Capítulo XXX La noche antes de la boda

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 Entre William ,  los cuentos imaginarios de los bebes que había visto en la nursery y su madre horadándole el cerebro con los invitados a la iglesia, Elizabeth quería irse a dormir de inmediato. 

William parecía poseído con el tema de los niños y ella necesitaba más tiempo para pensar en eso, tiempo de él para ella sola, tiempo de ellos juntos, no quería apresurarse. 

William tenía ese sentido de pertenencia que no dejaba de asustar a Lizzy. Ella lo amaba por sobre todas las cosas, pero sentía que debía ir paso a paso, pensaba y  en ese aspecto  se reconocía parecida a su padre.

Su madre por el contrario atolondrada viviendo el mañana, sin poder disfrutar el hoy,  la estaba volviendo loca en el teléfono, Lizzy se agarraba la cabeza al oírla:

_Me alegra que hayas recapacitado Elizabeth Bennet, no te lo hubiera perdonado nunca_ dijo en el tono alto y chillón que la caracterizaba_ iremos a la iglesia y estarás hermosa, no puede robarte eso la hermana de William, ella tuvo su boda, ya la vi en internet, tu estarás más bella porque lo eres, ella es rubia, pero tu hija, eres una hermosa morocha de piel clara, y sabes qué, ya eres hasta más rica, me lo dijo tu padre, te ha donado 40 millones ese Darcy, y lo he pensado, es lo mínimo que te puede dar, él tiene de más, tu padre ha servido de mucho en esta oportunidad, te ha sacado de los líos judiciales y te ha dejado asegurada de por vida. No es que nos importe en nada el dinero de ese hombre, pero las cosas bien hechas son mejor.

Elizabeth no sabía de qué hablaba su madre, frunció la cara, estaban todos absolutamente todos locos de re mate. La madre no respiraba al hablar como de costumbre, y no dejaba de sorprenderla con cada comentario.

La Sra. Bennet seguía hablando sobre su vestido francés, sobre cómo todos la envidiarían porque su hija se casaba tan bien, con alguien tan guapo y adinerado y Lizzy quería cortar.

_Mamá tengo que dejarte, debo descansar, nos veremos a las once en la iglesia. No me llames sabes que jamás atiendo y mañana menos.

_ Eres la misma de siempre Lizzy, una desagradecida de mis apoyos, yo que pensaba ir a ayudarte con el vestido , ¡me dejas afuera de tu vida!

_Vendrá Tris, ella me ayudará con todo, es maquilladora profesional, no necesito nada más, el vestido está listo, no hay nada en que ayudar.

_¡Pero Lizzy!  si te entran dudas, si te da un espasmo, soy tu madre, debo estar a tu lado,  es mi obligación.

_Mamá no tengo dudas, no tengo espasmos son todos tuyos..._ Lizzy se reía.

La señora Bennet interrumpió:

_ ¿Y de tu marido?, no creas que no sé que los vive también, lo sé todo, me lo ha contado la Sra. Reynolds,  creyendo que tú desagradecida confías en mí, yo le he seguido la corriente, así que me he enterado que le has salvado la vida a ese hombre, eso me aterra casarte con ese hombre tan entristecido, de tanta vuelta con el amor, en fin , tú sabrás.

_Mamá te veré en la iglesia_ Lizzy no podía soportar una palabra más, Will la miraba asombrado.

_¡Ya verás! iremos a la iglesia y luego a tu casa, no quedará sin festejo la boda, ¿una niña casada y con un hijo querer romperle la felicidad a mi hija? ¡Metiéndose con mi familia!, intentar interferir en la boda de mi única hija, de ninguna manera, sobre mi cadáver, tú tienes treinta años, tienes que casarte, estás viviendo de arrimada en esa mansión, de ninguna manera, esto se acaba mañana mismo.

_Chau mamá _ Lizzy se sentía superada, oírla era demasiado tensionante, ese día estaba superada de emociones.

La señora Bennet caminaba por su casa haciendo ademanes de todo tipo, y maldiciendo a Georgiana Darcy que según su entender, pretendía con intención arruinarle su momento de gloria, muy convencida de sus dichos, sin la menor empatía por la situación apremiante de la joven le decía al Sr. Bennet las mil una cosas sobre la jovencita que ella no había visto nunca en su vida.

El sueño de William DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora