ~ulquihime~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora