12.-Portrait
- ¿Y mi retrato? -Me preguntó Tony en cuanto pisé la cocina de la torre Stark. -Quiero mi retrato. -Exigió, cuan niño pequeño le exigía juguetes a su madre.
Emblanquecí mis ojos. Tony, era el más entusiasmado con la idea de tener un retrato de él colgado en la pared de living y, si era posible, también empapelar su pieza con su rostro. Me sorprendía el ego del multimillonario. Muchas veces, resultaba ser petulante. Sin embargo, era Tony después de todo y, de alguna forma, lo quería como si fuese mi hermano mayor.
-Tranquilo hombre de metal -Intervino Romanoff -Todos le hemos pedido un retrato. Espera tu turno.
-Por cierto, ¿ya tienes el mío? -Preguntó Pietro, esperanzado. -No te estoy presionando, no, no creas eso. - Se disculpó. -Ese es el estilo de Tony, ¿pero...ya lo tienes?
Suspiré, cansada. ¿Cómo era posible que, a primera hora del día, los personajes allí lograran cansarme con tan solo hablarme?
-Eh, corre caminos -Se quejó Tony. -Si mal no recuerdo, yo le pedí primero mi retrato, por lo tanto, debería terminar el mío antes que el tuyo.
-Eso es lo que crees -Se defendió Pietro. -Yo soy su favorito, terminará primero el mío. No es así, ¿______?
Fruncí el ceño, comenzando a irritarme. Ambos hombres, me miraban esperando una respuesta que le favoreciera a los dos.
-Claro que no -Solté, casi en una risa burlona. -Yo veré a quien se lo entrego primero. Y, si siguen insistiendo, no le haré el retrato a ninguno de los dos. -Espeté.
Ambos, quedaron en silencio. Mientras Romanoff y Wanda quien, no se había mencionado palabra alguna, reían por lo bajo.
Me retiré de la cocina con intenciones de ir a mi habitación y terminar de una vez ambos retratos.
Frente a mí, yacían los atriles con el rostro de los vengadores en ellos. En total, seis lienzos esperaban ser terminados. Observé el que ya estaba por finalizar y, el que más me había ocupado tiempo en lograr terminarlo primero. A pesar de que no me lo hubiese pedido explícitamente, yo, como un gesto de cariño, quería realizarlo.
Tomé mi delantal blanco, cubierto de pintura seca, me tomé el cabello en una coleta y, mezclando los colores, comencé a refinar los últimos detalles de tal obra de arte. La mejor a mi parecer.
Retoqué sus ojos con color azul, dándole una mirada serie, ruda, pero con una pizca de bondad. Esa bondad que él, no dejaba que nadie la viera. Deslicé el pincel por el contorno de su rostro, para luego, refinar sus brazos y parte de su traje característico. En veinte minutos, el lienzo estaba listo.
Mientras la pintura se secaba, decidí terminar los dos retratos más pedidos.
-Vaya, hasta que al fin lo terminas -Sonrió Tony, maravillado por ver su rostro en el lienzo. Arqueé una ceja ante su expresión. Era como si estuviese enamorado de sí mismo, recordándome la leyenda de narciso. -Perfecto. -Celebró.
-Como digas, narciso. -Dije, y me retiré de su oficina, dejando que se deleitara con su retrato.
A unas puertas más, se encontraba la habitación de Pietro, quien yacía recostado en su cama escuchando música. Coldplay, lo más probable. En ellos me inspiré y retraté al muchacho al lado del vocalista de dicha banda; Chris Martin
-Eres la mejor, ______. -Expresó con emoción. -Lo sabes, ¿no? Eres la mejor.
Reí, recibiendo el abrazo fraternal del joven. Me retiré de su habitación para ir hacia la mía en busca del retrato que anhelaba entregar. Lo miré por un momento antes de ir a su habitación. No sabía si le iba a gustar, tampoco sabía si me iba a recibir. Bucky, solía encerrarse en su habitación y, el único que podía entrar el Steve.
Su pasado no lo dejaba interactuar con nosotros. Estaba dolido por todo el daño que había ocasionado a S.H.I.E.L.D y a los vengadores al ser el soldado del invierno, por lo que, temía convertirse en él en cualquier momento. Pero ello no iba a ocurrir, Hydra tenía el control de su mente y ellos, no tenía cómo acercarse a él mientras estuviese en la torre Stark.
Tomé el lienzo y, decidida me acerqué a su habitación. Frente a ella, no logré escuchar ruido alguno. Pero no hacía falta oír murmullos del otro lado de la habitación. Sabía que estaba allí, en silencio.
Toqué la puerta y sin esperar a que el me abriera, decidí hacerlo por mi cuenta. Él, sentado sobre la cama, me miró con seriedad. Tragué saliva ante lo que podía decirme. Quizás, que me largue, o que le explique el porqué de mi visita. Pero él, no formuló palabra alguna. No hasta que le saludé.
-Hola, Bucky -Sonreí, amistosa. -¿Puedo pasar?
-Ya estás dentro. -Respondió, seco.
-Es cierto -Murmuré, avergonzada. -Uhmm, te he traído un regalo. -Comuniqué, a lo que el castaño elevó una de sus cejas, sin comprender. -Todos me han pedido uno, menos tú. -Suspiré. -Espero no te moleste.
Y, haciéndole entrega del lienzo envuelto en una tela, esperé a que se atreviera verlo. Los ojos de Bucky cambiaron al verse en el cuadro. Su mirada seria, ahora era dulce, pero confundida. Nada malo pues, con eso me daba a entender que algo de sentimientos rondaban por su corazón.
-E-esto es... ¿por qué lo has hecho? -Inquirió.
-Porque quiero que sepas, que no estás solo, Bucky. -Murmuré cohibida. - Puedes contar conmigo...para lo que sea. -Aclaré, embozando una sonrisa amigable.
Bucky parecía analizar mis palabras, y ello, me tornaba nerviosa pues, no me podía imaginar su reacción. Estaba segura que recibiría un rechazo de su parte. Su rostro, volviendo a ser serio, sin expresión alguna, me daba a entender que así iba a ser.
-Gracias, ______. -Dijo, logrando sorprenderme. Alcé las cejas, casi sin creer que el fuese capaz de agradecer. -T-tú también puedes contar conmigo. -Suspiró, tomando su retrato entre sus manos, observándolo detenidamente. -Para lo que sea. -Añadió, volviendo su vista a mí.
Su sonrisa, fue lo único que me dio a entender que todo lo que me había dicho, fue con sinceridad y desde el corazón.
Aquel corazón que, parecía ser de mármol, no era más que un mecanismo de defensa de su parte. Sólo hacía falta llegar a él, para romper las barreras puestas en ese lugar.
Y, ante ello, no se necesitó más que un retrato, y una sonrisa. Elementos que, fueron suficiente para comenzar a ganarme la confianza del ex soldado.