39.- Don't be a fool
El muchacho platinado yacía frente a mí mirándome fijamente a los ojos, tal como yo lo hacía con
él. Nadie parpadeaba, nadie hablaba. Él esbozó una sonrisa airosa, totalmente convencido de ganar la jugada.
—Si gano me debes una salida al cine. —Me dijo, sin quitar su mirada de mis ojos. Luché por no pestañear, pese a que éstos ardían cada segundo más. Pietro percató mi esfuerzo y lazó una risotada. —¡Vamos! ¡Pestañea ya!
—Ya verás que n-no... ¡Mierda! —Gruñí. Pestañeé varias veces, desesperada por ahuyentar el picor de mis ojos. Pietro volvió a reír, esta vez, triunfante. —¡Juguemos otra vez! —Exigí.
—No seas tramposa, mujer. —Carcajeó. —Ya perdiste. Me debes una salida al cine. —Decretó. Se levantó del asiento y rodeando la mesa se acercó a mí. Mi cuerpo fue rodeado por los brazos de Pietro en un abrazo fraternal. Y es que para el joven yo no era más que una hermana, tanto como la joven Wanda.
—¿Te parece bien mañana? —Propuse.
—Me parece. —Asintió con una sonrisa en sus labios. Me abrazó aún más fuerte, atreviéndose a dejar un beso en mi sien.
Pietro era el hermano que nunca tuve en mi infancia. El momento en el que llegó al equipo nos hicimos muy buenos amigos entre los entrenamientos y misiones que teníamos juntos. Con el paso de los días ya lo consideraba mi hermano pequeño, algo que ciertamente a Bucky no le agradó mucho.
Las discusiones con él aumentaron con la llegada de los Maximoff al complejo. Las miradas fulminantes de mi novio hacia Pietro no pasaban desapercibidas cuando nos asignaban misiones juntos. Y ante ello, Bucky se encargó de decirle que se mantuviese lejos de mí. Fue la primera gran pelea que tuvimos. Aquella ocasionó que nuestro orgullo no nos dejara comunicarnos como deberíamos; como la pareja que se amaba por sobre todas las cosas.
—¿Practicamos? —Me preguntó Romanoff invadiendo mis pensamientos. Asentí. Caminamos por el complejo hasta la sala de entrenamiento, donde pude ver a Bucky después de tres semanas sin verlo. Su vista viajó hacia nosotras al escuchar que nos acercábamos a él. Frunció sus labios, esbozando apenas una sonrisa. Romanoff lo saludó como siempre, distante y cortante; yo estaba dispuesta a saludarlo con efusividad, pero éste, se fue antes de que pudiese dirigirle palabra alguna.
—Idiota. —Mascullé molesta. Tomé las vendas y comencé a enrollarlas en mis manos.
—¿Aún molestos? —Inquirió la pelirroja.
—Algo así. —Suspiré, sin dejar de ver mis manos. Las lágrimas surgían y no quería que Romanoff las viera. —Se le pasará, supongo.
—Adivino, es por Maximoff. —Dijo.
—No entiende que es un niño. —Me quejé. Tironeé de la venda sobre mi mano, lo suficiente como para cortar la circulación de aquella zona. Romanoff sujetó mi mano con delicadeza y soltó el género que la envolvía. Suspiré apenada.
—La mano no tiene la culpa. —Dijo y esbozó una sonrisa tierna. —Deberías ir y hablar con él, antes de que desaparezca por tres semanas más. —Aconsejó la rusa.
—No sé si quiera hablar con él después de su indiferencia. —Murmuré.
—Entonces terminen su relación. —Se encogió de hombros. —Si no son capaces de arreglar las cosas hablando, ¿qué sentido tiene seguir con la relación? —Cuestionó la pelirroja, casi para ella misma. Fruncí los labios, deliberando si ir o no hacia Bucky y tratar de arreglar nuestra relación.
Caminé por el complejo Stark en busca del ex soldado del invierno una vez el entrenamiento se dio por terminado. Recé para que Bucky no se hubiera indo antes. Recorrí cada habitación perteneciente a la torre Stark, hasta que FRIDAY me informó que Bucky, se encontraba en el laboratorio junto a Bruce.
Ambos sujetos se vieron interrumpidos en su conversación en cuanto atravesé la puerta de metal que nos separaba. A paso firme, le pedí a Bruce que nos dejara a solas. Éste asintió, tomó unos portafolios y se retiró rápidamente.
—¿Me seguirás evitando? —Alcé una ceja, observando la postura arisca de Bucky. Se cruzó de brazos, impasible.
—¿Y tú dejarás de coquetear con el extranjero? —Masculló con evidente celo, aquel que salía hasta por los poros de su piel. Molesta, fruncí el entrecejo. —¿Qué, dije algo ofensivo?
—Por favor, James. —Espeté. —¡No seas tonto! Pietro y yo solo somos amigos. —Expliqué. Alcé mis manos exasperada, sin saber de qué otra manera hacerle entender que Pietro y yo teníamos un vínculo completamente fraternal.
—Es por su acento, ¿no? —Volvió a preguntar, receloso. —O quizás porque es más joven. —Atacó nuevamente.
—¿Qué? —Fruncí el ceño. —¡Dios! no puedo creer que seas tan idiota. —Rodeé los ojos, cabreada. —¿Sabes? Si quieres terminar la relación, está bien. Terminémosla. —Sentencié. Bucky abrió sus ojos, sorpresivo. —Me cansé de explicarte lo mismo; he sido sincera todo este tiempo, James. Pietro y yo no tenemos ninguna relación secreta. —Volví a repetirle, esperando que, con esta última vez, pudiese creerme. Pero Bucky en señal, apretó sus mandíbulas con fuerzas. Suspiré rendida. —No puedo seguir con tus celos. Lo siento. —Murmuré lo último, casi en llanto.
Le miré por última vez antes de salir del laboratorio y encaminarme hacia mi habitación. Lloré y, entre aquel llanto silencioso y amargo, decidí que, lo mejor era no dormir esa noche en la torre Stark. Estaba segura que podría conseguir algún tipo de alojamiento donde alguna conocida; al menos, hasta que la situación se calmara y pudiera tolerar ver a mi ex novio.
—____________, espera. —Tomó mi brazo con delicadeza. Volteó mi cuerpo. Quedé frente a él. Sus ojos lucían abatidos, llenos de lágrimas las cuales, no dudaron en comenzar a surgir. —Perdóname. —Murmuró cabizbajo. —Perdóname, cariño.
—Bucky. —Musité. Separé su cabello lacio de su rostro y acaricié su mejilla. —Te quiero a ti, nada más que a ti. —Susurré.
—Temo perderte, ________. —Confesó. —Pietro es más joven que yo, y no es tan raro. —Sus labios se curvaron a un lado, formando una semi sonrisa con desgano. —Entiendo si lo prefieres a él...
—Bucky, basta. —Reí. —Te prefiero a ti. Sólo a ti. —Sonreí tierna. Me acerqué a él y le abracé con fuerzas. No podía imaginar mi vida sin su compañía, sin sus besos, sin sus caricias tiernas. —Confía en mí, ¿sí? —Bucky asintió, formando una sonrisa más amplia. Su rostro se dirigió a mi cuello, dando leves besos en aquella zona. Carraspeé un poco incomoda. —Bucky...
—¿Uhm? —Murmuró sin quitar su rostro de mi cuello.
—Mañana saldré con Pietro al cine. —Susurré. Se inclinó rápidamente, observándome con atención. —Perdí una apuesta y...
—__________. —Me silenció. —Entiendo.— Exhaló ruidosamente, no muy ameno. Sin embargo, logró sonreír.
Volví a abrazarle, depositando diversos besos en su rostro. Me aferré a su cuerpo y allí me quedé, agazapada a sus brazos.
—Te quiero, James Barnes. —Murmuré acercándome a sus labios. —Te quiero.