Capítulo XIV ¿ Qué harías si te invitan a un palacio?

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Por la mañana William despertó un tanto exaltado, miró alrededor casi sin entender en donde se encontraba, lo enterneció recordar que dormía en la cama de Elizabeth, abrazó la almohada  que conservaba su perfume, observaba atento cada cosa que ella atesoraba en esos estantes, podía advertir que no eran simples objetos, todos hablaban de lo que a ella le interesaba, un estante con frascos de perfumes multicolores, había de todas las formas posibles, otro de libros clásicos, y por lo que se podía observar eran primeras ediciones, alcanzaba a leer Jane Austen y siete libros de tamaño pequeño, enlazados con una cinta dorada ¿ quién sería Jane Austen? _ se preguntaba Will_ quién sería esa mujer para Lizzy, ¿Austen? ¿ Ese sería el apellido de su mejor amiga? , era periodista, por ahí era escritora también. El lugar que ocupaban los libros era central entre sus miles de objetos decorativos, era seguro que se trataba de alguien especial para ella.

Siguió observándolo todo famélico por descubrir los secretos que acompañaban a su menuda enamorada desde siempre, quería quedarse todo el día en esa posición, pero eso era imposible. Debía tomar las riendas de su vida, había cancelado su trabajo en Manchester y pensaba recuperar el tiempo en Londres.

Se levantó, buscó algo de ropa menos elegante en su bolso, se cambió, pasó por el cuarto de baño, y bajó rápidamente las escaleras.

Lizzy no estaba por ningún lado, pero su teléfono y cartera estaban ahí, de repente escuchó un ruido en el garaje y se acercó a la puerta y la vio, ella estaba sentada en el piso del lugar, armando unos arlequines de ensueño con colores pasteles, tenían un pelo raro como de plumas,  concentrada en su tarea, él podría haberse quedado para siempre mirándola. Pero un movimiento de Elizabeth lo hizo hablar:

_Hola, no te encontraba, por un momento pensé que me habías dejado aquí.

_En unos minutos iba a subir, a las ocho pasa por mí Tris, necesito treinta de estos para las tres de la tarde, ¿crees que lo lograré?_ dijo ella un tanto angustiada, se había pasado el fin de semana de fiesta y lo había olvidado todo.

_Es muy posible, son bellos tus muñecos, me recuerdas a mi hermana.

Will se había acercado a besar a Elizabeth, que sentía una sensación extraña cada vez que él la tocaba.

_Tengo que irme _dijo rápidamente.

_¿Quieres desayunar? _Lizzy se levantó del suelo.

_ Algo rápido, no te molestes, tengo mucho trabajo y no quiero demorarte _dijo Will condescendiente.

_No es molestia, podemos tomar juntos el desayuno y después... _ella se quedó pensando en qué decir, quería decirle y después "te extrañaré con desesperación hasta que vuelvas a aparecer", pero se contuvo.

_¿Y después?, _dijo él mirándola incansablemente_ extrañarte todo el día hasta que vuelva por ti desesperado, en algún loco momento de la tarde _ sonrió _ ¿tú me extrañarás?_ continuó con confianza.

_Eso creo _dijo Lizzy suspirando.

_Eso espero ¿te quito la respiración?_dijo él sonriendo con un atractivo infartante, eran menos de las ocho de la mañana y  Lizzy ya se sentía exhausta.

_Claro_ dijo ella desentendiéndose de su presumido comentario, lo odiaba por quitarle la respiración, ese comentario era odioso y esa no era la primera vez que él lo hacía, Lizzy se volvía loca pensando en cómo hacer para devolverle sus presuntuosos modales, ¿quién se creía? Si en verdad él era un desesperado de amor, quería decirle eso , pero se contuvo nuevamente, ante su mirada incasabable, era tan seductor y  ella lo último que quería era hacerlo sufrir.

El sueño de William DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora