Capítulo 27 "Heredero"

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Antes que nada, quiero pedir disculpas por mi ausencia en estos meses, pero pasaron un par de cosas bastante importantes en mi vida y no me encontraba en condiciones de seguir la historia. Y quiero terminarla de la mejor forma posible, por lo cual me niego a escribirla si no estoy con la cabeza a 100 en ello porque no quiero publicar mierda (aunque la historia puede mejorar muchísimo, claramente)

Antes de seguir, quiero aclarar un par de cosas que he visto en comentarios, solo para dejarles claro mi punto en la historia. Sira y Kaled no son perfectos, de hecho tienen varios problemas bastante serios, ninguno actúa de una forma idea o se comporta con forme a mis estándares, pero ese el punto de la novela. Kaled no hace bien las cosas, su comportamiento es ciertamente algo machista o mejor dicho, troglodita, pero eso no quiere decir que no avance y aprenda de estas cosas durante la novela. Ambos tienen problemas, los cuales ustedes han visto en durante los capítulos anteriores, pero eso no quiere decir que se queden así para siempre o que yo piense que sus acciones están bien, pero sería muy aburrido y plano construir dos personajes perfectos. Ustedes ya han visto sus errores, problemas, etc, y pronto verán sus mejorías como parte de su crecimiento como personajes. Porque para que puedan tener un desarrollo necesitaba que partan de alguna base. Mi idea fue esa desde el principio y lo mantengo hasta el momento. 

Mas allá de eso, vuelvo a pedir disculpas por el enorme atraso, y a agradecer a quienes todavía siguen leyéndome <3 prometo dar todo de mí para terminar esta historia como estaba planeado desde un principio, sin cortarla ni nada.

Muchas gracias, disfruten el capítulo uwu

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-Necesito hablar contigo —Por más que odiara admitirlo, Sira bailaba en una línea muy delgada como para jugar sucio. Le gustaba meterse con su abuela, le gustaba provocarla llamándola por coloridos nombres, pero también sabía que se metía en la boca del lobo. Así que no se arriesgaría en aquel momento a decir nada que pudiera hacerla sentir atacada. Melia no era tan solo una estúpida abuelita perdida por el mundo, era una reina y todo lo que la rodeaba gritaba poder y fortaleza.

—Veo que no pierdes la costumbre de comportarte como una plebeya sin educación con tu soberana —la sonrisa sarcástica de Melia era algo que a Sira le hubiera gustado destruir de un golpe. Un simple golpe y todo estaría hecho. Verla sentada, serena y casi victoriosa en el cabeza de aquella mesa, mesa que pertenecía a la manada de Kaled, tomando posesión de tierras que no le pertenecían, era algo que le hacía hervir la sangre. Odiaba a Melia con toda su alma, y odiaba más al padre de Kaled por permitirle tomar de sus terrenos como suyos— Pero también veo que has cedido a mi llamado.

—La curiosidad es una perra molesta —murmuró Sira sin expresión alguna en su rostro, observando como Melia profundizaba aquella sonrisa sarcástica, la victoria era suya, y aquella expresión de sorna era digna de una persona de su tipo— ¿Qué es lo que quieres?

—Considero el respeto algo fundamental para poder entendernos, Sira, mantenlo en mente si quieres seguir dialogando pacíficamente. Ambas sabemos que si estás aquí es porque tú deseas algo que solo yo puedo darte —la mirada calculadora en aquella mujer de cabellos platinados hizo que Sira entendiera todo. Ella tenía algo que Melia quería, por eso seguía allí, por eso no tenía un montón de lobos rastreadores sobre su cuello.

¿Qué podía querer la reina además de verla muerta lo antes posible? No lo sabía, pero no podía evitar arriesgarse a intentar saberlo. 

-Y supongo que yo estoy aquí porque tengo algo que tú deseas también –habló lentamente, midiéndola, sin mostrar ningún tipo de emoción hacia lo que sea que su abuela tenía para ofrecer- Por lo que estamos en la  misma situación. 

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2020 ⏰

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