5.

8.4K 698 60
                                    

Desperté de repente al escuchar un grito. Me incorporé en la cama asustada y como reflejo rápido tome mi bata y zapatos, estaba apunto de salir de la habitación cuando escuche otro grito, un disparó y como varias personas entraban a la casa.

Comencé a entrar en pánico y salí al pasillo. Elizabeth venía corriendo más pálida de lo normal.

-¿que está pasando?- pregunté muerta de miedo.

Elizabeth no me contestó y solo me tomo de la mano y nos metimos a una habitación, con su mano libre puso el seguro y después retrocedió.

-Que demonios...- iba a preguntarle nuevamente pero alguien nos volteo y nos hizo gritar.

- Señorita davina, señorita elizabeth- nos dijo asustada la mucama con la que charlamos hace una horas- han venido por ustedes- dijo temblando.

-¿a que te refieres? ¿de que estás hablando?-le preguntó aturdida elizabeth tomándola de los hombros.

-son las hijas del gobernador- dijo soltando un sollozo la chica.

Mi cuerpo se paralizó ante la respuesta y asustada me volví a la puerta cuando empezaron a tocar como locos.

- Lizzie- dije muerta de miedo mirando atenta a la puerta.

En un acto rápido avente a mi hermana y a la chica al armario que estaba atrás de ellas y corrí a mi habitación, justo cuando pasé enfrente de la puerta está se abrió y dos hombres entraron.

Cuando llegue a mi habitación tome lo primero que ví que fue el calentador y justo cuando paso uno de los hombres lo golpee en la cara. Este cayó aturdido y antes de poder reponerme el otro me tomo de la mano.

-te tengo- dijo riendo el horrible hombre. Solté un grito asustada al ver que tenía un ojo de madera y presa del miedo presione el botón de abrir y el carbón cayó sobre el hombre.

Dejandolo atrás corrí de prisa hacia donde había dejado a elizabeth, debíamos salir de aquí cuanto antes pensé. Para mí sopresa ella ya no estaba cuando llegué al armario.

Comencé a asustarme y ya no supe que hacer.

-Hey preciosa- escuche la voz de un hombre.

Voltee y ví como era otro hombre horrible y sucio me sonreía muy macabramente. No era ninguno de los otros con los que me había topado.

Comencé a retroceder mirándolo asustada y cuando me dispuse a correr fue cuestión de segundos para que me alcanzara y me tomara del pelo.

Gemi de dolor ante su agarré y comencé a llorar pensando lo peor.

- ¿a donde vas?- dijo riendo mientras me tomaba de la cintura- yo no te di permiso de...- este hombre se tenso detrás de mí y cayó de bruces llevándome con el.

-Davina- escuche una voz que ya se estaba haciendo familiar.

Aún en el suelo me voltee y me topé con los ojos azules de Adam.

- sácame de aqui- dije asustada extendiendo mis brazos para que me ayudara a levantarme. No supe que había hecho pero nuevamente me salvó.

Piratas del Caribe: La Maldicion del Perla NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora