Detrás de un buen ataque siempre hay una buena estrategia. Yo tengo que planificar bien mi táctica. Podría ir y gritar a la cara de White lo capullo que es pero la venganza, aunque se sirve en plato frío, es mucho más divertida. Mi plan es sencillo. Primero debo convencer a White de mi indiferencia. Cuanto más inesperado sea el golpe, mejor. Y, después de un falso discurso sobre impulsos, lo mucho que me gusta ir en taxi y la comprensión, lo he logrado.
Hoy es el día de las puertas abiertas en el gimnasio y yo, que no creo en las casualidades, he convencido a White para que me acompañe. Aquí empieza la segunda parte de mi plan.
Mientras deslizo mis pies por la máquina de correr pienso en como terminar mi jugada. En el mejor movimiento de mi ficha. En mi jaque mate. Y es entonces cuando ocurre lo inesperado.
-Voy a hacer unos largos, quiero probar la piscina.
Ya se, exactamente, lo que voy a hacer. El propio Gabriel White acaba de darme la receta con la que pondré la guinda en el pastel. Pero voy a necesitar ayuda.
Miro a mi alrededor en busca de mi futuro cómplice. Mis pupilas se posan en un chico que monta en una bicicleta estática. De pronto su mirada se levanta y sus ojos dedican tiempo a traspasarme. Su pelo es igual de oscuro que las esferas negras que tiene por ojos. Sus cejas se alzan y es entonces cuando me doy cuenta de que mi cuerpo, sin que yo fuera realmente consciente, ha andado hasta quedar frente a él.
-Hola, me llamo Ryan
-¿Eso no es un nombre de chico?- pues si que empieza bien la conversación con mi nuevo amigo.
-La historia de mi nombre es larga y, si me ayudas, te la contaré-los ojos del chico se abren como platos y, no me extraña, yo también pienso que estoy loca. Pero, por una venganza, merece la pena- ¿Sabes conducir?
-Sí.
-¿Y crees en el valor de la venganza?
El chico suelta una carcajada cuando termino de contarle mi plan. Quizás es por diversión, por curiosidad o por librarse de mi insistencia pero, el chico de ojos negros llamado Jordan, acepta ayudarme.
Caminamos juntos hacia los vestuarios que hay antes de llegar a la piscina. Mientras Jordan vigila yo entro en el vestuario de hombres. Entre los bancos busco la mochila de Gabriel pero no la encuentro. Solo hay cuatro taquillas cerradas: la número 5, la 19, la 22 y la 34. No tengo tiempo para forzar todas sin ser vista así que me arriesgo por una. El 19 de julio es el cumpleaños de White y mi única oportunidad.
Me quito una de las horquillas que sujetan los mechones rebeldes de mi pelo. Juego con ella pero no resulta tan fácil como en las películas. Necesito cuatro intentos y romper dos de mis alambres para abrirla. Al parecer, Gabriel no elige la taquilla en función de su cumpleaños pues la mochila que hay no es la suya. Ahora que tengo práctica puedo abrir otra. 5, 22 o 34. No se muy bien porque pero me decanto por la 5 y esta vez, después de solo dos intentos, la abro. Dentro hay una mochila naranja. La mochila con la ropa de Gabriel.
"La necesitarás hasta que llegue el taxi" es lo que escribo en un papel que dejo sobre su toalla. Saco también su móvil y lo dejo junto a la nota.
En realidad, simplemente, le he devuelto el boomerang. Él me dejó tirada, sola con mi bolso y una manta, después de que mi cuerpo se sumergiera en un lago. Ahora el definido abdomen de White y todos los músculos que forman su cuerpo se han sumergido en la piscina y yo voy a dejarle solo con su móvil y una toalla. El tipo va a aprender lo que es pasar frío y, sobre todo, lo que supone meterse con Ryan Brown.
-¡Ah!-a un hombre de mediana edad se le escapa un grito al verme.
-Vaya, ¿me he confundido de vestuario?-no puedo evitar sonrojarme ante su expresión de horror y, con la mochila bajo el brazo, salgo del vestuario-Se supone que estabas vigilando
-Es la primera vez que participo en el plan vengativo de una desconocida, no soy un profesional-Jordan suelta una simpática risa. Yo me uno a su carcajada. Aunque no le conozco, me cae bien. Ha aceptado ayudarme y, a diferencia de White, no hace preguntas.
Saco las llaves del bolsillo pequeño de la mochila y se las lanzo a Jordan. Voy a cometer la segunda locura de mi día. Voy a dejar que un desconocido me lleve a casa. Tal vez debería apuntarme a una autoescuela.
Como si fuera alguna clase de obra del destino, cuando enciendo la radio suena la canción Revenge, de Pink y Eminem.
"Revenge is sweet"
Y no lo digo yo. Lo dice una simple canción que suena en la radio.
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Hola a todos!!Lo primero quería daros las gracias. ¡¡Hemos llegado a 1K!! Aún no puedo creerlo. Sois increíbles❤
Este capítulo va dedicado a una amiga que me ayudo mucho a inspirarme. Sin ella, no habría podido escribirlo.
Espero que te guste. No olvides darle a la estrellita⭐
Os quiero,
L.
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Sentimientos en guerra
JugendliteraturMe he esforzado. He entrenado durante años para convertirme en una chica fuerte. Me ha costado mucho construir la coraza que impide que accedan a mis sentimientos. Lo siento, Gabriel White, pero no vas a conseguirlo. No es tan fácil llegar hasta la...