Sira estaba completamente enfadada consigo misma, casi furiosa ¿Cómo no lo pensó antes? Los licántropos buscaban pequeños lugares, cercanos a las playas y bosques, en donde pudieran cazar y correr libres, sin la preocupación sobre ojos humanos viendo demasiado. ¡Diablos! Tendría que haber sido más inteligente, pero para Sira fue demasiado difícil poder planear una escapada en tres días, sobre todo con la presión de poder ser encontrada.Luego de la muerte de su madre, retiró todo el dinero de sus cuentas, tomó la camioneta de su madre y su moto, documentos importantes, el título de su casa y algunas de sus pertenencias más preciadas. Corrió lejos de Nevada en un viaje hasta la ciudad vecina, para luego internarse en un hotel de baja calidad con un Wi-fi lo suficientemente rápido como para terminar de hacer las transacciones necesarias. Al día siguiente, había vendido su hogar, las empresas de su madre y todo lo que la uniera con su ahora vieja vida. Ella había planeado cada detalle, había movido cielo y tierra para conseguir el hogar perfecto para su hermanito, conseguir que todo fuera seguro, hasta había logrado llevar la camioneta de su madre y su moto consigo, y muchísimos de los juguetes de su hermano. Había volado hacia un lugar que quedaba lejos del Grand Isle, todo para que nadie sospechara nada... había manejado durante nueve horas hasta llegar a su hogar, todo para cuidar de lo único que le quedaba, y ahora todos los sacrificios que había hecho podían ser para nada.
¡Había conseguido nueva documentación para su hermano y ella! Se había cambiado el apellido, había cambiado su lugar oficial de residencia y hasta había cambiado su fecha de nacimiento.
Pateó la una botella que se encontraba en medio del desierto pasillo, preguntándose cuánto tiempo seguiría cometiendo los mismos errores. ¡Qué estúpida! La frustración la estaba matando. Y, para ser ciertos, no era exagerada, si habían podido captar lo que ella era ¿Qué pasaría cuando vieran a su hermano?
Estaba tan sumergida en sus pensamientos, en sus propios remordimientos, que no había notado el momento en el cual un enorme hombre comenzó a acercarse a ella a paso apresurado. Todo pasó demasiado rápido y ella estaba muy distraída, demasiado. Mientras ella observaba fijamente a la nada, su cuerpo chocó contra una gran masa de músculos que se había posicionado a propósito en aquel lugar.
—¿Qué demonios? —Sira despertó de su ensueño justo en el momento en el cual una enorme mano envolvió su brazo derecho y otra era posicionada en su espalda baja. Ella jadeó, sorprendida por la rapidez en la cual fue presionada aún más contra el cálido cuerpo.
—Mía —El gruñido fue feroz, completamente escalofriante, y Sira no pudo evitar soltar un grito de frustración al escuchar aquello, lista para mandarlo a freír churros, ella aspiró una enorme bocanada de aire para comenzar a hablar con el idiota que la tenía cautiva, pero otra voz la detuvo.
<Es él>
No pudo evitar cerrar los ojos cuando escuchó a su pequeña loba gruñir en su interior, mucho menos pudo evitar gruñir al sentir el suave aroma a bosque y aire fresco y mentolado que desprendía la piel del sujeto. Sí, era su maldito compañero... podía olerlo claramente. También podía sentir la calidez que se deslizaba lentamente por su cuerpo, el confort de estar en sus brazos. Sentía el suave cosquilleo.
Gran cosa ¿No? Sira no tenía tiempo para esto.
—No hoy, cariño —En un movimiento verdaderamente torpe, eso fue gracias a la lucha que mantenía con su loba, consiguió liberar su brazo de la enorme mano del grandulón y alejarse unos cuantos pasos. No se detuvo a pensar, no observó el rostro de su compañero, no preguntó por nombres; tan sólo corrió lejos, siguiendo su camino hacia su camioneta, para intentar escapar de lo que sea que estaba por venírsele encima.
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Sweet Decadence
Hombres LoboPara un licántropo, el imprimarse de un humano es todo problema, pero ¿De una Ninfa? Diablos, Kaled Cox jamás imaginó que su compañera sería Sira, la bella morena asustadiza que se deslizó tan rápido en su pueblo y vida que jamás la vio venir. Él ja...