30.- Forgive Me
—Bucky se ha ido. —Anuncié al equipo. —Otra vez.
El ambiente entre los vengadores se tensó una vez anuncié la desaparición de Bucky. Sus rostros se observaban entre sí, mucho de ellos suspirando con pesadez, otros, bostezaban cansados y no muy felices de haber sido citados en medio de la noche. El asunto se volvía a repetir después de cinco meses en completa tregua con el ex soldado.
Bucky se había vuelto a convertir en el ex soldado del invierno, causando estragos en las calles de New York en plena noche.
—Después de atraparlo, considera que tu novio se irá directo al psiquiátrico, __________. —Me dijo Tony. Su anatomía se impuso contra la mía, advirtiéndome a través de su traje el peligro que corríamos nosotros y los civiles si dejábamos a Bucky en la ciudad.
Sin embargo, pese a que siempre refutaba lo que Tony me decía, esta vez, preferí guardar silencio. Él tenía razón; Bucky tenía que ser intervenido con urgencia.
Nos separamos en puntos estratégicos una vez logramos llegar al lugar y observar lo que Bucky había realizado con tan sólo un brazo de metal. El escenario era desalentador; personas yacían en el suelo. Algunas heridas, otras sin vida. Autos destruidos, postes en el suelo y, un sinfín de agentes que pude reconocer de inmediato. SHIELD había llegado al lugar con un único objetivo en mente: atrapar a Bucky vivo o muerto.
—Lo quieren matar. —Musité asustada.
—No, no lo harán. —Dijo Steve con convicción. Fue el primero en dar el primer paso para hacer recapacitar a Bucky, seguido de Natasha y luego Tony, quien entró con su típica introducción; ostentando cuanto explosivo fuese capaz de desprender de su traje.
La lucha contra el ex soldado del invierto fue ardua. Sin embargo, la misión falló luego de que éste, lograra escapar nuevamente. Bucky se volvía a escabullir y esta vez, no tuvimos señal alguna de él.
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Mi vista se mantuvo fija en el libro que portaba entre mis manos. Concentrada, imaginaba lo que el libro me narraba. Sin embargo, muchas veces tuve que re leer un mismo párrafo. Aquella tarde mi mente no me acompañaba del todo pensando en el paradero de Bucky.
Dos semanas sin saber nada de él me carcomía en vida. Temía lo peor, pero también, algo me decía que éste se encontraba en buenas condiciones pues, durante esos días no hubo noticias sobre un ataque inminente en las calles de la ciudad.
El sonido de mi celular me sacó de todo pensamiento e imaginación con respecto al libro. Tomé el aparato tecnológico y leí la pantalla. Describían un lugar y hora de encuentro. Mi corazón palpitó con fuerzas cuando, un poco más abajo del enunciado, apareció el nombre de quien buscábamos hace días.
Abandoné la torre lo más rápido posible, encaminándome a la dirección descrita en el celular. Deseé que la situación para Bucky se arreglara. Pero sabía que yo no tenía la solución a sus problemas, a sus pesadillas ni a su pasado que no dudaba en atormentarlo durante las noches. Dentro de todas las soluciones posibles, la intervención psiquiátrica era la mejor opción.
Me apresuré en llegar al lugar; el sol comenzaba a ocultarse y con ello, una brisa gélida se comenzaba a presenciar. A lo lejos, divisé la plaza en la que supuestamente se encontraría Bucky.
Su cuerpo reposaba sobre uno de los bancos, bajo el árbol más grande perteneciente al recinto. Las ramas se mecían sobre él, desprendiéndose suavemente de las hojas marchitas. Me acerqué sigilosa y me senté a su lado. Por primera vez en dos semanas pude observar sus ojos perfectamente azules. Bucky había vuelto.
—No quise lastimar a nadie. —Fue lo primero que dijo antes de que yo dijera algo. —Nunca lo quise hacer, _________. —Murmuró cabizbajo.
—Lo sé, cariño. —Musité.
—Supongo que me quieren internar. —Carcajeó con amargura. —El deseo de Tony y Fury se hará realidad, después de todo. —Dijo con amargura.
—Quizás sea una buena opción. —Murmuré. Bucky me observó inexpresivo. Todos sabíamos que le aterraba volver a cualquier lugar que se asemejara a las celdas de HYDRA. Bucky negó y lanzó una risita suave pero llena de desgano. —Te ayudaran, Buck. Para eso están los psiquiatras...
—No sabes lo que dices, _________. —Replicó con cierta molestia. —En las bases de HYDRA igual había psiquiatras. ¿De dónde crees que han sacado tanta información con respecto al manejo de la mente humana? —Parpadeé un par de veces, sin saber qué responder. En sus ojos yacía el temor que demostraba su alma. No pude evitar sentir lástima por todo lo que estaba pasando. Bucky ya no dormía; hace años no lo hacía con total libertad. Estaba preso en su propio cuerpo. En su propio infierno.
—Cariño, si tan sólo aceptaras lo que Tony está dispuesto a pagar por ti. —Le dije. Bucky frunció el entre cejo, molesto. —Antes de que digas algo, escúchame. —Pedí. Mi mano tomó una de las suyas, esperando que, con aquel tacto, lograra calmarse. —Es imposible que el personal de HYDRA se infiltre en el psiquiátrico que Tony pagará. Lo sé, porque son agentes de SHIELD los que trabajan allí, tienen sus papeles limpios. —Expliqué. Bucky me miraba fijo e impasible. —Les realizaron repetidas pruebas psicológicas. Ninguno mostró señales contrarias a nuestros principios. Estarás seguro allí, créeme.
Las manos de bucky sostuvieron su cabeza. Estaba totalmente confundido y cabreado de tener que luchar contra su propia mente. Gruñó por lo bajo, con su vista fija en el suelo. Sus manos se cerraban en puño, frustrado. Lanzó un gemido y volvió a mirarme, esta vez, con sus ojos brillosos.
—Te amo, cariño. —Musitó dolido. —No quiero alejarme de ti. —Gimoteó. —Quiero borrar la codificación que HYDRA implantó en mi mente, pero temo que uno de ellos me encuentre y me vuelvan a hacer matar personas. No puedo hacerlo, ___________. No puedo dejarte sola.
—No lo harás, Bucky. —Insistí. —Tienes que aceptar, Tony está siendo considerado contigo. Más de lo que él tiene estimado serlo.
—No puedo. —Sentenció. Estaba dispuesto a rechazar la oferta. —Esto es lo mejor que puedo hacer. Irme de la torre Stark, buscar un lugar donde vivir. Un lugar que sólo tú sepas. No quiero perderte, pero tampoco te quiero exponer al peligro. —Dijo. Se levantó de la banca y se dispuso a caminar. Se iba.
Me levanté igualmente, apresurada, impidiendo que se fuera.
—Amor... —Susurré abatida. Me aferré a su cuerpo y abracé con fuerzas, deseando poder despertar de aquella pesadilla. Respiré profundo y me mentalicé para lo que venía. Sin duda alguna, lo que iba a hacer, no me lo perdonaría. —Perdóname. —Murmuré casi de manera inaudible.
Me separé de su cuerpo y di un leve vistazo por sobre su hombro. Bucky me miró extrañado. Los agentes de SHIELD y los vengadores habían llegado en segundos al lugar una vez di la señal.
—__________. —Murmuró estupefacto, viendo cómo una cantidad considerable de agentes se acercaban a él, sujetándolo con fuerzas. Lo redujeron al piso antes de presionar sus muñecas con esposas de acero.
Le dirigieron a la camioneta negra, característica de SHIELD.
—Bucky. — Me acerqué a su lado, alcé mi rostro a la altura de su oído para susurrarle. — Te amo.
En respuesta, vi una semi sonrisa formarse en sus labios. Él, de alguna manera logró entender que lo hacía por su bien y ello, me dio la paz necesaria para dejarle ir.