35.- She
«Te amo». Fueron las últimas palabras que le dije aquel día antes de salir a trabajar. Cerré los ojos y me dejé caer en el infinito abismo del dolor y la impotencia por no poder dar con su paradero. Y es que ya se iban a cumplir dos semanas sin saber absolutamente nada de ___________. Negué durante esos días creer que se había ido por su cuenta, sin decirme adiós, sin darme un abrazo, sin decir nada de nada.
Su pasado le atormentaba y no era para menos. Había sucesos que le recordaban los estragos que realizó cuando fue manipulada por HYDRA; su brazo de metal adherido a la piel de su hombro era sin duda lo que más atormentaba a mi novia. Día y noche, soñaba con vivir tranquila y sin temor a dañar a nadie.
—¿Buck? —Mis parpados se abrieron y un Steve se encontraba frente a mí. Su semblante lucía diferente; un poco inquieto y algo asustado. Me incorporé y esperé ansioso a que me notificara su intranquilidad. Más Rogers no logró emitir palabra alguna.
—¿Se lo has dicho? —La voz de Natasha resonó entre el molesto silencio que llevábamos minutos experimentando con Rogers. Mi vista se dirigió hasta la espía, quien sin escrúpulos me notificó lo que Steve no pudo hacer. —Hay noticias sobre __________.
Me levanté del sofá con rapidez, listo para salir a su búsqueda. Pero la rusa me detuvo y, nuevamente pude ver la misma expresión de Steve en los ojos de Romanoff. Me tensé y no pude evitar pensar lo peor.
—E-ella no estará m-mue... —Mis palabras no pudieron salir de mi boca. Se quedaron estancadas en mi garganta, creando aquella molesta presión típica de un posible llanto desconsolado.
—No, no lo está. —Dijo Romanoff. —Pero...Bucky será mejor que vengas a la sala de proyecciones.
Caminé con Steve a mi lado, quien solo permaneció en silencio. Podía entender su abatimiento pues, Steve quería a ___________ tanto como lo hacía el resto del equipo. Un "lo siento" salió con debilidad de sus labios, y yo no hice más que asentir y asegurarle que todo estaba bien.
En la sala de proyecciones el silencio era devastador. Tomé el primer asiento que vi y me instalé allí, ansioso por saber el paradero de __________. Necesitaba su presencia a mi lado para sentirme completo; sus besos, sus caricias. Aquella dulzura propia de ella, su alegría y vivacidad. Necesitaba saber que estaba bien y que pronto la tendría agazapada entre mis brazos.
Pero, nada de ello sucedería inmediatamente. En cuanto Tony presionó el botón que dio reproducción a un video, mi mundo se derrumbó a mi alrededor. Temblé sobre mi lugar y deseé destruir todo a mi paso. Sus gritos resonaron en lo más profundo de mi mente y corazón, erizando mi piel y avivando la sed de venganza contra los que tenían a __________ secuestrada.
El video pasó a otro plano completamente distinto. La luz era tenue, y sólo se mostraba a __________ sentada y sujeta de las manos por fuertes aparatos metálicos. Tenía los ojos cerrados y su cabello tapaba parte de su rostro pálido. Uno de los sujetos entró y golpeó con su pie una de las piernas de mi novia. Ella se incorporó como pudo y con terror observó el libro que llevaba en manos; un libro rojo con una estrella negra impresa en él.
—N-No. —Dijo ella, apenas audible. —No por favor. —Pidió, más el sujeto, soltando una risita ligera, abrió el libro de par en par y comenzó a manifestar las palabras escritas en él.
—Longing. —Citó. _________ negó fuertemente.
—¡Basta! —Chilló la muchacha, suplicando que se detuviese. El individuo se paseó a su alrededor con parsimonia.