Me acerco a Travis y me agacho junto a él. Sus pómulos ya han adquirido un tono morado, su tabique se está hinchando y su labio inferior, roto, no para de sangrar.
—Travis yo...
—Prométeme algo—me interrumpe él con un dramatismo exagerado.
—Claro.
—Prométeme que cuidaras a Claudia— siento ganas de reír pero me muerdo la lengua. Algún día Travis me invitara a su boda con esa moto.
—Tranquilo. La... La llevaré al taller.
Travis cierra los ojos y, cuando pienso que nada podría ir peor, la puerta se abre. El Coronel Brown admira la escena mientras sus retinas captan todo tipo de detalle.
—Papá...—me acerco a él. Intento sonreír pero me es imposible al ver su semblante. No tengo ni idea de que decir y tampoco estoy segura de como va a reaccionar él. Lo que tengo claro es que no va a felicitar a Gabriel por tener un buen gancho.
—No digáis nada—dice, haciendo que Gabriel cierre la boca—Ahora vais a subir cada uno a vuestra habitación y yo voy a ayudarle—mi padre mira a Travis y luego se acerca a mi. Puedo ver la decepción brillando en sus ojos. Mierda—Tú y yo hablaremos después.
Sí, habéis oído bien. Mi padre acaba de mandarnos a la habitación «a pensar». Hasta a mi me sorprende que ese sea el castigo. Normalmente yo habría reivindicado mis derechos pero, por esta vez, creo que tiene razón—y no hay nada que desee más que alejarme de ese jardín—. Gabriel tampoco dice nada. Supongo tener el 90% de culpa en lo ocurrido influye en su silencio.
En mi habitación, me dejo caer en la cama con la mirada fija en el techo.
Lo he conseguido. En unos segundos he logrado lo que tanto temía. En sólo unos segundos he decepcionado a mi padre. Al cerrar los ojos un par de lágrimas rebeldes bajan por mi mejilla y, para mejorar el panorama, mi dolor de cabeza persiste.La puerta se abre y White entra en mi habitación. Puede que haya ganado el asalto pero su ojo morado y la ceja rota muestran que él también ha salido mal parado.
—¿Qué haces aquí? Tienes que irte...
Nadie en su sano juicio se atrevería a desobedecer una orden del Coronel Brown. Ni siquiera yo. Gabriel White es un chico valiente o, quizás, un demente.
—Necesito que respondas a algo.
—¿Te arriesgas a venir aquí por una pregunta?
—Es que no lo entiendo...
—Te escucho—tengo verdadera curiosidad en saber cual es la duda que lo ha traído hasta mi cuarto.
—Has creado muros de veinte metros que me impiden llegar hasta ti.—¿solo veinte metros?—Cada vez que intento hacer algo bien me empotro contra una pared. Pero a Travis... Le has abierto la puerta, ¿por qué?
—Es simple. Hay una clara diferencia entre Jones y tú.
Sus esferas azules se tiñen de confusión, con alguna que otra pincelada de cabreo.
—Además de que yo soy mas guapo— eso es totalmente cierto—¿A que te refieres?
—Para Travis solo soy una chica más. De pronto se ha percatado de mi existencia y ha decidido comenzar con su juego. Yo no le intereso. A Travis simplemente le gusta gustar. Pero tú, tú quieres conocerme de verdad y eso es mucho más peligroso.
En cuanto las palabras salen de mi boca me arrepiento. Oculto mis labios tras la palma de mi mano. ¿En qué estaba pensando? ¡Exacto: no estaba pensando!. Seguro ha sido la resaca. Yo Ryan Brown, juro solemnemente que no volveré a probar ni gota de alcohol.
—Ryan, cielo. Tenemos que hablar.
—Dame un minuto papá. Me estoy... Cambiando.
—Mintiendo por mi culpa eh...— Gabriel me guiña un ojo, divertido. Es cierto que es por su culpa pero no encuentro la parte divertida. Desobedecer a mi padre tiene muchas consecuencias y prefiero que White no las descubra.
—Métete debajo de la cama. Vamos, rápido.
—Pasa— abro la puerta, apoyándome en ella, luciendo mi mejor intento de sonrisa.
—Llevas la misma camiseta que antes— mi padre mira sorprendido mi camiseta de Guns N Roses. Con todo lo que ha pasado había olvidado que aún la llevo.
—Cosas de chicas, no lo entenderías.
Ben Brown se adentra en mi habitación y se sienta al borde de mi cama. Me mira fijamente.
—Se que últimamente he estado muy pendiente del trabajo y lo siento...
—Siempre has trabajado mucho.
Aunque hacía años que no le destinaban al extranjero—cosa que agradezco—, aquí tenía trabajo de sobra.
—¿A qué ha venido eso de la pelea? Tú antes no eras así... —mi padre, que nunca ha sido bueno con las indirectas, decide ir al grano.
—Yo no tengo nada que ver en eso—me defiendo.
—Voy a explicarte algo, cielo. Gabriel está aquí porque yo le debo mucho a su padre pero no me parece una buena influencia. Deberías cuidar las distancias.
—Tranquilo papá—odio ver esa mirada de decepción— White y yo no tenemos nada que ver, seguimos caminos distintos.
En el fondo, una parte de mi, desea que algún día esos caminos se junten. Los ojos del Coronel Brown se iluminan y puedo ver un atisbo de sonrisa.
—Te avisaré cuando esté la comida— mi padre me besa la frente antes de marcharse.
Solo cuando Gabriel sale de debajo de mi cama recuerdo que lo ha escuchado todo. Mierda elevada a infinito.
—Gabriel yo...
—No tienes que explicarme nada, ya lo has dejado todo muy claro.
***
Y aquí va el capítulo nueve wattpaders!!
Ya todo se va poniendo interesante, ¿no creen?
No sabéis lo que me emociona ver vuestro voto y vuestro comentario.
Gracias
Gracias
Y más gracias.
L.
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Sentimientos en guerra
Teen FictionMe he esforzado. He entrenado durante años para convertirme en una chica fuerte. Me ha costado mucho construir la coraza que impide que accedan a mis sentimientos. Lo siento, Gabriel White, pero no vas a conseguirlo. No es tan fácil llegar hasta la...