De nuevo en la fiesta me siento fastidiado y preocupado por lo que haya visto Roberto.
Desearía encerrarme en mi habitación y morir por inanición.
-¿Por qué tardaste tanto? -Reprocha mi madre.
No respondo y suspiro con fuerza sentándome de nuevo en la mesa familiar. Juan Cruz, gracias a Dios está en la barra tomando un whisky, deduzco por la forma del vaso y el color del líquido.
La orquesta sube la intensidad de la música y se escucha una pieza de Jazz, la trompeta suena fuerte resaltando de los otros instrumentos.
Algunos se levantan de sus asientos e invitan a sus parejas a bailar. Mi padre invita a bailar a mi madre y ella acepta encantada.
La señorita se acerca a mí. Y me invita a bailar también.
Niego con la cabeza.
De veras que no estoy de humor.
-Preferiría caminar. Si no le molesta.
Ella forma una sonrisa, no la veo muy convencida.
Estiro mi mano y ella la acepta de inmediato.
-Hubiese preferido bailar con usted, Jeremías.
Y yo preferiría encerrarme en mi habitación con Lucas hasta que la muerte y el castigo toquen la puerta, hasta que me digan que seré castigado toda la eternidad por haberme encamado con el Monaguillo de la Parroquia.
-Ya tendremos otra oportunidad, no sé preocupe, María.
Ella me sonríe ampliamente y vuelve a mandar señales difusas. Pensé que habían quedado claras las cosas entre nosotros.
-Si usted lo dice -dice, coqueta. Meneando su cuerpo y mostrándome su hombro-. ¿A dónde iremos?
-A caminar.
Solo a caminar.
-El lugar es amplio, Jeremías. Puede ser un poco más específico.
Niego con la cabeza, sin poder darle una respuesta, ya que por el momento no la tengo.
Mi madre nos dedica una amplia sonrisa llena de satisfacción.
Y yo me la quedo mirando, entendiendo lo que ella busca de mí. Que esté con María, que me encame con ella, que la embarace, que tenga millones de hijos, uno más perfecto que el otro. Que sea un hombre hecho y derecho. Lo que ella tanto añora de mí.
Le daré el gusto. Y culparé al alcohol, mis hormonas en ebullición y a Lucas. Sí, a él por haberme besado de la forma en que lo hizo. De haberme tocado así, tan sutil, tan necesitado de mí.
Cercioraré que no hay nada malo en mí, que el estar con María sería una muy buena opción.
-¿A dónde le gustaría ir? -consulto.
-A dónde usted guste.
Salimos hacia el Parque donde se encuentran unas hamacas y un bello rosedal. Jorge es tan sensible cuidando las flores de mi madre. Ella se enrosca en mi brazo y luego me mira con sus bellos ojos achinados.
Todo aquí huele a rosas.
La noche estrellada y la temperatura es la ideal.
Ella se acomoda en la hamaca y la sigo sentando en la otra. Apoya sus pies en la tierra y apenas se balancea.
-¿Dónde estuviste hace un rato, Jeremías? -pregunta, mirando sus pies.
Con Lucas en el establo, besándonos.
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Hacia el camino de la perfección
Historical FictionUna familia estrictamente religiosa, con padres ligados a la alta sociedad. Jeremías un adolescente, retraído, inteligente y por sobretodo; tímido. Conocerá el amor, en el lugar menos pensado y con la persona menos indicada. Y tratará...