Capítulo 12 "Lágrimas"

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Peligro, estaba en peligro.

Sira pestañeó en la oscuridad, sus pies estaban húmedos por el césped debajo de sus pies, su respiración era superficial. Los cansados ojos apenas se ajustaban a la escasa luz de la luna gracias a su parte licántropo, había despertado en la media noche gracias a un ruido en medio del maldito bosque frente a su casa. Escuchó pisadas, y aquello le pareció tan extraño que antes de saberlo, se encontraba corriendo hacia afuera.

Una nueva aventura ¡Yay!

Se encontraba bastante asustada, casi frenética, el aire frío lamía su piel desnuda, recordándole que se encontraba tan sólo en un maldito camisón. Literalmente, su cerebro se encontraba prácticamente apagado, se guiaba por el ligero aroma extraño que percibió desde su hogar, siguiendo el casi imperceptible rastro. Era buena con el olfato, y sobre todo rastreando, quizás era lo único positivo que debía rescatar de su padre.

Algo parecía estar llamándola, y ella no era lo suficientemente fuerte como para evitar correr hacia él, tenía que encontrar a lo que sea que se estuviera escondiendo entre los árboles. Debía hacerlo.

Dio lentos pasos hacia un gran árbol, preguntándose por qué tan sólo no daba la vuelta y volvía a su casa. Pero, sus instintos gritaban que debía seguir hacia adelante, investigar, y Sira nunca fue de las que pensaban demasiado las cosas. El suave canto de los grillos la ponía nerviosa, casi y lograban distraerla, pero nada pudo evitar que escuchara el crujido de hojas al ser pisadas, justo detrás de ella.

A velocidad inhumana se dio la vuelta y corrió hacia esa dirección, sintiendo como si su propia vida dependiera de aquello. No tuvo que hacerlo por mucho tiempo, luego de dar tan sólo un par de pasos, se encontró con la imagen de un enorme lobo gris, el cual la miraba con una expresión completamente humana. Casi parecía feliz de verla, la sorna en sus ojos hizo que la sangre le hirviera.

Sira lo observó, escaneándolo, intentando saber por qué le resultaba tan familiar. Un grito salió de su garganta al ver que aquel lobo llevaba una cadena dorada alrededor de su cuello, apenas resaltando a través del su espeso pelaje. Los ojos negros, inteligentes, no se despegaban de ella, retándola. Una suave brisa corrió hacia ellos, poniendo la piel de Sira de gallina, erizándola y llevando hacia ella el picante y peculiar aroma del lobo.

Era un lobo del comité. Lo sabía muy bien.

Un gruñido escapó entre sus labios al contraerlos. Un segundo, y sus encías comenzaron a cosquillear, un agudo dolor la atravesó mientras sus dientes se contraían, saliendo hacia el exterior. Sonrió, mostrándole sus recién adquiridos colmillos. Los músculos de su cuerpo se tensaron y destensaron una y otra vez, mientras comenzaban a hincharse, consiguiendo la fuerza que consideró necesaria.

El lobo lanzó un alarido de puro terror al ver cómo el brillo inhumano en los ojos de la híbrida, la forma en la cual su cara se deformaba ligeramente, mostrando unos terroríficos dientes capaces de arrancar la carne tan rápido, que jamás nadie lo vería venir. Las manos de la joven se volvieron garras, mientras su cuerpo se volvía más grande, la anterior imagen de una delicada joven desapareciendo.

Sira sonrió con sorna a la criatura, arqueando sus cejas, sus filosos pómulos resaltando con la luz de la luna. Antes de que pudiera salir corriendo, ella se lanzó contra el enorme licántropo, clavando sus uñas en él y mordiendo su cuello, sin tocar ninguna zona vital, pero logró hacerlo chillar de dolor. Envolvió sus brazos alrededor de su cuello y sus piernas sobre su lomo, dejándolo fuera de juego tan rápido que la misma Sira se sorprendió.

La sangre corría rápido por el sistema nervioso de Sira, bombeando la adrenalina por todo su cuerpo, preparándola para una transformación completa si fuera necesario. Preparada para matar, no le importaba verdaderamente la culpa, ella haría lo que fuera por su hermano.

Sweet DecadenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora