72.- Trapped
Tomé mi bolsito de maquillaje, hurgueteando en su interior en búsqueda de la base de tonalidad caribe. Me miré al espejo y unté un poco de la crema en mi rostro, esparciéndola por mis pómulos, mejillas y frente. Luego tomé el polvo de la misma totalidad, sellando el maquillaje.
Perfecto, pensé, como siempre cuando debía cubrir uno de los tantos moretones producto de las riñas con Kyle. No había indicio de ningún color extraño en mi piel. Ningún color que no fuese el que ya tenía por nacimiento. El color trigueño resaltada sin ninguna imperfección. Todo iba bien. Todo iba perfectamente bien.
Me levanté de mi asiento y me alejé del tocador. Abrí el closet y saqué el vestido que había elegido para la fiesta que se realizaría en la torre Stark. Kyle no quería ir, y si él no iba, yo por lógica tampoco iría. Pero lograron convencerlo. A regaña diente y asegurándome que sólo estaríamos menos de una hora, Kyle decidió asistir por cortesía.
El vestido no era ni muy largo ni tampoco corto. No era escotado, porque sabía que a él no le gustaban. Mi cabello lo amarré en una trenza que caía por mis hombros hasta llegar un poco más debajo de mi seno derecho. Me volví a mirar al espejo y sonreí. Pese a que no quería hacerlo. Si nadie te da ánimos a ti, te lo das tú. Recordé las palabras de mi madre, cuando era adolescente y veía mi mundo de color negro. Hasta ese momento creí que nunca más vería mi realidad tan oscura y opaca, al menos no tanto como la veía junto a Kyle.
Bajé al primer piso en cuanto escuché tres golpeteos bruscos y demandantes, muy característicos de mi novio. Caminé con temor y le abrí la puerta esperando recibir un comentario ofensivo ya sea por mi peinado, por mi vestuario o porque a él se le daba la gana hacerlo. Pero no recibí nada. Sus ojos viajaron a lo largo de mi anatomía, pero no dijo absolutamente nada.
Tomé mi bolso y un abrigo para cubrir mi cuerpo del frio nocturno. Kyle se encontraba en el auto, esperando a que subiera para poder partir rumbo a la famosa torre Stark.
La fiesta se convocó luego de que los vengadores lograran dar con más de un centenar de información respecto a la organización enemiga que ellos, por mucho tiempo, seguían rastros. Ahora que tenían la mayoría de los archivos ocultos por años y evidencias reales de que experimentaban con humanos, HYDRA se podía dar por eliminada. Bucky era uno de esos experimentos, pero se necesitaba más de uno para poder confirmar que no era sólo él quien sufrió las consecuencias de ser parte de la organización.
Miré a mi lado y vi los edificios pasar rápidamente, convertidos en una estela apenas visibles. Cerré los ojos, y pedí en mi fuero interno que todo saliera bien esa noche.
—Nada de aceptar bailes con otros. —Me dijo de repente Kyle. No contesté. —Irás a donde vaya yo. Te quedarás a mi lado y pondrás tu mejor sonrisa. ¿Entendido?
Asentí, sin siquiera mirarlo. Sabía que era un error no mirarlo a los ojos cuando me preguntaba algo, debía hacerlo, porque hasta ese mínimo detalle, a él le molestaba.
—¿Entendido? —Insistió con voz osca y severa.
—Entendido. —Musité, viendo cómo las grandes arquitecturas de la ciudad pasaban frente a mi vista, tal como lo hacía mi vida. A gran velocidad.
La torre Stark lucía magnifica. Fue lo primero que pensé cuando entramos al interior y vimos lo bien ornamentado que estaba todo. La gente se paseaba de un lado a otro, reía, hablaban e incluso algunos se encontraban jugando con una mesa de Pool. El capitán Rogers se encontraba allí, compitiendo contra Bucky quien, al verme, endureció su semblante.