La noche previa a la navidad había pasado sin sobre saltos. Lizzy y William habían cenado junto a algunos de sus invitados, Anne y su nuevo novio Santiago, un latinoamericano exótico, muy divertido domador de caballos que contaba historias entretenidas sobre diferentes momentos de su vida, Georgiana había estado especialmente interesada en la charla de David, uno de los compañeros de universidad de Will que se hospedaba en la casa por unas semanas, se había ausentado Lady Katherine ya que su vuelo por una tormenta de nieve en Alemania se había cancelado y había decido deliberadamente no viajar ya que consideraba que no había nada que festejar en la vida, nadie se animó a llevarle la contra, ya no tenía sentido.
Will luego de cenar temprano había querido retirarse con la excusa de no se sentirse bien, pero le había confesado a Lizzy mientras caminaban a su habitación que por primera vez en su vida no quería invitados en su casa.
Lizzy acababa de despertar y recordaba las palabras que él había usado:
<< He mentido, me siento perfecto, pero es la primera vez en mi vida que no quiero gente en mi casa para estas fiestas, hace solo un día que vives aquí y lo único que quiero es estar con vos, si hubiera sabido que así era enamorarse, te juro que me hubiera predispuesto a ello antes, es cierto que existe el destino, encontrarte fue algo maravilloso de mi destino. Te amo>>
Luego de eso la había abrazado y besado durante horas sin dejar respirar , sin dejar de decirle cuanto la quería y cuanto agradecía haberla conocido , le había dicho también que quien era ella: una persona de cualidades inigualables, aunque con su temperamento algo difícil habían logrado la combinación justa para que él se decida a no vivir un minuto de su vida alejado de ella.
Lizzy recordaba esto aún sin haber salido de la cama, sentía que vivía dentro de un sueño; pero él no era un sueño, estaba a su lado, respirando suave, descansando tranquilo, sentía que podía pasar el resto de su vida viéndolo dormir, el amor que le tenía le daba la tranquilidad y la calma que necesitaba para afrontar el enorme cambio que se había precipitado en su vida y que recién comenzaba.
No había sonidos aún en la mansión, todos dormían no eran las ocho de la mañana todavía.
Will se movió en la cama y abrió los ojos, enormes y azules, una belleza especial encendía su rostro esa mañana, estiró sus brazos para apoderarse de Lizzy nuevamente y ella no lo detuvo. Así estuvieron por unos minutos, abrazados sintiendo sus cuerpos, sentían que podían permanecer años en esa posición sin moverse, sintiendo solamente que estaban juntos, que podían contar uno con el otro. Un momento de estremecedor , Lizzy podía sentir el latido del corazón de Will en su espalda, tenía la sensación de que ese momento no se borraría jamás de su cabeza, sería la primer navidad de su vida sin su madre y su padre, a pesar de eso se sentía feliz, segura y amada, confiaba en que eso no cambiaría y aunque la magnitud del sentimiento la abrumaba estaba decidida a enfrentarse a lo que la vida le ponía enfrente, por el profundo amor que sentía por ese hombre.
_ ¡Feliz navidad!, _dijo él besando su cuello_es la mejor navidad de mi vida, ¿Tengo mis regalos los quieres?_ dijo dudando mientras acariciaba a Elizabeth que se escondía entre las sábanas reconfortada con sus palabras.
_ ¡No lo sé, en mi casa siempre nos juntábamos a desayunar alrededor del árbol y a desenvolver los regalos!, ¿aquí como lo hacen?_ dijo Lizzy sonriendo y acurrucándose en sus brazos, se avergonzaba de los sentimientos que tenía, estaba desconsoladamente enamorada de ese atractivo William Darcy y él sin el ceño fruncido y enamorado era más apetecible todavía.
_Bajamos al salón y desenvolvemos los regalos, pero este año tengo muchos regalos para ti, como eres no creo que quieras que lo demás lo noten, yo tampoco quiero estar con todos, dime qué hacer_ Will no temía en demostrarle a Elizabeth lo que sentía, se hubiera quedado ahí para siempre.
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El sueño de William Darcy
RomanceWilliam Darcy, un reconocido arquitecto inglés, viaja a Londres por negocios. Bastante confuso despierta una calurosa mañana de julio de 2017 en su departamento de Oxford Street. Sentía ruidos atípicos, todo parecía andar muy rápido, tenía...