—¿Se siente bien, muchacho?
—Sí, profesora. Lamento haberla hecho esperar —contesto con la voz quebrada, y me paro como puedo cayendo de nuevo al piso.
Al ver mi estado la señorita Lorraine corre hacia mí.
Estoy afectado en todos los sentidos, siento mi cuerpo entumecido y un hormigueo en las piernas que crece y se aloja en la boca de mi estómago.
—Debería descansar la clase la damos por finalizada. Vaya a su cuarto y repose un poco —propone con un tono amable.
Delia entra a la cocina y observa a la señora Lorraine, tomándome de la cintura.
—Mi niño, ¿Qué le sucede? —grita, y viene a mí.
—Estoy bien, Delia. Creo que el no haber terminado mi desayuno me descompensó —me justifico.
Hay otra razón más valedera, y se llama Lucas.
—¿Y ahora qué le pasó?
Lo que me faltaba.
—Siempre fue medio mariquita. Lo hace para llamar la atención, desde niño fue así.
—No te atrevas a hablarle así a tu hermano ¡Te lo prohibido, Juan Cruz!
—¿Desde cuándo el personal me da órdenes? Aténgase a hacer su trabajo, para eso se le paga.
Sí pudiese le daría una buena paliza.
¡Desagradecido!
Juan Cruz es el típico niñato a que la madre lo consuela, a veces dudo sin en verdad somos de la misma sangre.
—¿Qué son esos gritos? —Mi padre pregunta e ingresa a la cocina.
—Si no la despides, lo haré yo. Pronto seré el dueño de todo esto. —Se dirige a mi padre, alza la mano y señala todo a su alrededor e intenta esquivar el agarre que le propicia mi padre en su brazo.
—No trates así a Delia. Ella es como mi madre, ten un poco más de respeto.
—Ernesto, no es momento —Delia le dice con su tan característico tono conciliador, mirando hacia la Señorita Lorraine.
Juan Cruz, se zafa del apretón de mi padre y esta vez sí, se va de la cocina.
—¿Qué pasa, Jeremías?
Mi padre viene a mí.
—Cuando lo vine a buscar para que retome su clase, estaba tirado en el piso de la cocina –explica, la señora Lorraine.
—Le pido disculpas por el espectáculo que montó mi hijo mayor hace a un momento.
—No se preocupe, así son los muchachos. —Suena despreocupada, la profesora de francés.
—Delia, cancela todas sus actividades y que la lleven el almuerzo y la cena a su cuarto —ordena mi padre—. ¿Hijo, qué sucede? Tu madre me dijo ayer que te descompensaste en la parroquia.
Mi madre es una gran mentirosa y buena actriz.
—Estoy bien. No es necesario que canceles mis clases.
Prefiero estar ocupado a estar pensando en la depravación que hice con Lucas.
—Como usted lo prefiera, hijo. Sabe que estoy para ayudarlo siempre.
—Gracias, papá —Tomo un buen trago de agua fresca.
—Bueno muchacho, lo dejo. Estoy con Miguel y Lucas, los fui a buscar hace un rato. Si te sientes mejor puedes ir, estamos en el quincho de la finca. Lucas estuvo preguntando por vos, es muy buen chico espero que puedan ser buenos amigos.
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Hacia el camino de la perfección
Fiksi SejarahUna familia estrictamente religiosa, con padres ligados a la alta sociedad. Jeremías un adolescente, retraído, inteligente y por sobretodo; tímido. Conocerá el amor, en el lugar menos pensado y con la persona menos indicada. Y tratará...