19.- Dear James II
- ¿Bucky, me estás escuchando? –Cuestionó Steve a mi lado. Ambos estábamos en la cocina, sirviéndonos el desayuno. Miré a su dirección, dando un leve asentimiento.
-Sí, te estoy escuchando. –Respondí. Tomé la taza y le di un sorbo al café. –Me estabas comentando sobre la misión del domingo pasado, ¿no?
Rogers soltó un suspiro. Negó un par de veces, pasando su mano por su frente. Esta era una de las tantas veces en las que me ensimismaba y no prestaba atención a lo que me decían. Vi en los ojos de mi amigo su preocupación. Temía que perdiera mi juicio por la ida de _______. Y yo, en cierto modo también temí volverme loco.
-Bucky, estamos haciendo lo posible para rastrearla, pero no será fácil. –Presionó mi hombro con suavidad, tratando de fortalecer mi alma afligida. Asentí, sin emitir palabra alguna. Confiaba en que la encontraríamos sana y salva. Ella volvería a mi lado, yo volvería a ser feliz. Ambos, junto nuevamente.
-Ha pasado un año y medio, Rogers. – Suspiré, un tanto abatido. – Sé que la encontraremos, pero, temo que ella se haya ido demasiado lejos.
-La encontraremos de igual forma. – Aseguró Steve. –Al menos Tony confía en su alta tecnología.
Durante el resto del día decidí entrenar un poco. Agradecía que Tony hubiese construido un gimnasio para mantenernos en forma. El saco colgado desde el techo era mi adversario cada vez que iba a aquel lugar y, el que me ayudaba de alguna forma a liberar tensión. Todos los días, a la misma hora, ese saco era golpeado tanto por mi puño humano como el de acero. Golpe tras golpes, liberando mi alma y mente. Haciéndome sentir mejor debido a la serotonina que mi organismo segregaba.
______ solía acompañarme. Su especialidad era la meditación. No le importaba que estuviese golpeando el saco una y otra vez. Ella, se sentaba en medio de la sala, se cruzaba de piernas y comenzaba a meditar. Sus ojos permanecían cerrados por un buen tiempo y aquello, más de alguna vez me dio paz. La observaba en mis recesos, cuando ella no se daba cuenta. ¡Se veía tan hermosa! Su rostro sereno, su cabello tomado en una coleta dejándome contemplar sus facciones finas. Era perfecta. ______, era simplemente perfecta.
Sin embargo, nunca quiso ensayar sus poderes frente a mí. Temía dañarme, y ello lo entendía. No la quería obligar, por lo que, solo tenía el privilegio de verla meditar.
- ¡Bucky! – Jadeó Sam. Su respiración era dificultosa, lo que me alarmó de inmediato. _____, pensé. –¡La hemos encontrado! ¡Encontramos a _______!
Alcé las cejas con sorpresa. La felicidad de saber que ______ estaba con vida se plantó en mi rostro. Seguí a Sam, quien me aseguró que todos estaban reunidos en la sala de estar. Se encontraba los gemelos maximoff, Natasha, Tony, Steve y Fury. A éste último, no esperaba verlo.
-Hemos encontrado a tu Julieta, Romeo – Informó Fury en cuanto pisé la habitación. – Es bastante lista. Muy lista. –Hizo énfasis en la última frase – Nadie iba a pensar que una profesora de Artes fuese una vengadora. – Comentó el moreno. Fruncí las cejas, confundido.
- ¿Profesora de Artes? –Cuestioné.
-Se hizo un lugar en Italia. Es profesora de Arte en Nápoles. Inteligente, ¿no? – Sonrió Fury, casi admirado por la astucia de mi novia.
- ¡¿Italia?! –Volví a cuestionar sin poder creer que ella, estuviese al otro lado del mundo. –¿Están seguros que es ella?
- ¿Estás dudando de JARVIS? – Interrogó Tony, con una ceja en alto. – No escuches JARVIS, él no sabe lo que dice.