(...) porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.Lucas 19:10
-Sí, soy yo -Mi voz es apenas audible y sale sin fuerzas de mis adentros.
Deja todo lo que está haciendo y viene a mí con rapidez.
Suelto mi valija y avanzo acortando la distancia que hay entre él y yo.
Nuestros cuerpos se chocan y me abraza con desespero tomándome de la nuca.
Inspiro con fuerza embriagándome con su frescura y me acomodo en su cuello.
¡Lucas!
Me separa de él y me toma de la cara con fuerza.
-¿Sos vos, Jeremías? -Pregunta, incrédulo abriendo grandes los ojos.
Asiento con la cabeza y toco sus manos con las mías; las suyas se encuentran suaves y tibias a comparación de las mías que las siento sucias y pegajosas.
-Sí, soy yo -susurro-. Soy yo, Lucas.
Me mira a los ojos y busca respuestas que, por el momento, no las tengo.
Mis lágrimas caen sin permiso. Las estuve reteniendo todo éste tiempo; todo éste maldito tiempo.
-¿Qué haces acá? -indaga con la voz suave apoyando su frente a la mía.
Su aliento, su contacto, su olor. Todo él invade mis sentidos.
Acerco mi cara a Lucas y él hace lo mismo.
Lleva sus labios a los míos y yo abro la boca buscando todo; buscando todo en él.
Me arrastra a un costado de la capilla golpeando mi espalda a la pared.
Mi boca lo busca. Lo deseo tanto, lo amo tanto.
Llevo mis manos a su espalda y lo presiono a mí. Él inclina su cadera y siento su erección cerca de mía. Tiro de sus cabellos y él gime en mi boca.
Se separa de mí y yo siento el desarraigo de separarse de él una vez más.
Lo tomo otra vez de la cara y lo traigo a mi boca, buscando su lengua, su deseo.
-Pará, Jeremías, por favor -expresa, agitado. Pone su mano en mi cara y me separa aún más de él. Dirije su mirada al suelo con la boca entreabierta.
Agitado, pensativo y creo que me encuentro igual o más afectado.
Es verdad estamos en la casa del Señor; del maldito Señor. De ese mismo que se encomendó.
-Acá no podemos.
Sonrío esperanzado.
Tiene un aspecto diferente, además de la vestimenta, su semblante es otro.
Me toma de la mano y me tironea, siento que mis músculos no responden y temo desmayarme en cualquier momento.
Cruzamos la parroquia, él avanza delante de mí y camina más veloz que yo. Entramos a un pequeño cuarto que se encuentra en unos de los laterales de la parroquia.
-Esta es mi habitación -explica.
Lo miro y sonrío.
-Lucas, yo...
-No es momento de hablar, Jeremías. No ahora. No ahora que te tengo conmigo. Estás tan... -se queda en silencio y me inspecciona, mi boca se reseca aún más de lo que ya estaba- tan diferente. Qué me aterra pensar el porqué estás así. Sos mío, Jeremías. Sos todo mío.
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Hacia el camino de la perfección
Historical FictionUna familia estrictamente religiosa, con padres ligados a la alta sociedad. Jeremías un adolescente, retraído, inteligente y por sobretodo; tímido. Conocerá el amor, en el lugar menos pensado y con la persona menos indicada. Y tratará...