73.- D-dad
Minerva corría eufórica por todo el living del complejo Stark; chillaba y balbuceaba palabras inentendibles que sólo un infante es capaz de formular. Reía cada vez que Wanda hacia levitar alguno de sus juguetes, o cuando Romanoff le hacía muecas para hacerla reír.
En la torre, todos, hasta el más quisquilloso con los niños, sucumbía al encanto de Minerva. La pequeña hija de _____________.
—Después de todo, es bastante adorable. —Comentó Tony, desde el otro lado de la habitación. Mantenía sus brazos cruzados contra su pecho, y analizaba cada paso que daba la pequeña con tanto vigor.
Era sabido que el multimillonario no era un sujeto que compatibilizara con los niños, pero, todos sabíamos que él trataba de simpatizar con Minerva.
Miré a la pequeña y la estudié detenidamente. Era la viva imagen de ___________, Misma sonrisa, mismo cabello ligeramente ondulado. En sus mejillas se formaban unos hoyuelos que bien la hacía ver aún más adorable. Si le sumábamos el brillo que destellaban sus ojos al reír, la pequeña era simplemente perfecta. Como lo era su madre, quien, muchas veces intenté cortejar, pero por temor, me retuve.
No era extraño que el equipo supiera mi secreto. Desde que Wanda lo descubrió y, por equivocación lo anunció, todos me molestaban. Aun así, pese a los comentarios socarrones de mis compañeros, _____________ nunca se dio cuenta. O al menos eso creía yo.
La pequeña, a pasos endebles, caminaba siendo vigilada por Wanda, quien iba tras de ella cuidado que no cayera al piso. Clint la tomó en brazos cuando Minerva se aferró a sus piernas, luego la depositó en el suelo para que siguiera caminando en busca de otro quien la quisiera mimar.
Cuando Banner y Thor se asomaron, todos quedamos estupefactos cuando la niña, sin previo aviso, se aferró a las piernas del Dios del trueno. Alzó su mirada y lanzó una risotada que dejaba ver lo feliz que se encontraba entre tantos adultos extraordinarios.
Thor le miró, frunció el ceño para luego mirarnos a nosotros un tanto cohibido.
—¿Qu-qué se supone que hago ahora? —Murmuró.
—Tomarla en brazos, supongo. —Respondió Natasha con obviedad. —Vamos, la niña no muerde.
Thor, dubitativo se agachó a su altura, la tomó de sus pequeños hombros con sus grandes y gruesas manos y la giró con delicadeza. Le dio un pequeño empujón y la niña, entre risas divertidas, volvió a caminar.
—Ve con tu tío Steve. —Le dijo el rubio, y sonrió. —Lo siento, es muy pequeña. Me aterra abrazarla y hacerle daño. —Explicó al equipo que lo miraba con cierta indignación.
Sin embargo, la pequeña no fue donde "tio Steve" quien, con los brazos abiertos la estaba esperando para poder mimarla. Ella, caminó tambaleante, giró y con toda seguridad, sujetó una de mis piernas y ahí se quedó. Mirándome fijamente, sin siquiera sonreír; sólo me miraba con la inocencia acendrada que sólo un infante podía irradiar.
Sonreí y no lo dudé. La tomé en brazos, acercándola a la altura de mi rostro. Ella no dudó en tomar mi cabello y tironear de él. Golpeó mi rostro con sus pequeñas manos y rio juguetona.
—Ama a su tío Buck. —La voz de ____________ se escuchó en la entrada del living. Estaba apoyada en el marco de la puerta, con sus brazos cruzados y una sonrisa en sus labios que la hacían ver perfecta. Sonreí cohibido, pero no dejé a la niña de lado. Ésta, tocaba mi brazo de metal.
—¿Qué tal la vida? —Le preguntó Tony. —Te asienta bien la ciudadanía.
—Me siento bien siendo una ciudadana común y corriente. —Carcajeó. —Puedo ir al mall tranquila, tomarme un café, conocer gente sin temor a que sepan sobre mi vida y a qué me dedico. —Se encogió de hombros. —Todo marcha bien.
—Es lo mejor, después de todo. —Opinó Rogers. —Con Minerva en tu vida, debes estar exenta de peligros.
___________ asintió mientras sonreía. Más, pude notar un cierto atisbo de tristeza en su mirada. Y no era extraño verlo pues, desde que el papá de Minerva decidió irse en cuanto supo que sería padre, ______________ no era la misma. Nunca supimos hacia donde se había ido, algunos especulaban que fuera del país, otros decían que lo habían visto en la ciudad. Lo cierto era que, su acto de cobardía al enfrentar su responsabilidad, dejó despedazada a _____________. Ella lo amaba, todos lo sabíamos y lo vimos, pero él tal parecía que no lo hacía. Al menos no como ella daba afirmaba que él lo hacía.
—Vamos, Minerva. —Le dijo ____________, tomándola de sus pequeños brazos para desprendérmela de encima. —Es tarde, debemos irnos a casa. —La niña comenzó a gimotear, aferrándose a mi cuello y ejerciendo fuerza para no irse con su madre. —Hija, nos tenemos que ir. Suelta al tío James.
Pero la niña no me soltaba.
—Si quieres puedo ir a dejarte a casa. —Le dije.
—No creo que sea necesario, Buck.
—De verdad lo puedo hacer. No tengo problemas. —Le aseguré. __________ lo dudó por un momento, pero accedió de igual forma.
Tomé mi chaqueta y, con la niña en brazos, nos dirigimos hacia la salida de la torre Stark.
Caminamos por el centro de la ciudad, hablando de diversos temas. ___________ me comentaba sobre su nuevo trabajo en una tierna de ropa. Le gustaba, se sentía a gusto atendiendo al cliente y no asistiendo a misiones donde no sabía si ese iba a ser el último en ver la luz del día.
Realmente le había cambiado la vida, pero, aun así, el brillo en sus ojos no dejaba de ser opaco.
—Gracias Buck. —Me dijo una vez llegamos hasta la puerta de su hogar. —De verdad. Esto, no lo deberías hacer tú, sino el idiota de mi ex novio. —Lanzó un suspiro. ___________ nunca tocaba el tema sobre su ex novio. Siempre lo eludía.
—No hay problema, ____________ —Le dije. Minerva yacía durmiendo en mi brazo. Su rostro descansaba en mi hombro. —Todos queremos a Minerva, es tierna. Dudo que alguien no quiera hacer algo por ella. —Reí.
—Mi pequeña se ganó el corazón de todos ustedes. —Rio de vuelta, más, su risa cesó paulatinamente.
—Oye, no estás sola. —Murmuré. —Pase lo que pase, sabes que estamos contigo. Cuentas con todo el equipo; cuentas conmigo, _____________. Lo que haya hecho ese patán no vale la pena. No es digno de ti. Necesitas a alguien mejor que él, alguien que te proteja y que te ame. Pero, por, sobre todo, que quiera a Minerva, que te acepte tal como eres, con tu pasado y presente...
_____________ parpadeó rápidamente, atónita seguramente ante mis palabras. Y no era extraña su reacción pues, yo me sentía de la misma forma al darme cuenta que había hablado de más.
Me apresuré en hacerle entrega de su hija. Tomé a la pequeña con cuidado, y la desprendí de mi cuerpo. Pero, despertó y comenzó a llorar mientras de su boca, entre llantos, salía una palabra que logró llamar la atención de __________.
—P-papa...—Minerva lloraba.
—¿Papá? —Cuestionó __________. —¿Te ha dicho papá?
—N-no, dijo papa. —Musité.
—En el fondo te dijo papá. —Reiteró ella. —Su 'primera palabra...—Suspiró, abrumada. —Ha dicho su primera palabra al hombre equivocado...
—Y-yo...Será mejor que me vaya.
—Buck. —Me detuvo _________ antes de salir de su casa. —Gracias por tu disposición. Eres un buen sujeto, James Barnes. —Esbozó una sonrisa terna. —Que duermas bien.
Asentí ligeramente, sin siquiera saber qué decirle. En cuanto ___________ cerró la puerta de su hogar, hui lo más rápido posible sin saber cómo sentirme después de lo pronunciado por Minerva.